Cap. 39

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En cuanto terminamos el desayuno Siro y yo firmamos un papel con el puño y letra del presidente... de verdad si Siro consideraba que me estaban usando como experimento le cortaría la cabeza... al presidente!

Esto era una locura.

–Me gusta tu guardaespaldas, literalmente moriría antes que dejar que cortaran un solo pelo tuyo –Comentó mientras Siro me ayudaba a sentarme en la silla–. Desde muy pequeño me han enseñado que eso o es amor ciego o lealtad ciega... y tu aura creo que habla de amor.

Siro había perdido por completo su aura blanca y se había impregnado únicamente del rosa más puro tapando para el presidente su rubor.

Seguramente si pudiera ver mi aura sería exactamente del mismo color.

–Ya no os molesto más, os dejo ir en paz –Se despidió el presidente haciendo que reaccionáramos los dos y volviéramos a la realidad.

Tras despedirnos Siro me sacó de ahí hasta con prisas.

–Creo que no me termina de gustar ese hombre –Se quejó por lo bajo mirando hacia cualquier lado con miedo a que lo escuchará alguien que no debía.

–Yo creo que piensa en muchas cosas que no dice –Murmuré suspirando ligeramente.

Mi respiración no la notaba muy bien y tenía sueño.

–Es el presidente del Congreso, sería raro si no fuera así –Contestó no notando mi estado.

Aun notaba su aura intranquila por haber tenido que imponerse al presidente por mi.

–No me encuentro muy bien... –Susurré tratando de coger aire adecuadamente para controlarme.

Pero el dolor en el pecho había vuelto.

Ya ni siquiera entraba en pánico cuando esto sucedía... la sensación de que me iba a morir era controlable si no empeoraba mi estado.

–Que ocurre? –Frenó de golpe poniéndose delante de mi haciendo que levantara la cabeza.

Los médicos habían bicho que así me ayudaba a tomar más aire con menos dolor, pero ahora mismo no funcionaba.

–Creo que podría volver a desmayarme –Contesté al ser incapaz de controlar mi respiración como debía y empezando a empeorar.

–Creía que ya habrías huido bien lejos –Bromeó la voz del presidente acercándose a nosotros.

Pero al ver como Siro empezaba a abanicarme con preocupación intentando ayudarme a estabilizarme perdió por completo la gracia.

–Traelo por aquí –Pidió con rapidez haciendo que tirara de la silla detrás de él.

Mi vista comenzaba a fallar y apagarse...

Ya no necesitaba ni siquiera hiperventilar para desmayarme, estaba tan asquerosamente débil que una brisa de primavera de verdad podía matarme.

–Comenzar a trabajar ahora! –Exigió el presidente a un cúmulo de figuras que perdieron sus colores blancos y marrones y se tiñeron todos de azul y violeta.

Ni siquiera sabía quienes eran o donde me habían traído, pero Siro me cargó entre sus brazos y literalmente caí en la oscuridad de nuevo.
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Una mujer de trenzas y gruesas gafas redondas fue lo primero que vi al despertarme, su aura se convirtió en amarillo y blanco en cuanto asimiló mi despertar.

La habitación no estaba muy iluminada.

Dijo unas cosas, que no entendí por el idioma que usaba, en bajo pero ilusionada y Siro apareció en mi campo de visión con su característica aura blanca sujetando mi mano.

Colors (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora