El marido de mi hermana.
Capítulo 24.
La noche anterior se me hizo demasiado corta. Llevaba varios minutos sentada frente al espejo inhalando y exhalando. Acompañé mi atuendo con un maquillaje claro que resaltaba mis rasgos sin ser demasiado llamativo. Dejé mi cabello suelto con algunas ondas naturales, dándole un aspecto elegante, pero relajado. Estaba decidida a enfrentar la cena con la mayor confianza posible, ignorando que muy en el fondo estaba nerviosa.
Llegamos a casa de Vanessa donde fuimos recibidos por ella y su esposo. Intenté ignorar al Mr Sexy. Él llevaba un traje bien ajustado que resaltaba su figura atlética, combinado con una camisa blanca. Su cabello corto y desorganizado de manera casual, pero elegante, una ligera barba impecable que cubría su rostro, su sonrisa segura y amigable completaba el conjunto haciéndolo ver demasiado guapo y atractivo. Y sus labios… Contrólate; me repetí.
—Bienvenidos —saludó Vanessa con un abrazo corto. Me miró—. Que vientos tan fuertes, hasta donde te han traído.
Soltó una risita y me volvió a abrazar.
—Eres una exagerada —intenté sonreír.
Saludé a Alan con un breve movimiento de cabeza, tratando de mantener el contacto visual al mínimo al igual que el contacto físico. Nos hicieron pasar a la sala, donde nos sentamos en un sofá. Traté de mantener una distancia adecuada entre nosotros, aunque su presencia seguía perturbando mi paz.
—Me da tanta felicidad tenerlos aquí, mi chiqui y yo preparamos una cena deliciosa.
«Chiqui, pensé que ya no le decía así»
—Hija, nos tienes en ascuas, adelántanos un poquito —comentó mamá con curiosidad.
—Mamá, no seas curiosa. Acaban de llegar.
Mis padres tenían la ilusión de que la noticia fuera que serían abuelos, estaban muy emocionados. Yo, no quería pensar en nada.
—Ale, ¿dónde dejaste a ese guapetón? —inquirió Vanessa con curiosidad—. ¿Será que por fin la bebé de la casa piensa en el matrimonio?
Levanté la mirada y encontré la suya, la piel se me enchinó.
—Está trabajando —sonreí.
—¿Y en qué trabaja ese guapo?—Vanessa miró a Alan y le guiñó un ojo—, tú sabes mi chiqui que solo tengo ojos para ti.
—Es flair bartender y no cualquiera, el mejor —dije con una sonrisa.
Mi papá soltó una risita llamando la atención de todos.
—Lo extraño sería que se dedicara a otra cosa —dijo con sarcasmo.
Golpe bajo. Se formó un silencio incómodo, pasé saliva y luego sonreí.
—Por supuesto, dónde más podría conocerlo si no en un club.
Me dolió, pero no iba a demostrarlo, cuando volví la mirada al frente fue que me di cuenta que por alguna razón él me estaba mirando. Vanessa carraspeó tratando de cortar el pesado silencio .
—Necesito más detalles, tenemos que organizar una salida de chicas y chismes —soltó una risa exagerada de esas que mostraban sus perfectos dientes blancos.
Alan se incorporó y me miró directamente a los ojos. Por un momento, me sentí atrapada en su mirada, sin poder apartar los ojos de los suyos. No sabía cómo hacer para mantener la compostura.
—¿Por qué no pasamos al comedor? —propuso Alan acabando de romper el silencio incómodo.
Su voz era suave, pero firme y parecía querer continuar la velada, era como si se hubiera dado cuenta de mi incomodidad, ¿o yo lo imaginé? Lo primero que se me pasó por la cabeza fue; será una noche muy larga.
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©EL MARIDO DE MI HERMANA. l
RomanceEL MARIDO DE MI HERMANA. Sinopsis. Dicen que hay amores que están predestinados a estar juntos sin importar el tiempo o las circunstancias. Yo siempre soñé con tener un amor bonito, de esos que llenan todas tus expectativas, de esos que salen en las...