Capítulo 28

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El marido de mi hermana.

Capítulo 28

Tres meses después...

El bullicio de Nueva York en diciembre tenía un encanto especial. Las luces navideñas iluminaban las calles y el aire frío traía una sensación que me encantaba. Incluso los recuerdos de personas importantes que ya no estaban conmigo. A veces escuchaba de mamá cuando hablaba con mi tía que a Luca le estaba llendo de maravilla. Eso me daba mucho gusto.

Estaba en la terraza disfrutando del aire frío cuando sonó mi móvil. Apenas vi el nombre en la pantalla, quise aventarlo. Sí, era Vanessa. Me contó que Alan había sido invitado a una cena exclusiva con un cliente muy importante, un magnate del diseño de interiores de Milán que buscaba colaborar en un proyecto innovador. Era una oportunidad única para la carrera de él. La reunión se llevaría a cabo en un exclusivo restaurante de Manhattan.

—¿Yo qué tengo que ver ahí? —pregunté con frustración.

—Se me presentó algo, todo salió a última hora y no puedo cancelarlo. En la invitación dice claramente que debe ir acompañado por su esposa. Ale, necesito que vayas tú en mi lugar, esto es demasiado importante para Alan.

Me quedé en silencio unos segundos tratando de procesar lo que estaba escuchando.

—¡Qué mierda, Vanessa! —exclamé molesta—. ¿Te estás escuchando? Alan siempre está dispuesto a apoyarte en tu trabajo, nunca puedes llegar a nada a tiempo, y ahora que es su turno, es algo importante para él, tú no puedes acompañarlo. No me jodas, no seas egoísta. Además  tú acabas de decirlo, su esposa…

Escuché su respiración…

—Lo sé, no me regañes. Pero de verdad se sale de mis manos —susurró—. No lo entenderías.

Empecé a caminar de un lado a otro.

—Tienes razón, no entiendo una mierda.  ¿Ya le avisaste? ¿Qué te dijo?— Su silencio lo decía todo.—¡Jódete! No puedo creerlo —gruñí molesta.

—Si lo llamo se va a molestar, ya lo conozco. Va a querer cancelar todo y no quiero que pierda la oportunidad.

—Y yo tengo que dar la cara por ti —afirmé.

—Por favor, Ale. Sabes lo importante que es esto para él. Si no fuera así, no te lo pediría —dijo  con  urgencia y disculpa en su voz.

Suspiré, tratando de contener mi frustración. Sabía que Alan merecía esa oportunidad, a pesar de mis sentimientos encontrados, no podía dejar que la perdiera por la irresponsabilidad de mi hermana.

—Está bien, iré. Pero esto no se queda así, Vanessa. Tienes que empezar a cumplir tus compromisos —dije resignada.

—Gracias. Te prometo que haré todo lo posible por cambiar esto —respondió con alivio.

Cerré los ojos tratando de calmarme. Sabía que esa noche sería un desafío más para mis emociones. Me preparé para lo que se avecinaba.
Me dijo que la cena era a las ocho, que tratara de llegar antes.  Lo que más me enfureció fue su descaro, me dijo que estaba por llegar un paquete para mí. Efectivamente justo después de colgar me llegó. Tuvo tiempo de enviarme un vestido y no para hablar con su esposo y contarle. Como siempre ella ya lo tenía todo planeado.

Era un vestido negro largo, elegante, escote en busto, tiras en X en espalda, falda corte en A y tul, abertura en piernas. Acompañé el atuendo con un abrigo largo para protegerme del frío.
Unos tacones y un maquillaje discreto.

Respiré tantas veces antes de subirme al taxi, los pensamientos en mi cabeza parecían olas que no se detenían. Antes de bajarme del taxi vi a Alan en la entrada del restaurante, llevaba un traje oscuro que lo hacía ver increíblemente varonil y elegante. Parecía nervioso, miraba el reloj; la estaba esperando. Me bajé del taxi y caminé hacia él, nuestras miradas se encontraron, hubo algo en su mirada que no pude descifrar porque al instante la furia se apoderó de sus ojos, estaba muy molesto. Soltó una risita sarcástica.

©EL MARIDO DE MI HERMANA. lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora