—No parece que estés teniendo una buena noche— Ema murmura, acercándose a Gabriel donde está recargado en la pared.
Ella se ve hermosa, como siempre lo hace en este tipo de eventos. Gabriel todavía se está acostumbrando a que se haya despojado del color de su cabello, eliminando los morados, rosas y azules que se adaptaban tan bien a su personalidad. Ahora solo es rubia, lo cual le queda bien, pero parece muy reservada después de años de experimentación en colores pastel. Sin embargo, complementa su vestido rojo. Ella se ve elegante y hermosa.
—Estoy aburrido— murmura Gabriel, tomando el resto de su bebida. Brandy puro.
—Creo que vas a tener una mañana difícil— Ema se ríe—. Tu aliento huele como una destilería.
—Estaré bien— Gabriel se burla—. Sé cómo lidiar con una resaca.
—Olvidate de eso, me refería a papá. Tiene esa vena en la frente porque estás tomando demasiado y aislado en lugar de usar tus encantos con los invitados.
—Dejalo ser— Gabriel sonríe—. ¿Qué va a hacerme? ¿Retarme en frente de todos?
—No estoy buscando pelear, Gabi— Ema suspira—. Solo quería saber qué es lo que te hace lucir así. Normalmente sos un borracho divertido. Especialmente cuando Renato está cerca.
—Le dije que vigilaría a Nico esta noche para que no tuviera que hacerlo él— Gabriel se encoge de hombros.
Y sí vigiló a Nico, y ahora Nico está desmayado, completamente dormido en la cama de Gabriel durante la última hora. Gabriel todavía no se ha unido a la fiesta desde entonces. Está más contento de quedarse fuera, observando, en lugar de pretender tener algún interés en cualquiera de estas personas que solo son importantes para sus padres.
Además, Renato ha estado corriendo toda la noche para hablar con su nuevo chico con el que ha estado coqueteando últimamente, y es mucho más fácil para Gabriel mantenerse al tanto cuando evita el contacto con todos. Menos posibilidades de que arroje un trago sobre la cabeza al acompañante de Renato, o que agarre a cualquiera de los chicos que se han acercado a él y llevárselo a un armario y enrollarse con ellos como un método para mantener su mente ocupada, o quitarse este maldito traje y bailar sobre una mesa para ver como explota la vena en la frente de su padre.
—¿Desde cuándo asumís el papel de nana?— Ema pregunta.
—Se merece una noche de diversión— explica Gabriel—. Ha estado tan ocupado tratando de mantenerse al día con la escuela que no ha tenido la oportunidad de desahogarse en mucho tiempo.
—Y podrías haberle pagado a cualquiera del personal para que lo haga por vos— dice Ema—. Entonces, ¿qué es lo que realmente te tiene así esta noche?
Y, de verdad, hay tantas razones. La escuela es una tortura, Renato sigue coqueteando con un tipo que Gabriel odiaba desde el momento en que lo vio. Es cada vez más difícil con cada noche que pasa, hacer a un lado sus sentimientos por su mejor amigo. Y él solo... diablos, quiere ser ese tipo, el que es lo suficientemente valiente como para decirle a Renato que está enamorado de él, pero no lo es, y eso lo está jodiendo. Lo hace sentir como el pendejo más patético, débil y asustado que Renato encontró leyendo en la playa.
En lugar de eso, se conforma con decirle a Ema: —Simplemente no tengo ganas de estar de fiesta esta noche.
—¿Sabías que sos un verdadero mentiroso? — Ema murmura.
—No estoy mintiendo— Gabriel insiste. Y no lo es. No tiene ganas de decir nada, porque no sabe que saldrá de eso una vez que lo haya hecho. Una vez que deje de contenerse, cualquier cosa que pueda salir de su boca y eso es demasiado arriesgado.
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Luz de Guía
Romance-ADAPTACIÓN- A Gabriel no le importa estar asilado. Pasa sus días solo y se ha acostumbrado a ello. De todas formas, nunca le gustaron las personas. En realidad le gustaban pocas personas, solo había una a la que él realmente quería, y todas ellas s...