No pido tanto

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Puede que no sepa lo que quiero a estas alturas de mi vida, pero sé lo que no quiero. Igual es una locura no saber lo que sí quieres con 21 años, y parece menos cuerdo aún saber lo que no quieres, pero pienso que, cuando sabes lo que quieres descartar estás más cerca de encontrar inconscientemente lo que realmente siempre has querido. Aprendemos y perfeccionamos a través de caídas y batallas perdidas, así que no, no me siento mal por no saber lo que quiero y en lugar de eso, vamos a centrarnos en lo que no quiero.

No quiero jugármela más por quien realmente no merezca la pena, ni llorar todas las noches, ni alguna noche, ni ninguna noche, sino es de la risa o por estar tumbados en el sofá o en la cama viendo una película con la que no me pueda contener, y que no lo haga, y que me hagas reír hasta cambiarme el estado de ánimo, o porque me hagas miles de cosquillas y te quiera matar. No quiero que me dejen de sorprender nunca, ni por el tiempo ni por el desgaste que hayan tenido con otras personas. Yo también me he desgastado, yo también lo he pasado mal, pero no por ello haré pensar a la persona que esté a mi lado que es menos que las anteriores. No pienso cansarme de sacarte una sonrisa si las circunstancias me lo permiten, y sino lo haré igual, porque me importará más eso que cualquier otra cosa, pero no quiero ni pienso consentir que tú dejes de hacerlo. No quiero que nos aguantemos, ni que no queramos por interés, ni que dejes de abrazarme por las noches, sobre todo cuando llueve o cuando hace mucho frío o yo finja que lo tengo solo para que lo hagas. No quiero que malgastes tu tiempo conmigo si piensas que no vas a darlo todo porque no quiero a mi lado a alguien que piense que no merece la pena arriesgarse por mí al 200%. No quiero citas a medias, ni que me propongas planes que luego no vayamos a hacer. No quiero que me ilusiones a lo tonto, ni que me pongas excusas en lugar de decirme la verdad, que creemos que hacemos menos daño, pero ya te digo yo que no es así, que no hay nada más doloroso que ver como mueren las verdades a través de la boca de la persona a la que le regalaste la confianza que tanto te costó recobrar.

No quiero que me digas que me quieres si no lo sientes, ni que me mires con unos ojos que no me vean como el regalo más bonito que le ha ofrecido la vida, ni que dejes de prepararme el té por las mañanas, ni que lo hagas por compromiso (bueno, esto te lo permito sólo algunos días). No quiero que dejemos que hacer lo que nos gusta tanto juntos como por separado, ni dejar de ver películas los domingos acurrucada contigo en el sofá, ni dejar de celebrar San Valentín, aunque todos digan que el amor se demuestra cada día.
No quiero que seas el más guapo, ni el más alto ni el más gracioso… sólo quiero que no me mientas y que si llegas a hacerlo, ese día cojas la puerta (en sentido figurado, claro) y te vayas, porque no quiero a mi lado a una persona que no valore lo que valgo, y que no sea capaz de entender que nadie en este mundo merece que le mientan mirándole a los ojos, porque es como clavar mil espadas en el alma.

No quiero tu cariño, tu empatía, ni tu comprensión si no son sinceros. No quiero que finjas lo que no eres. No quiero que dejes de ser tú ni que dejes de hacer algo sólo porque a mí no me guste o no lo comparta. Quiero que salga de ti, el hecho de saber si de verdad piensas que tienes algo que cambiar. No quiero que tengas la sensación de retroceder, no quiero que no avances, solo que crezcas como pareja y como persona. No quiero no poder ayudarte en ello, no quiero que no puedas apoyarte en mí o yo en ti. No quiero dudar de si realmente me quieres o no, ni que tú dudes de si lo hago yo. No quiero no poder llamarte si me pasa algo, ni poder debatir contigo sobre mil cosas o contarte todo como si fueses mi mejor amigo (sin el como de por medio). No quiero que dejemos de ser. No quiero no poder quedarme hablando contigo hasta que nos quedemos dormidos, y que me den las 3, las 6 o las 8 de la mañana. No quiero que los silencios de pronto un día se hagan incómodos.
Parece mucho, pero si miras todo lo que no quiero, en realidad, tampoco pido tanto.

Las cosas que nunca te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora