Cuando Siro y yo bajamos eran las 8:30 en punto y llamaron al timbre con una puntualidad que daba miedo.
No dejaron a mis padres plantearse ni por un momento en llevar nuestro coche, el conductor nos hizo entrar en un lujoso coche negro bastante amplio y casi digno de una celebridad.
Siro fue sentado delante después de asegurarse que toda la casa quedaba perfectamente cerrada.
Yo, otra vez, fui en el medio.
Aún sentía en mi interior los restos de la playa que había visto gracias a Siro haciendo que me mantuviera tranquilo, pero impaciente.
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Media hora! Media hora de desesperación por llegar de una vez!Cuando salí de ese coche tras atravesar la verja y aparcar justo en la puerta no me creí lo que estaba viendo.
Era prácticamente una mansión de dos pisos, incluso tenían lo típico de las películas de frente a la casa una fuente haciendo de rotonda para los coches.
–Buenas noches –Nos saludaron un par de sirvientes acercándose a nosotros tras abrir las puertas–. Les estábamos esperando.
Eran un chico y una chica de pelo castaño, ambos lo tenían largo, pero la chica tenía los ojos café y el chico verdes, por lo demás se parecían demasiado.
El chico cogió las mochilas y la mujer nos hizo entrar en casa.
Dentro de la casa podía verse perfectamente el orden y pulcritud de una vida de lujo, tenían hasta cuadros seguramente valorados en una pasta colgados en algunas zonas.
Las ganas de salir corriendo volvían a aparecer en mi interior.
–Buenas noches –Saludó una voz femenina haciéndome salir de mis pensamientos.
Una mujer ligeramente más delgada que mi madre y de pelo rubio cenizo muy claro algo ondulado y muy largo con un semi-recogido y de ojos verdes bajaba las escaleras tratando de tapar que temblaba.
En cierto modo fue como verme en un espejo si fuera chica pero con los ojos de otro color.
–Buenas noches –Saludaron mis padres con educación mientras yo solo di dos pasos atrás.
Pero mi espalda chocó contra el pecho de Siro.
–Tranquilízate –Susurró tratando de calmarme poniendo su mano sobre mi hombro–. Piensa en la playa y el mar.
La mujer se presentó con educación a mis padres dándoles la mano y haciendo una reverencia, y entonces no pude huir mas, me miro directamente a los ojos y Siro trato de que diera un paso al frente.
–Hola –Murmuró acercándose a mi siendo más o menos de mi altura aún llevando zapatos planos.
Mi madre aún con tacones era más baja que yo.
No fui capaz de responderle, su aura amarilla parecía tener intenciones de deslumbrarme y no sabía si se iba a poner a llorar.
–Aike, di algo –Pidió mi madre acercándose a mi y haciendo que me acercara más a la señora.
–Está bien –Contestó negando con la cabeza retrocediendo los pasos que mi madre me había hecho dar–, esto es complicado, entiendo que no sea capaz de decir nada. Al menos quédate con mi nombre, soy Gracia.
Solo fui capaz de asentir con la cabeza recibiendo de su parte una sonrisa de ilusión.
Se re-colocó la chaqueta de punto que llevaba y nos indicó que la siguiéramos.
–Mi marido estará disponible en unos minutos, tenía que atender una última cosa del trabajo –Explicó mientras mis padres la seguían.
Yo sin embargo solo pude fijarme en que Siro se iba en otra dirección.
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Colors (Yaoi/BL)
FantasyAike estaba acostumbrado a la tranquilidad de su vida normal, tenía amigos y unos padres que lo querían, simplemente tenía que mantener en secreto su extraña habilidad de ver el aura de las personas. Que hará ahora que alguien llega a su vida, lo de...