17' Una promesa es una deuda

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Este Shot se desarrolla poquito después de Ultron, para que puedan entender todo lo que está pasando, las amooooo♥️

Hablar sobre mí no se me daba muy bien.

Digamos que más que ser tímida, todo lo que formaba parte de mi pasado era trágico y dramático. Siempre que hablaba un poco de él, las personas terminaban apenadas sin palabras en la boca disculpándose por cosas que ellos ni siquiera habían hecho.

Me tenían lástima, y yo no podía soportar eso. El sentimiento de causar pena a las demás personas me era tan molesto como una piedra dentro de mis zapatos. Por eso siempre me limitaba a hacer preguntas a los demás, saber de su vida, ser empática y hablar de mí misma lo menos posible.

Pero con él todo podía ser diferente, podía hablar sin sentirme como una niña pequeña, podía reírme de mi pasado, fantasear con el futuro, podía incluso permanecer en total silencio y jamás sentirme incómoda.

Steve era diferente.

Me permití tomar una de sus manos y la llevé a mi regazo jugando con sus dedos. Él miraba algún punto en el horizonte sin darle mucha importancia al roce de nuestras manos. Nos encontrábamos en la azotea de la mansión, era un poco tarde y el sol no tardaría en esconderse, hoy era un día ocioso, así que habíamos decidido compartirlo.

Suspiré.

—Cuéntame sobre Peggy —pedí en un tono de voz cauteloso.

Steve al escuchar aquella petición simplemente bajo su mirada a nuestras manos unidas e igual que yo había hecho segundos antes, soltó un nostálgico suspiro.

—¿Qué quieres saber de ella?

Me encogí de hombros mientras miraba su mano. Era grande y tenía cicatrices en ella, principalmente en los nudillos. A pesar de aquello eran incluso más suaves y cálidas que las mías, era como si sus manos fueran un reflejo del interior de Steve. Continué con mi labor de juguetear, primero con el pulgar, después con el dedo índice hasta terminar con el meñique.

—No lo sé. ¿Cómo la conociste?

Steve devolvió su mirada al horizonte.

—Ella vino desde Inglaterra a Nueva Jersey a formar parte del equipo que entrenaba a los nuevos reclutas. La conocí una mañana mientras todos nos ejercitábamos.

Al imaginarme aquello me fue imposible no sonreír. Steve tampoco solía hablar mucho sobre su pasado, nunca lo hacía, de hecho.

—¿En ese entonces ya eras Capitán América?

Steve sonrió con un deje de tristeza y después me miró a los ojos. Negó con su rostro.

—Solo Steve Rogers. El joven débil de baja estatura y con muchas alergias.

Solté una risita casi insonora.

—Debió impresionarse —mencioné refiriéndome a Peggy.

Steve sonrió junto conmigo. Finalmente su mano que había permanecido inmóvil entre las mías, cobró vida de nuevo y se encargó de entrelazar nuestros dedos.

—Se impresionó de que siguiera vivo en el entrenamiento —replicó Steve de forma sarcástica.

Ambos permanecimos algunos minutos de nuevo en silencio, mientras el sol teñía el cielo de una paleta de colores cálidos y nuestras manos estaban entrelazadas.

Romanogers little and big One Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora