Cap. 28

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–Buenos días –Saludé a Siro una vez regresé de asaltar la cocina.

Estaba mucho más despierto, así que no parecía de tan mal humor.

–Lo siento, tendría que haber ido yo a por algo –Comentó dejando que dejara la bandeja que había traído sobre la cama.

–Esta bien, estabas muy cabreado para moverte –Bromeé antes de darle un beso.

–Entonces te encuentras bien, no te duele nada? –Preguntó algo avergonzado aceptando la taza que le daba.

Me senté en el borde de la cama asintiendo con la cabeza después de coger mi taza y no pude evitar quejarme ligeramente.

–Vale, tal vez un poco me duele, pero estoy bien, no me voy a morir ni nada –Contesté sin tanto pudor como él cambiando de postura cruzando las piernas consiguiendo que doliera menos.

Su aura aún así se quedó blanca mezclada con algo de rojo por la vergüenza.

–Que mono, te da pudor hablar del tema –Piqué sin poder evitar reirme consiguiendo que me lanzara un cojín casi haciendo que se me cayera la leche.

Ambos nos alarmamos en un primer momento por la taza, pero al ver que no derrame ni una gota no pudimos evitar volver a reír.

–No tienes calor con el pantalón largo? –Preguntó creo que no recordando su mala manía.

–Quieres que me quite el pantalón para que veas como tengo las piernas? –Reproché consiguiendo que se volviera a poner algo colorado aún sin perder la sonrisa–. Si fuera por ahí en pantalón corto me multarían por escándalo público.

–Lo siento –Contestó intentando tapar su vergüenza bebiendo de la taza.

–Anda, dejame sentarme –Pedí dejando mi taza en la mesilla metiendome entre sus piernas.

Él se sentó más atrás para poder apoyar su espalda en el respaldo de mi cama y yo me pude quitar el pantalón que tanto calor me estaba dando para recostarme en Siro dejando que pasará una de sus manos por mi cintura abrazándome.

En cierto modo se sentia natural, extraño, pero natural.

Seguimos desayunando hablando de cualquier otra cosa y nos dejamos estar así todo el tiempo que podíamos.

Seguramente nos llamarían para la hora de la comida, de esa era difícil escapar.

–Te puedo hacer una pregunta y que no se lo digas a Claus? –Dudé jugando con sus dedos mientras él medio dormitaba y medio hablaba conmigo.

–Soy una tumba y lo sabes –Contestó ligeramente curioso por lo que fuera que iba a decir.

Su aura se puso amarilla por la curiosidad compartiendo lugar con el blanco y el rosa.

–Por que Claus es un genio? No se, en un primer momento no lo parece, y todos decían tanto que con su genialidad sería difícil competir o que esperaban mucho de mi por el nivel que había dejado antes Claus como expectativa –Pregunté recordando perfectamente como me agobiaron en ese momento.

–No hagas caso a lo que digan un par de viejos, da igual lo que haga Claus, tu destacas en tus cosas –Contestó sin llegar a responderme y tomadolo como algo a la ligera.

Tal vez tuviera su motivo para no decirlo... pero yo no lo veía algo que tomar a la ligera, a mi me jodia.

–Te molestó tanto que te compararan y te exigieran ser un genio? –Dudó seguramente notando mi cabreo al escuchar su respuesta sin necesidad de que dijera nada.

Colors (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora