Tengo un problema con tu nombre porque lo oigo en todas las canciones de los bares aunque no lleven letra, pero tú se la ponías. Sonaban risas y bromas entre brindis con cerveza y chupitos sin alcohol, al compás de vete tú a saber qué canción, y todo lo de alrededor se disipaba, sólo estabais tú y tu voz, y yo mirando de fondo presa de tus movimientos. Una vez llegué a olvidar mi nombre porque mis pensamientos cantaban el tuyo a capella a cualquier hora y en cualquier lugar.
María, dime cómo me olvido de ti si se me hace muy sencillo bailar con tu mirada y perderme en tus caderas cuando mis manos las rozan.
Qué infinitas son las noches ahora que no estás.
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Las cosas que nunca te dije
PoesiaReconstrucción moderna de lo que algún día debí decirte y me callé... pero... para eso estoy aquí.