Cap. 17

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Aike había perdido el control de lo que bebía con demasiada rapidez según hablaba y comía, y su amigo Chad no parecía muy dispuesto a impedirle desahogarse incluso llegando a sacar dos botellas de licor de la furgoneta, aunque él, igual que yo, solo tomó una cerveza.

Supongo que por qué tenía que regresar al trabajo igual que yo conducir.

–Al menos son majos –Murmuró con los pómulos completamente colorados y la mirada algo adormecida y perdida en el mar.

Pero cuando fue a por la segunda botella de licor dispuesto también a terminarla igual que la primera junto con unas 5 o 7 cervezas Chad se la quitó de la mano.

–Ya llegaste a ese punto –Comentó riéndose ligeramente al mismo tiempo que se levantaba con la botella en la mano.

–Si... –Aceptó como si estuviera perfectamente consciente de lo que decía y hacia– ahora comenzaré a soltar cursilerías y a llorar... pero tío, no son malos.

–Si, por lo que has dicho no lo parecen –Le dio la razón dentro de la furgoneta guardando la botella.

Que clase de situación es esta? Su aura ni siquiera tenía un color claro, podía verlo aún sin necesidad de ser él.

Aike sin pensar y como bien acababa de decir comenzó a decir un montón de cosas bonitas de cada uno incluso llegando a llorar.

–Mazapán –Bromeó Chad dándole unos pañuelos.

–Es tu culpa...

–Yo solo te di el alcohol, tú no dejaste de beber –Se quitó toda culpa–. Tú controlas perfectamente lo que bebes.

–Lo hago... pero necesitaba desahogarme... no creo que me pueda adaptar a esa familia...

–Cuando se pone así lo mejor es dejarlo despotricar hasta que se aburra y se conteste a sí mismo las cosas –Me habló en bajo suspirando ligeramente mientes Aike hablaba solo.

En cierto modo la cara que ponía tras beber tanto era muy mona.

Aunque sabía que tenía que mantener las distancias aunque fuera solo un mínimo, se suponía que tenía que cuidarlo, me gustaba desafiar las distancias y sentir como él, aunque fuera extraño, no tenía el instinto natural de rechazarme. A demás era tierno, y aunque fuera miedoso e inseguro por naturaleza hasta eso le hacía que yo solo quisiera toquetearlo más manteniéndole cerca de mi.

Lo conocía de menos de una semana y ya estaba desafiando las normas de mi padre...

–Tengo que irme a trabajar o llegaré tarde, os acerco al coche –Comentó Chad sacándome de mis pensamientos.

–Se llegar, no te preocupes –Se negó Aike tratando de ayudarlo a recoger.

Pero se tambaleaba demasiado, terminé ayudándole yo mientras él se quedaba sentado en la arena mirando la playa con la poca iluminación que nos llegaba de las farolas.

–Ha sido un placer, a ver si a la próxima podemos hablar mejor –Se despidió Chad dándome la mano antes de subirse a la furgoneta–. Siento que tengas que llevártelo a casa en modo magdalena.

Una vez se fue y nos quedamos solos empecé a cuestionarme cuanto tiempo se suponía que quería quedarse aquí, ya eran casi las 11 de la noche. Aunque podía ver su aura azul y enturbiada.

–Que tal estás tras hablar con Chad? –Pregunté poniéndome a su lado.

Pero en vez de contestar estiro una mano en mi dirección tras quitarse las chanclas para pedirme que lo levantara.

No sabía en que estaba pensando, pero se me abrazó como si fuera un koala y me pidió que lo acercara a la orilla, termine detrás suya sosteniéndolo mojándome los pies igual que él, el agua casi me llegaba a las rodillas, y si no fuera por mi queja me habría hecho meterme más.

Colors (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora