Capítulo 19

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—¿Cómo estuvo tu noche con Lambda y Polo? —pregunta Renato, apagando la radio después de una hora de haberla escuchado tan fuerte que Gabriel se ha quedado sordo por el método de Renato de evitar cualquier conversación. Gabriel no está exactamente seguro de lo que le ha pasado. Renato ha estado actuando extraño todo el día, pero Gabriel sabe que no debe presionarlo. Tiene que dejar que llegue a las cosas a su propio tiempo—. ¿Algún problema de celos?

—En realidad no— Gabriel responde—. Supongo que han hecho este tipo de cosas antes, es algo que disfrutan.

—No estoy sorprendido— Renato murmura—. ¿La pasaste bien entonces?

—Lo hice— Gabriel admite—. No era realmente lo que esperaba. La mayoría de los tríos de los que he sido parte fueron solo sobre sexo. Algunas veces solo chapar, otros coger, y luego salgo por la puerta. Las cosas fueron diferentes con estos dos.

—¿Cómo?

—Ellos, uh... pasaron toda la noche solo como, adorándome, supongo— Gabriel intenta explicar, agradecido de que sus ojos estén en la carretera mientras conduce para que no tenga que encontrarse con la mirada de Renato—. Nunca llegamos a la parte real. Las cosas empezaron con un masaje, y eso se prolongó durante años. Luego insistieron en bañarme. Sé que suena raro, pero en realidad fue extrañamente erótico. Especialmente cuando Polo me tocó con los dedos hasta que terminé. Luego me llevaron de vuelta a la cama y me hicieron ponerme de rodillas. Lambda se puso delante de mí, y Polo se colocó detrás, y ambos me secaron, y mientras me tocaban me hicieron terminar de nuevo. Luego me acostaron y me limpiaron con sus lenguas esta vez. Después de eso, Polo me hizo un pete mientras Lambda me cogía, y eso fue durante todo la noche. Ni siquiera se tocaron entre ellos o me dejaron tocarlos, y créeme, lo intenté.

—Espera, ¿así que hiciste un trío con una pareja y ni siquiera se tocaron? — pregunta Renato con incredulidad.

—Me dijeron que era solo un calentamiento— dice Gabriel encogiéndose de hombros—. Fue una especie de iniciación, ¿supongo? Para probar si pensaban que los tres éramos sexualmente compatibles. La próxima vez quieren que los coja a los dos, uno tras otro, una y otra vez.

—Espera, ¿la próxima vez? — pregunta Renato, sentándose erguido—. ¿Qué queres decir con la próxima vez? Nunca hay una próxima vez. No con vos.

—Me dieron una invitación abierta— confiesa Gabriel—. Ellos quieren que  sea su pareja por un tiempo, supongo. Realmente lo estoy considerando. Me gusta estar con ellos. Me gustó que me cuidaran, y a ellos le gusta cuidarme. Encontré estos en la puerta con mi nombre en la caja esta mañana.

Señala el nuevo par de Ray Bans que tiene metido en la parte delantera de su remera.

—Tenían una nota en el interior que decía que realmente esperaban que volviera, porque realmente les gusté— agrega.

Y Gabriel podría haberlos pagado fácilmente por su cuenta, pero nunca le han dado un regalo solo porque alguien se preocupa por él. Estos son especiales. Podrían haber sido de plástico, con forma de corazón, y Gabriel estaría tan orgulloso de tenerlos.

—Entonces, lo que estás diciendo es que te pagaron para tener sexo con ellos— se burla Renato, mirando por la ventana—. Sé que odias tus clases, ¿pero la prostitución realmente es tu carreral alternativa?

—No me juzgues, no soy como vos. Nunca he tenido a nadie como ellos. Todos los demás solo quieren garchar conmigo y luego nunca volver a verme. 

—¿Qué hay de esta situación que parece que quieren más que sexo de vos, Gabi? — pregunta Renato con dureza—. Porque, para mí, suena como que solo quieren ayuda conyugal, y están dispuestos a comprarte algunas cosas bonitas para seguir así.

Luz de GuíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora