Últimamente Aline sentía nostalgia del pueblo donde había crecido, extrañaba ir a dormir por las noches oyendo el murmullo del viento pasar entre los altos árboles y abrir las ventanas por la mañana sintiendo el fresco aroma de la tierra mojada inundando sus fosas nasales. A veces le parecía que había sido hace tanto tiempo, casi en otra vida, cuando se iba junto a los otros niños del pueblo al bosque a jugar y se pasaba la tarde junto a ellos pretendiendo ser exploradores en tierras míticas, buscadores de tesoros ancestrales, cazadores de animales inexistentes o comandos militares en una peligrosa misión, cualquier idea resultaba una buena excusa para treparse a los árboles, esconderse unos de otros, asustar a los más temerosos y reír hasta más no poder.
Durante los primeros meses de clases, Aline había conseguido sentirse contenta en su nuevo colegio, con su nuevo grupo de amigas. Esas chicas le recordaban mucho a las amigas que había dejado en su pueblo, amables, solidarias, amistosas y alegres, siempre atentas a que todas estuvieran bien y encontrando a cada instante un buen motivo para reír.
Se divertía mucho escuchando las conversaciones de Vanesa y Loreto, dos de sus nuevas amigas, que dedicaban gran parte de su tiempo a compartir impresiones sobre las diversas teleseries que veían. A ellas les encantaban las historias románticas y tenían la habilidad de encontrar el romance en cada actividad que realizaban. Loreto había iniciado una relación con un chico mayor por el que suspiraba todo el día y Vanesa era una enamorada del amor, que cada día juraba amor eterno a un chico cuyo nombre no recordaba al día siguiente.
Su otra amiga nueva se llamaba Melisa y era la chica más dulce, amable y cariñosa que Aline hubiese conocido. Melisa era muy popular entre sus compañeros, todos querían estar cerca de ella, pues la forma agradable en que se comportaba, hacía imposible no sentirse alegre a su lado. El papá de Melisa era un empresario muy trabajador y adinerado, que ponía a disposición de su hija todo lo que quisiera, aunque por su carácter, ella necesitaba muy pocas cosas para ser feliz, lo que hacía fácil olvidar que vivía rodeada de lujos.
Fueron las chicas quienes la animaron a unirse al equipo de porristas, donde todos los años que pasó trepándose a los árboles y saltando entre los arbustos, le ayudaron a destacarse como una gimnasta talentosa, capaz de hacer varias piruetas y giros sin detenerse, para terminar en la cima de una pirámide humana esbozando una tremenda sonrisa en su rostro, lo que según le dijeron sus nuevas amigas, era todo el secreto de las porristas, conseguir el valor para sostener una gran sonrisa aunque todos los ejercicios y la coreografía resultaran mal.
A pesar de que tenía un buen grupo de amigas, Aline extrañaba muchísimo a Diana, su mejor amiga de toda la vida, con la que ahora sólo mantenía contacto por mail. Ella era la única persona a la que Aline le había contando sobre su afición por contemplar el cielo nocturno en busca de algún suceso extraordinario, que le ayudara a demostrar que no es posible que estemos solos en la inmensidad del universo. Su amiga se había entusiasmado tanto con la idea que acabó sumándose a las exploraciones nocturnas, afirmando que en algún momento descubrirían algo extraordinario.
Por eso, cuando los Universales la eligieron y le entregaron su misión, Aline se sintió tan emocionada que quiso escribirle de inmediato, contándole sobre el pequeño planeta que guardaba en su cajita de música, pero al sentarse a hacerlo, las palabras se le enredaron y por más que se esforzó por dejarlas salir, ninguna logró pasar de su pensamiento al teclado. No se imaginaba que iba resultaba tan difícil contarle que no estamos solos en el universo, que al contrario, estamos tan acompañados que existen seres dedicados a cuidar que todo funcione bien entre nosotros, pero luego de intentarlo por semanas, optó por mantener silencio y hablarle de las otras cosas que sucedían en su vida, lo que también se volvió un problema, pues en su vida no estaban sucediendo muchas cosas, ya que guardar un secreto tan grande le había traído serias dificultades para relacionarse con sus nuevas amigas.
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LA GUARDIANA
FantasyAline acaba de llegar a la ciudad y pensaba que hacer nuevos amigos en su nuevo colegio iba a ser el desafío más importante de su año. Sin embargo, ese sería la menor de sus dificultades cuando los Guardianes Universales, unas entidades superiores q...