capítulo 13.

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EL MARIDO DE MI HERMANA

Capítulo 13.

Cuando sus labios se encontraron con fiereza su autocontrol se iba desvaneciendo. Luca reclamó sus labios hasta dejarla casi sin respiración, las manos de Alexia empezaron a descender, Luca la atrajo hacia él abruptamente poniendo sus brazos alrededor de su cintura inmovilizándola. Susurró en su oído con dulzura.

—Mi chispita, la pasión y el deseo es una mezcla peligrosa que puede nublar la razón, mucho más si lo mezclamos con alcohol. Yo no puedo dejarme guiar por el corazón y tú tampoco. No existe una manera decente de rechazar a una belleza como tú, más sintiendo lo que siento…. —Esas últimas palabras salieron en un susurro apenas perceptible.

Luca empezó a enjabonar su cuerpo.

»Yo no quiero crear momentos contigo de los cuales luego te arrepientas, todos los momentos que pasamos juntos quiero que sean solo de bellos recuerdos sin arrepentimientos.


          *☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆*☆

Narra Alexia.

Lo empujé contra la pared buscando sus labios con avidez, me miró a los ojos, podía percibir la pasión y el deseo recorriendo todo su cuerpo. Sus manos se deslizaron por el interior de mis muslos, mi cuerpo lo pedía a gritos, me besó mientras presionó su manos entre mis piernas, sus dedos se clavaron profundamente haciendo que gimiera en su boca. Los sacó y los volvió a empujar hacia dentro con más fuerza, grité, me dejó sin aliento. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuándo sentí la punta de su dura carne empujándome en lugar de sus dedos. Cuando empujó hasta el fondo me retorcí y grité clavando mis uñas en su espalda, todo se nubló a medida que él se movía, sus embestidas eran duras y profundas, chillé mientras me acostumbraba a la nueva invasión, era doloroso. Los pensamientos se desvanecían en oleadas de calor, sus movimientos fuertes y profundos me llevaron a la locura…

Me movía de un lado a otro, como dando vueltas en la cama, sentía calor y las gotas de sudor bajaban por mi frente recorriendo mi mejilla haciendo un camino por mi cuello hasta mi pecho.
Intenté abrir los ojos, pero los sentía tan pesados, parecían pegados con algún tipo de pegamento. Me dolía el cuerpo de una manera desagradable, me molestaba el cuello, me zumbaba la cabeza,  al moverme un chillido se me escapó. Sentí que la cabeza se me iba abrir en muchas partes, moví la mano aún con los ojos cerrados, abrí los ojos de golpe y me quejé, miré a mi alrededor, al menos lo intenté, no había dudas; esa no era mi casa.

Intenté recordar qué había pasado la noche anterior, pero solo habían lagunas, bajé la mirada y solo tenía puesta una camisa de Luca, arrugué la tela de la camisa con mi mano, por un momento el corazón abandonó mi cuerpo, ¿qué demonios había hecho? ¿por qué no recordaba nada? La sangre se me congeló, cerré los ojos con fuerza y pellizqué el puente de mi nariz intentando recordar. Entonces llegaban fragmentos borrosos, besos, caricias, el baño, la pared, calor y …. No podía recordar.

—Buenos días.

Abrí los ojos, Luca cruzó el umbral con una charola en las manos. Ladeó la cabeza, su mirada intensa hizo que se me cortara la respiración. Tardé unos segundos en recomponerme, ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Esas imágenes se repetían en mi cabeza, cerré las piernas tratando de averiguar si sentía dolor. ¿Me había acostado con él? ¿Cómo llegué tan lejos?

»Te traje algo de comer y un poco de jugo.

Dejó la bandeja junto a la cama. Sonreí sin mirarlo a los ojos, sentí las mejillas arder, no tenía recuerdos, así que imaginé muchas cosas. Me cubrí el rostro con las manos y empecé a respirar.

©EL MARIDO DE MI HERMANA. lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora