2. Sorpresas de Cumpleaños (parte 2)

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Ignacio se enjuagó la sangre del rostro y se sentó en el piso del baño con los ojos cerrados. Aline se arrodilló a su lado, puso la toalla suavemente sobre su nariz y comenzó a acomodarles los oscuros cabellos que caían en su frente, como hacía su mamá cuando ella estaba enferma. Ignacio abrió los ojos y tras darle una breve y suspicaz mirada, enfocó su vista en el techo.

Aline que tan solo unos minutos antes se había negado a dirigirle la palabra, ahora no sabía como empezar a hacerlo. No estaba segura de cómo había llegado Ignacio a romperse la nariz, pero se recordaba muy enojada con él justo antes y sabía que en ese momento había deseado golpearlo con fuerza.

– ¿Yo te hice esto? –preguntó al fin.

“Si”, le contestó Ignacio directamente en su cabeza, porque la toalla en la cara no lo dejaba usar la boca.

La verdadera responsabilidad que tenía en la situación, cayó sobre ella como un balde de agua fría.

–Lo siento –dijo sintiendo que iba a empezar a llorar –. No sabía que podía hacer algo así.

Los ojos de Ignacio se volvieron hacia ella, que agachó la cabeza para que no la viera llorar.

“No llores”, pensó Ignacio. “No es tu culpa”, pero Aline no podía dejar de llorar.

–Ya estoy bien, mira –Ignacio sacó de su rostro la mano con la que Aline sostenía la toalla y le mostró como su nariz se veía igual que antes –. ¿Ves?, es una de las ventajas de no ser completamente humano, mis heridas sanan antes.

Aline, que nunca antes le había hecho daño a nadie, continuó llorando silenciosa y arrepentida.

–Además, fui yo quien te hizo enojar –declaró Ignacio.

– ¿Cómo sabes que estaba enojada? –preguntó Aline secando sus lágrimas.

–Porque tu furia me golpeó –dijo Ignacio como si resultase obvio –. Las emociones son energía y cuando una Guardiana tiene una emoción muy fuerte, puede liberarla como energía pura. Eso hiciste conmigo, lo que no entiendo es ¿Por qué estas enojada conmigo?

Aline a penas recordaba por qué se había enojado con él en primer lugar y tras reflexionar unos instantes dijo:

–Porque pensé que seríamos amigos.

– ¿Amigos? –se extrañó Ignacio –. Yo no tengo amigos, te lo dije.

La respuesta fue tan sorpresiva y rotunda que Aline se quedó perpleja.

–Mi misión es cuidar de ti –añadió –. Soy tu Protector.

Ante la indiferencia de Ignacio, la rabia afloró en su interior una vez más y decidida a no volver a causarle daño, se levanto del piso y salió del baño.

– ¡Espera! – dijo Ignacio siguiéndola –. ¡Tengo que decirte algo más!

Pero Aline no estaba dispuesta a escucharlo, no entendía como dos personas que compartían algo tan especial no podían ser amigos y aunque la forma de pensar de Ignacio pudiera deberse a que no era completamente humano, ella no estaba dispuesta a averiguarlo en ese momento. Cuando llegó al ventanal que daba al patio, perseguida por Ignacio, apareció Melisa.

– ¡Ali! – la detuvo su amiga –. Cristóbal se acaba de ir, me pidió que lo despidiera de ti –dijo haciéndole un guiño –. Veo que estas mejor –sonrió al ver a Ignacio –. Están todos afuera esperando los fuegos artificiales, yo voy por una vendita para tu nariz y vuelvo.

Aline continuó su carrera directo hacia su grupo de amigas y se paró junto a ellas, sabiendo que Ignacio no se atrevería a seguirla hasta allí.

LA GUARDIANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora