Cap. 12

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Quería regresar ya a casa.

–Entonces las cortinas de este color, con esta textura, en los bordes irá rematado con líneas de esta tela... –Escuchaba a lo lejos a Gracia terminando de aclarar las cortinas a medida que había exigido que tenía que tener a juego con la habitación.

Ya no sabía ni cuántas horas llevábamos de un sitio a otro pidiéndolo todo a medida para que fuera todo a la perfección.

Claus y Siro se lo estaban pasando con más calma que yo, como si ya estuvieran acostumbrados.

–Duro, no? –Preguntó Siro entregándome una lata de refresco.

–Te dije que lo mejor era ir con las ideas claras –Añadió Claus comiendo unas patatillas.

–Dime que queda poco, por favor, estoy reventado, todo son cosas tan especificas –Me quejé abriendo la lata con dificultades.

No tenía ni fuerzas.

Pero esquivo contestarme pegándole un sorbo al refresco de Siro.

–Las cosas electrónicas y los accesorios de la habitación –Contestó Siro por él.

Agonice apoyándome en él solo con escucharlo.

–Piénsalo, cuanto más te canses más fácil va a ser para ti dormir –Susurró aprovechando nuestra cercanía.

–Listo! El siguiente sitio –Nos llamó Gracia indicándonos que nos íbamos a una nueva tienda.

En la tienda de electrónica Gracia se propuso que quisiera o no tuviera lo mejor que existía en el mercado para lo relacionado con el dibujo gráfico, y eso junto a un ordenador de dos pantallas que pudiera soportar todo lo que Gracia pretendía que soportara, tampoco me dio opción y planto una televisión igual a la de Claus también entre las cosas.

Mientras ella se peleaba para que apuntaran correctamente todo lo que compraba yo me quede mirando un poster de constelaciones que tenían como adornos en la sección de relojes.

–Te gustan las estrellas? –Preguntó Claus apareciendo a mi lado ofreciéndome más patatillas.

–Me parecen bonitas, aunque la naturaleza en general creo que lo es, no tienes que analizarla ni ver su aura, simplemente viven en paz y armonía, no es agotador sentarte en la arena y ver el cielo –Respondí aceptando su ofrecimiento.

–Es verdad, la naturaleza va a otro ritmo, a mi siempre me ha llamado mucho la atención el universo en general, es tan curioso. Cuando me quiero despejar recurro a mi telescopio, puedo pasar simplemente horas mirando a través de esa lente –Contestó entendiendo perfectamente a qué me refería.

–Yo me relajo más en la playa, me gusta el sonido del mar, el olor que impregna el océano a la costa, me resulta muy relajarte... y ahora vivo a varios quilómetros de distancia.

–Siempre que quieras ir a la playa solo tienes que pedirlo, mientras lo pidas antes de que Siro se vaya a dormir, cuando le despiertas tiene muy mal humor –Trató de animarme antes de que Gracia nos volviera a interrumpir.

Al menos ahora sería nuestra última parada.
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Terminaron cerrando la tienda una hora más tarde de lo que deberían.

Pero al menos regresábamos a casa con todo lo que Gracia quería que tuviera y más.

–Mañana llegarán las estanterías, la librería, el escritor y la silla, está bien para comenzar a organizar ese espacio tan grande –Comentaba Gracia mirándolo en una libreta en la que había estado apuntando absolutamente todo a conciencia–, a demás de que ya tienen que estar en tu habitación las cosas que trajeron de tu casa.

Colors (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora