—Estás siendo mucho mejor en esto— Renato se ríe contra los labios de Gabriel—. Pero creo que probablemente deberíamos comer algo antes de que mi lengua esté demasiado cansada para comer.
—No puedo sentir mis labios— Gabriel murmura, enterrando su cara en el cuello de Renato—. Están hormigueando, como cuando tu pie se duerme. ¿Es raro que me guste?
—¿Te gusta no poder sentir tus labios?
—Me gusta que no pueda sentirlos por vos— admite Gabriel en un susurro—. Me gusta que toda mi boca sepa a vos.
—Mm, ¿y a que sabe? —pregunta Renato, moviendo sus dedos arriba y abajo por la columna vertebral de Gabriel.
—Delicioso— Gabriel murmura—. Un poco a menta, pero hay algo debajo de vos que es muy singular. Creo que podría ser uno de mis gustos favoritos.
—¿Uno? —Renato pregunta con incredulidad.
—Todavía no he podido probarlos todos— Gabriel le susurra al oído—. Me gustaría saber la forma en que sabe el resto de vos. Espera una decisión hasta que tenga toda la información.
—Bueno, ya me has probado un poco, ¿recordas? — Renato se ríe.
—No pude probar nada por el whisky esa noche—admite Gabriel.
—Entonces tendremos que remediar eso en algún momento— dice Renato pensativamente—. Pero ahora es el momento de comer, o de lo contrario comenzaré a comerte la cara y eso sería una pena. Me gusta tu cara. Es una cara bonita.
—Seguro, sobre todo por la cicatriz— Gabriel resopla.
—Callate— Renato responde, abriendo la boca y luego mordiendo ligeramente la punta de la nariz de Gabriel.
—Deja de morderme— Gabriel grita, golpeando el pecho de Renato hasta que el castaño toma su mano y enreda sus dedos—. Ve a hacer la comida.
—Sos hermoso— murmura Renato, presionando un suave beso contra los labios de Gabriel que aun hormiguean—. Y si volvés a decir la palabra cicatriz, te comeré la cara sin pensarlo.
—Sabía que había una razón real por la que regresaste— Gabriel se ríe—. Sos un caníbal que quiere comerme.
—Definitivamente— Renato murmura—. He estado pensando en comerte por años.
—Pervertido— Gabriel resopla, agachando la cabeza de nuevo en el cuello de Renato para ocultar su sonrojo.
—Lo empezaste vos con eso de no he podido probarlo todavía— Renato se burla.
—Entonces, somos pervertidos o caníbales— Gabriel sonríe.
—O caníbales pervertidos— Renato agrega.
—O pervertidos caníbales— corrige Gabriel.
—Lo que sea, tengo hambre, así que puedo comerte o puedo hacer comida— Renato sonríe contra la mejilla de Gabriel—. ¿Cuál preferirías vos, Ga?
—Comida— Gabriel decide—. La tormenta se está calmando, y creo que terminará mañana, así que tengo que exprimir todas las comidas que pueda conseguir.
—Salí de acá entonces. No puedo hacer nada con vos aferrándote así.
—Vos sos el que sostiene mi mano— señala Gabriel.
—Sí, pero no tengo la fuerza para dejarte ir— dice Renato dramáticamente, aferrándose aun más a los dedos de Gabriel—. Vos sos el fuerte con todos eso grandes músculos . Vos sos quien probablemente pueda presionarme sobre algo.
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Luz de Guía
Roman d'amour-ADAPTACIÓN- A Gabriel no le importa estar asilado. Pasa sus días solo y se ha acostumbrado a ello. De todas formas, nunca le gustaron las personas. En realidad le gustaban pocas personas, solo había una a la que él realmente quería, y todas ellas s...