Romanogers little and big One Shots

23' Mala conducta

Capítulo dedicado a @zixmryxx porque siempre me hace reír con sus comentarios JAJAJA 🤩

Natasha había olvidado las llaves de la camioneta y debido a ello Steve esperaba furioso bajo la lluvia.

La pelirroja era excepcional como espía y agente, siempre pulcra en su técnica, siempre sigilosa. Sin embargo era tan olvidadiza como un conejo y aquello se veía reflejado aquella oscura noche en la que llovía a cántaros y la pelirroja había que tenido que volver a la base de HYDRA por las llaves de la jeep negra que esperaba al costado del Capitán.

Steve, cada segundo un poco más empapado con la fría agua que caía del cielo, golpeó el capó de la camioneta con violencia haciendo que el sonido de su puño contra el metal resonara por todo el lugar.

Ni siquiera su escudo, que en aquellos momentos servía de paraguas, podía evitar que las piernas se le empaparan con la helada agua que caía sin dirección específica.

Aquello no era una tormenta, de eso estaba seguro, era probable que incluso fuese un monzón por la violencia con la que el agua caía y el aire fluía y aquello no era en absoluto bueno. El rubio sabía que tendrían que esperar a que el agua se calmara si no querían que a medio camino la camioneta se descompusiera. Tan terrible estaba todo.

Steve estuvo a punto de soltar un sin fin de maldiciones, cuando entre la neblina pudo ver que su compañera de origen ruso se acercaba corriendo a toda velocidad intentando huir del agua.

Cuando la pelirroja estuvo lo suficientemente cerca, lo primero que hizo fue esconderse dentro del escudo del capitán para rápidamente clavar la llave en la cerradura y abrir la puerta de la camioneta de un tirón para montarse en ella dejando a Steve afuera en el agua.

Rogers, completamente indignado ante las acciones de Natasha, golpeó la puerta una vez más y después corrió al otro lado de la camioneta para entrar por la puerta del piloto.

Dentro del vehículo -el cual perecía tener la temperatura de una isla paradisíaca en comparación con el exterior- Natasha reía ante la broma que le había jugado al Capitán al dejarlo afuera.

Steve por su parte miraba a la rusa con ojos violentos. Si las miradas mataran, Natasha ya estaría tres metros bajo tierra.

Cuando Natasha dejó de reír, y el agua chocando contra el metal del vehículo era lo único que se escuchaba, la pelirroja no pudo evitar rodar los ojos.

—Fue una broma, Rogers —dijo de una manera bastante ruda—. Ya puedes dejar de mirarme así.

Steve resopló con molestia y se giró hacia el frente. Odiaba cuando Natasha se ponía sarcástica, nunca podía contradecirla ni ganarle una simple discusión. Le era tan molesto que prefirió apretar los labios en un intento de esconder todo su enojo.

Natasha, ante el silencio de su compañero, resopló con molestia.

-Sabes que no fue mi culpa, Rogers -continuó- las llaves no se me habrían olvidado si no hubieses estado gritándome por el intercomunicador que fuera detrás de Wagner.

Esta vez Steve se giró con indignación hacia la agente.

-¿Entonces insinúas que fue mi culpa? -preguntó sin creerse las palabras de Natasha.

¡Ahora resultaba que había sido su culpa, qué ironía!

-Pues sí -afirmó Natasha encogiéndose de hombros.

Con tales palabras la paciencia del Capitán se terminó y lo único que pudo hacer para controlar su coraje fue desabrocharse el cinturón de seguridad, abrir la puerta y salir de nuevo a la tormenta donde se dirigió bajo un árbol y golpeó el tronco con el puño.