capítulo 16.

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EL MARIDO DE MI HERMANA.

Capítulo 16.

Bailamos hasta que dejé de sentir los pies, tal cual como yo quería.  Cuando llegamos a su edificio, no podía dar un paso más y no porque estuviera borracha, por increíble que pareciera estaba sobria, solo que me dolían los pies. Así que Luca me tomó en brazos como si fuera una muñeca y me cargó. Me dejó sobre su cama, se hincó de rodillas y empezó a desatar las correas de mis tacones. Lo detallé en silencio, cada movimiento, cada roce, cada gesto y así definitivamente también era el lenguaje del amor. Así que sentí miedo de escuchar la respuesta a la pregunta que le había hecho.

Me tumbé en la cama y le hice señas para que se acomodara junto a mí, apoyé mi cabeza en su pecho y su corazón latía de una manera tan diferente, incluso podría jurar que su respiración se pausaba, ¿eran efectos del alcohol? Pues él había tomado más que yo. Estaba tan cansada, ya no pensaba en nada, mis párpados empezaron a cerrarse hasta que me fundí en un sueño profundo.

Pasé por casa de Lara como era mi costumbre para irnos juntas a la universidad.

—¿Y esa cara? —Ese fue el saludo que me dio.

Hice una mueca exagerada de fastidio.

—Es la única que tengo.

Se cruzó en mi camino con una clara señal de; escupe todo. Aspiré aire frenéticamente mordiéndome el labio inferior en el proceso y le conté todo. Abrió la boca en un gesto exagerado y luego se puso muy seria.

  —Eso solo es una clara señal; olvídalo y aléjate de él. El Mr Sexy le pertenece a tu hermana y jamás tendrás una oportunidad con él.

Eso era algo que yo sabía, de verdad quería creer que lo que yo sentía no era más que solo atracción física. Tal vez estaba confundida, necesitaba reorganizar mis sentimientos. 

En mi casa solo se hablaba de ese tema; la boda de mi hermana. Empezaron a planear todo, siempre inventé excusas para mantenerme al margen, de verdad me daba gusto por Vanessa, pero mi hipocresía no llegaba hasta el punto de ayudarle con los planes de su boda. Hacia todo lo posible por no cruzarme a mi «Cuñadito»

Recuerdo ese viernes que llegué de la universidad en la tarde, todos estaban reunidos en la sala incluido él, quise seguir a mi habitación, pero mamá me llamó.

—Hija, ven, acércate.

Por las expresiones de sus rostros al parecer celebraban algo. Saludé con un pequeño movimiento de cabeza. Mi hermana se levantó y me abrazó por la espalda.

—Ya le pusimos fecha a la boda —chilló.

Sentí un escalofrío que bajó por mi espina dorsal. Intenté sonreír con naturalidad.

—Me da mucho gusto, felicidades.

Fue la única estupidez que se me ocurrió decir.

—Buscamos una fecha que se pudiera acoplar fácilmente para que la familia de mi chiqui pudiera viajar.

Y a mí qué carajos me importa; pensé.

—Me da gusto.

Que podía hacer, al parecer en ese momento en mi vocabulario no existía otra palabra que no fuera me da gusto. Era patético. Vanessa me apretó con fuerza y empezó a hacerme ojitos, no sabía porqué, pero presentí que algo bueno no saldría de su boca.

—Espero que no te importe la fecha.

Elevé una ceja en un gesto de incomprensión.

—¿Por qué habría de molestarle? —agregó mamá —, será celebración doble.

©EL MARIDO DE MI HERMANA. lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora