Unidos por un grave error. [Michael Clifford]

Trabajo.

Martes, trabajo, aburrimiento. Llegamos a una zona muy lujosa, donde todos nos miran de reojo y con cara de asco, putos ricos. Mike toca el timbre de una casa blanca impoluta, hasta brilla. Entramos recibidos por una dama de llaves demasiado ligerita de ropa, cuando nos sentamos en un despacho con muchas cosas caras, un señor vestido de traje, muy atractivo, se sienta en el otro lado del escritorio.

-Buenas tarde señorita.-Dice besandome la mano y Mike gruñe.-¿Sois pareja?

-Ehhh... No, no se.-Digo algo ruborizada.

-Ha usted no le importa, tome el pedido.-Dice algo cabreado Mike dejando el paquete de mala manera encima del escritorio.

-Siento haberte incomodado señorita.-Dice educadamente, ¿solo se fija en mi o me lo parece a mi? Tengo miedo...-Aquí falta otra caja, pedí dos.-Dice estrictamente mirando a Mike.

-Lo siento señor, ahora vuelvo.-Dice Mike levantandose del asiento, mierda, me deja sola.

-Bueno ricura... ¿Que haces en este mundillo?-Dice apoyándose en el escritorio cerca de mi.

-No te importa.-Intento evadir la pregunta.

-Mm... Me gusta que seas así.-Dice ahora mas cerca de mi cara. Automáticamente mi mano va a la funda de mi pistola y la saca. Se la pongo en el estomago.

-Yo que tu llevaría mas cuidado con las personas que hablas y como hablas con ellas.-Le digo en bajito y en eso llega Mike.

-¡SAM!-Dice quitándome la pistola de la mano.-Aquí tienes, págame y nos vamos.

-Esto es lo del pedido, y esto, para esta tal Sam.-Dice entregándome un fajo de billetes, a este paso, dentro de unas semanas me voy. Salimos de la mansión y ya en el coche, suspiro ante la idea de tener que despedirme de él.

-¿Te ocurre algo?-Pregunta antes de arrancar.

-Mike... Eh... Nada, nada, tonterías mías.-Digo evitando su mirada.

-Puedes contarme lo que sea.-Dice haciendo que le mire, no puedo con esa mirada, es como si me viera por dentro. Una lágrima cae por mi mejilla. Abro la puerta del coche y salgo corriendo, sin destino alguno, solo quiero irme ya.