Las cosas que nunca te dije

Entre líneas

A veces cuesta no pensar en lo que sentimos y es así como, sin darnos cuenta, acabamos sentados en el banco de un parque cualquiera alargando la noche cinco minutos más con la excusa de volver a ver sonreír a alguien que quizás no quiera ni lo primero. Es triste pensar que te quiero, que magnifico siempre las cosas esperando que la historia dé un giro final de 360 grados donde todo sale bien y las noches dejan de hacerse terriblemente interminables si no estás. Donde las caladas no son necesarias para acortar el tiempo que me sobra cuando no te veo, ni se oye a Sawyer Fredericks de fondo en la habitación entonando una canción en inglés que lleva tu nombre. Todo es saber leer entre líneas. Tengo muchas cosas malas y lo sé, una de ellas es tenerte en mente mucho menos de lo que quisiera y mucho más de lo que deberia. Otra es no saber decir las cosas a tiempo, callarme lo que quiero gritar al mundo por querer desafiar al último grano de arena que cae de tu reloj, y cuando eso pasa, todo acaba, y con ello las esperanzas en que todo salga bien.
Dicen que las cosas siempre pasan por algo, y tú siempre sucedes, pero nosotros no. A veces me impresiona este desorden mental que me causas sin necesidad de ello, con cruzar una simple mirada en el pasillo de X lugar. Me muero cuando me miras y me dices lo guapa que soy. Pararía el mundo en ese momento para poder desgastarte los labios e intentar explicarte cómo me siento cuando estás cerca de mí. Pero nosotros nunca pasó, y una vez más me pierdo en esos ojos verdes que me hacen querer ahogarme en ti. Joder, otra vez, no sé qué iba a decir(te)...