Capítulo 18

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—Entonces, por una cita, ¿a lo que te referías realmente era verdad o reto con una comida involucrada? —Gabriel pregunta secamente.

—Más cerca de veinte preguntas, pero sin el límite incorporado —Renato sonríe—. Verdad o reto proporcionan demasiada tentación para hacerlo atrevido. Nunca he sido alguien que evite algo así, pero creo que probablemente deberíamos tomar esto bastante lento.

—Estoy seguro de que encontrarás una manera de volver todo esto algo atrevido— murmura Gabriel, sirviéndose un poco más de carne—. Aunque, si sos honesto, quiero la primera pregunta.

—Es justo— Renato asiente.

—¿Con cuantas personas te acostaste mientras no estabas?—pregunta Gabriel.

—Directo o no funciona— suspira Renato. —Hubo dos chicos. Uno de un bar y luego Peter. El del bar fue cuando intentaba quitarme todo de la cabeza. Peter fue... bueno, él era mi esposo. Nos pasábamos todo el día peleando, y luego compartíamos cama.

—Está bien— es todo lo que Gabriel puede pensar decir. Sabía que no debería haber empezado con eso, que realmente no quería saber quién ha llegado a tocar a Renato, verlo, besarlo y abrazarlo y escuchar los sonidos que hace. Aunque no pudo evitarlo. Nunca ha podido decir que no es una persona celosa.

—¿Ha habido alguien después de mi? —pregunta Renato.

—Dos chicas en el baño del restaurante la noche del accidente— admite Gabriel. —No al mismo tiempo, obviamente. Fue una y luego la otra. Pero nadie desde el accidente. Nadie quiere meterse con alguien con esta cara.

—En primer lugar, te equivocas. Segundo, ¿Gastón y Agustín no te asesinaron por eso? —Renato pregunta con incredulidad

—Gastón me amenazó después de la primera vez, y mi respuesta fue sugerirle acostarnos y fue entonces cuando supe que estaba demasiado en pedo para conducir— Gabriel suspira a través de Renato ahogándose son su bebida.

—¿Coqueteaste con Gastón? —Renato dice una vez que su garganta está clara.

—Estaba borracho— Gabriel resopla. —Muy, muy borracho. Y no actúes como si nunca lo hubieras pensado. Quizá al final se lo merecía por tener esa cara tan linda. Objetivamente, es guapo. Has hecho tres preguntas. Es mi turno.

—Dale, definitivamente nunca he pensado así en Gastón, pero supongo que podes preguntar dos veces seguidas— se queja Renato.

—Oh, dios mío, ¿estás celoso por que dije que Gastón está lindo? —Gabriel se burla.

—Sé que esto es solo una cena en tu casa, pero lo dije en serio cuando dije que quería que fuera una cita— murmura Renato—. No es exactamente bueno escuchar al pibe con el que se supone que tenes una cita hablar sobre lo bueno que está un chico que básicamente es como tu hermano.

—Dije que es objetivamente atractivo. ¿Desde cuándo te pones celoso?

—Siempre he estado celoso cuando se trata de vos— dice Renato en un susurro—. Siempre estaba celoso de todos con los que salias. Solía volverme loco. Creo que pasé por unas quinientas pelotas de estrés entre los quince y los veinte años.

—Me preguntaba por qué siempre parecías estar comprando eso en docenas— Gabriel se ríe entre dientes—. Pensé que era solo porque estabas trabajando muy duro en la escuela.

—La escuela no me estresó ni mitad de lo que lo hacía escuchar sobre tus... conquistas— murmura Renato—. Son dos preguntas. Es mi turno.

Y, Gabriel realmente no había querido que esas fueran sus preguntas. Pero eso es justo, así que asiente y Renato pregunta. —¿Por qué te mudaste a esta casa? Si querías separarte de todos los que se preocupaban por vos, ¿por qué quedarte acá?

Luz de GuíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora