Las cosas que nunca te dije

Tienes.

Eres de esas personas que contagian su sonrisa y sus ganas de vivir con sólo pasar por su lado o mirarla a los ojos un instante. Eres de esas personas que siempre tienen una palabra bonita, un gesto bonito, un fondo bonito... Y no lo pueden disimular.

Eres de esas personas que disfruta de los días sin pararse a pensar en las consecuencias porque luego, al final, todo le sale bien. Que suerte la tuya joder.

No, que va, suerte la mía por haberte conocido.

Suerte es tener tu imagen en mi cabeza para poder escribir algo así, por qué si, porque nada me inspira más que tú.
Suerte poder abrazarte cuando te veo y empaparme de tus ganas de comerte el mundo aunque a veces me confundas con tus frases hechas y tus "ya nos veremos en otra ocasión". Y no saber si te volveré a ver, aunque siempre reapareces. Las estrellas fugaces son como tú, sí, en ese orden, porque tú estás antes que nada. Y qué suerte. Suerte la mía por poder volver a oír tu voz al compás de cualquier canción tocada en una guitarra manejada por tus dedos. Quién fuese guitarra y quién fuese compás para poder seguir tu ritmo y entenderte un poquito, sólo un poquito de nada, cuando piensas que las cosas no pueden ser tan fáciles como todo lo demás.
Y claro que es fácil, claro que sí. Si tienes la sonrisa más bonita del mundo. Y mira que me he dejado caer en varias a lo largo de mi vida, y todas muy diferentes, pero ninguna como la tuya. Tienes sonrisa de querer comerte (a besos) todas las mañanas, y las tardes, y las noches, y arder en las madrugadas para crear un millón de incendios en tu cama, o en la mía, o en la de cualquier hostal de un lugar lejos o cerca de aquí. Da igual mientras sea contigo. Tienes sonrisa de querer vivir diez mil historias en un día y que todas lleven tu nombre, de querer vivir mil orgasmos en una boca y que siempre sea la tuya.
Tienes sonrisa de querer hacerlo todo contigo. Y yo quiero eso.