A veces he creído rozar la felicidad
Otras, he pensado estar en ella, las restantes me he dedicado a buscar caminos que me hicieran tocarla y quedarme allí.
Y me di cuenta de lo que era la felicidad cuando te miré a los ojos. Me di cuenta de lo que era, cuando acariciaba tu piel una y otra vez empezando por tu hombro y terminando en tu cuello.. Sendero interminable.
La toqué, cuando mis manos buscaban las tuyas y nuestros dedos se entrelazaban encajando perfectamente, como si de un puzzle de 2 piezas se tratase, parando el tiempo, parando el momento, parando hasta los latidos de mi corazón.
Habité allí, en lo que llamamos felicidad, cuando tus labios se deslizaron por mi cuello creando un recorrido hasta la comisura de mi boca haciendome caer en el dulce castigo e incertidumbre de como sería perderme en tus labios, de como seria volverse aun mas loca por ti.
Y eso, querido amigo, es la felicidad
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Las cosas que nunca te dije
PoesíaReconstrucción moderna de lo que algún día debí decirte y me callé... pero... para eso estoy aquí.
