Por saber de ti. (César Ortiz. Texto Adaptado)

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Todavía me queda mucho por saber de ti.

Adivinar el tacto de tus huesos, o el olor de tus caricias.

O, por ejemplo, si eres de los que te muerdes las uñas antes de que te den la nota de tu último examen.

Si eres de los que no se asustan cuando se trata de demostrar lo que de verdad sienten, o si esas cosas te las guardas mejor para ti. Si lo das todo cuando crees que la persona lo merece, o prefieres guardarte siempre el As.

Si tienes esa sonrisa porque alguna vez te has enamorado, o porque nunca lo has estado, y entonces no sabes de vacíos, de puntos y aparte y simplemente te sientes libre.

Si alguna vez, como quien se queda atrapado en un ascensor, te han roto el corazón a golpes, y no has tenido ni un sólo agujero para ventilar tu ansiedad.

Todavía me queda por saber de ti, si una noche cualquiera, te despierto y te digo que subas a bailar conmigo a la azotea, y tú, no me preguntes por qué, y supieras simplemente que a veces necesito hacer cosas estúpidas para comprender este loco mundo.

Necesito saber si me pedirás que no te toque el cuello porque Dios sabe lo que pueda ocurrir después, o si te callarás y simplemente observarás en silencio a la espera de que la curiosidad mate al gato que nunca quiso preguntar.

Necesito saber si eres de los que me cuidarás cuando esté enferma y monte un drama por ello, o si al acostarme me darás un beso en la frente, de esos que asustan los miedos. O si me pedirás que te toque el pelo o que te haga cosquillas antes de irnos a dormir.

Que me digas que no me vas a dar más masajes hasta que yo no te devuelva uno de los diez mil que te debo y que prometí darte.

Que me folles por la noche y me hagas el amor por la mañana.

Que desayune tu sonrisa y almuerce tus lágrimas cuando tengas ganas de llorar o no puedas más.

Esas son sólo unas de las tantas cosas que aún me quedan por saber de ti.

Las cosas que nunca te dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora