EL MARIDO DE MI HERMANA
CAPÍTULO 6.
Luca pasó su pulgar sobre mi labio enviando toques eléctricos por mi columna, mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de como me miraban sus ojos.
—Si no te sientes cómoda di alto, te escucharé incluso si susurras.
Asentí entrecerrando los ojos. El deseo había nublado mi razón, pensé; si esto es lo que tenía que pasar, que así sea.
Sus cálidas manos acariciaban el interior de mis muslos, su aliento cálido estaba entre mis piernas entonces comprendí que estaba de rodillas. Levantó la mirada unos segundos y susurró.—Aún me puedes detener.
Negué, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, tenía mi aprobación. Sus dedos hicieron a un lado los shorts de la pijama con bragas incluidas, levanté un poco mi cadera y la eché hacía atrás apoyándome en mis hombros. Entonces sus manos separaron mis piernas y su lengua se resbaló sobre ese punto que era tan sensible, joder, arqueé la espalda porque eso fue muy intenso. Hizo círculos sobre él con la lengua, mordí mi labio con fuerza tratando de callar un gemido, su lengua subía y bajaba, se movía de una manera que provocaba mil sensaciones en mi cuerpo, eran tantas que era incapaz de nombrarlas.
Él sonrió y continuó dándome placer, su maldita lengua se movía de una manera que me volvía loca una y otra vez, succionó justo ahí en ese punto que hacía que mis rodillas se doblaran, enredé mis dedos en su cabello apretándolo con fuerza, sentí que mi cuerpo empezó a retorcerse; algo me quemaba por dentro. Levantó la mirada una sucia y malvada mirada, movió los labios diciendo.
—Arde chispita, arde.
Entonces su lengua se movió más deprisa, sentía que iba a estallar y de repente una sensación aturdió todos mis sentidos borrando todo lo que pasaba a mi alrededor, me retorcí y gemí, con un último movimiento de su lengua caí abrazando un orgasmo, mi primer orgasmo, vaya que se sentía genial, no existía una palabra que lograra describir como tal la sensación, era algo que solo se podía disfrutar al sentirse. No podía cerrar las piernas ni moverme, era realmente intenso.
Retrocedió un paso mientras se relamía los labios saboreando hasta la última gota. Intenté enderezarme. Sus ojos le ardían, tomó respiraciones rápidas.—Que rico sabes —sonrió con malicia—, acabo de saborear tu fuego mi chispita y ardes.
Me sujetó de las caderas ayudándome a bajar, sus pulgares se enredaron en los mechones de mi cabello retirándolos de mi rostro.
»Recuerda que puedes decir "basta" y me detendré.
Dentro de mí había una sensación ardiente que no se podía apagar. Lo miré a los ojos olvidándome de la vergüenza, empecé a bajar la mirada deteniéndola justo en el gran bulto que se marcaba en medio de sus piernas, sin pensarlo bajé la mano hasta la cintura de su bermuda, sus músculos se tensaron, metí un dedo y empecé a moverlo a lo largo, él no se movió, solo me miró muy atento como esperando mi siguiente movimiento.
—Llegó la hora de ver tu tatuaje de cerca.
Bajé la mano por encima de la bermuda y acaricié su erección, me detuve unos segundos mientras pasaba saliva, se sentía tan duro. Lo acaricié un poco más, un gruñido se escapó desde el fondo de su garganta entonces sin que él lo esperara me puse de rodillas.
Ni siquiera yo sabía qué carajos estaba haciendo, sólo que la maldita curiosidad me estaba comiendo por dentro, bueno y todas esas cosas que él me había provocado. Me sujetó de la barbilla obligándome a levantar mi rostro y mirarlo.
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©EL MARIDO DE MI HERMANA. l
RomanceEL MARIDO DE MI HERMANA. Sinopsis. Dicen que hay amores que están predestinados a estar juntos sin importar el tiempo o las circunstancias. Yo siempre soñé con tener un amor bonito, de esos que llenan todas tus expectativas, de esos que salen en las...