—¿Estás seguro de que está bien si me quedo otra noche?—Renato pregunta por quinta vez, arrastrando los pies nerviosamente de un lado a otro mientras Gabriel se ve más cómodo. Todavía no está listo para ir a la cama, porque todavía es relativamente temprano, pero tiene ganas de simplemente relajarse después de lo que sucedió hoy. Después de toda esta semana, de verdad.
—Deja de preguntar eso— Gabriel suspira—. Te habría dejado en la casa de Ema si no estuviera bien con esto, ¿y por qué no lo estaría? o ¿tenés dudas acerca de nosotros, ahora que...?
—No— Renato dice de inmediato—. Definitivamente no. Solo... después de lo que dijo Ema, no estaba muy seguro de cómo te sentías. Apenas habló desde que estuvimos en la cocina, y a vos no puedo leerte. Pensé que tal vez habías llegado a pensar como ella, y simplemente me trajiste acá para terminar las cosas en privado.
—Tengo mucho en mi cabeza— admite Gabriel, extendiendo su mano sobre la pila de los diarios de su padre—. En mi plática con Ema surgió mucha información nueva sobre cosas con mi familia y todavía la estoy procesando. Sin embargo, no voy a romper esto, a menos que...
—Solo quiero saber dónde estamos parados— dice Renato en voz baja.
—La culpa no es tuya— le dice Gabriel—. Incluso Ema en realidad no te culpa, y yo nunca lo hice. Ella estaba tratando de huir de sus propios sentimientos de culpa. Lamentó lo que dijo, y habría venido a decírtelo ella misma si no hubiera tenido trabajo que hacer.
—Ella no necesita disculparse— dice Renato—. No está del todo equivocada. Si no hubiera...
—Hoy se ha hablado bastante de suposiciones, Renato— Gabriel lo interrumpe—. ¿Podemos solo... no seguir haciendo eso esta noche? Hoy ha sido de mucho estrés y toda esta semana ha sido como una montaña rusa, y realmente solo quiero subir la televisión y ver algunas películas con vos.
—Sí, por supuesto— Renato asiente, sus labios estirándose en una pequeña sonrisa—. ¿Querés que lo arregle todo?
—¿Te importaría?—Gabriel pregunta.
—Para nada— Renato se ríe, agarrando la pequeña pantalla plana de la mesa.
Mientras estaban en la casa de Ema, Gabriel subió a su antigua habitación y tomó algunas cosas, como la televisión, porque está cansado de no tener una. También se llevó ropa y otras cosas, incluso una foto enmarcada de él, Ema y sus padres de las últimas vacaciones que tomaron como familia, justo antes de que Gabriel se fuera a la universidad.
La colocó en el escritorio, en el pequeño estante sobre el que están apilados los diarios de su padre. No está seguro de cuándo podrá leerlos o si alguna vez podrá invadir los pensamientos privados de su padre de esa manera, pero quiere saber si todo lo que dijo Ema era verdad. Quiere saber si su papá realmente se plantó como un obstáculo en el camino de Gabriel para tratar de ayudarlo a crecer. En lugar de pensar que Gabriel no valía nada.
Durante toda su vida, su relación con su papá lo dejó sintiéndose patético. Siempre pensó que lo veía como un cobarde, alguien al que mantener lejos de su imperio por temor a dejarlos en ruinas. Nunca soñó que su viejo realmente tenía más fe en él que la que él mismo tenia, y esa revelación lo ha sacudido hasta el fondo.
Y Ema no mentiría sobre eso, ¿verdad? Ella no iba a hacer sentir bien a Gabriel solo para derribarlo permitiéndole leer los diarios y descubrir que todo era mentira. Tiene que haber algo de verdad en lo que ella dijo. Tiene que haberla. Gabriel nunca ha sentido que haya necesitado algo más de lo que necesita que sea verdad todo esto que Ema le dijo. Incluso si eso no cambiara nada.
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Luz de Guía
Romance-ADAPTACIÓN- A Gabriel no le importa estar asilado. Pasa sus días solo y se ha acostumbrado a ello. De todas formas, nunca le gustaron las personas. En realidad le gustaban pocas personas, solo había una a la que él realmente quería, y todas ellas s...