𝑪𝒉𝒂𝒑𝒊𝒕𝒓𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒕.

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Gangneung reaccionó con miedo ante el peligro, aunque también con un poco de orgullo. Antes de eso, el condado nunca había sido el centro de atención. El padre Stone, en la iglesia de JiMin, a la que sus padres habían comenzado a asistir  cada domingo después del trabajo, tenía más fuego en su caminar y más pasión en el púlpito. Más gente venía a la iglesia, quizá porque había seguridad en las multitudes. Los reporteros grababan en el pueblo y los policías patrullaban durante las tardes, lo que ocurría más temprano a medida que los días enfriaban; buscaban individuos sospechosos en las calles. El papá de JiMin instaló una alarma en casa, aun cuando él le recordó que no se trataba de un tipo que se metiera en las casas de las personas para sacarlas de sus camas.

Los turistas se habían marchado, y en el centro de Gangneung las tiendas y restaurantes de temporada ㅡla tienda de papalotes y la tienda de postres escandinavos donde las meseras se vestían como lecherasㅡ habían cerrado sus puertas. JiMin veía sus ventanas oscuras y melancólicas de camino al trabajo. Pero el silencio también dio al pueblo cierta cordialidad, en las cafeterías abiertas todo el año la gente se reunía para comer huevos y café de cincuenta centavos de dólar y aislarse del mundo exterior, mientras otros se encontraban en la cada vez más vacía calle principal y hablaban en voz baja sobre sus teorías del asesino.

En Bangtan las compras bajaron, pero a nadie parecía importarle. JiMin se dio cuenta de que SeokJin no se había metido al negocio de las antigüedades para hacer dinero sino para socializar, ponerse al tanto con la gente que iba y venía y tener algo que hacer. Él se podría retirar, lo reveló un día, porque había heredado un dinero que haría cómodo su retiro. Parecía que JiMin era el único que necesitaba el trabajo con desesperación. Y por fortuna SeokJin mantenía Bangtan abierto ya fuera con lluvia o con sol.

Un fin de semana tras otro, JiMin registró todo objeto polvoriento, y luego otro y otro más, una bacinica, un juego de cepillos victoriano, un ejemplar amarillento de Huck Finn: lo consideró una prueba de que los habitantes de Gangneung que habían fallecido hace tiempo, alguna vez habían defecado, se habían cepillado el cabello y habían leído libros como la gente de hoy en día. Observó a HyunSuk, quien sólo se aparecía en la tienda esporádicamente. SeokJin dijo que lo había negado todo, había hecho especial énfasis en que había vendido al menos un gramófono cada dos semanas y que cualquiera habría podido comprar uno y dejarlo en el pórtico de JiMin. JiMin sabía que debía de mantener un inventario detallado, más allá del libro de contabilidad de la tienda, y todavía planeaba enfrentarlo él mismo, pero estaba esperando un buen momento, cuando no hubiera clientes.

Mientras tanto escuchó la historia de la vida de SeokJin y todos los chismes locales: supo todo sobre los hábitos fastidiosos  de la hermana de SeokJin, se enteró de que la mujer que vivía en la casa blanca al final de la calle donde vivía SeokJin era una acaparadora; que MinHyun, el propietario del restaurante de pescado hervido, estaba engañando a su esposa; que pescar en la punta del norte del océano era malo en esta época del año y que todo el mundo estaba bebiendo más de lo habitual. También se enteró de una que otra cosa sobre TaeHyung y JungKook. Al parecer a JungKook le gustaba asolearse desnudo y TaeHyung y su papá a veces sacrificaban animales. SeokJin hablaba de ellos de la misma manera en la que se refería a las celebridades. A veces JiMin tenía que ignorarlo.

En momentos como ése extrañaba Seúl, su tamaño y anonimato. En un reto durante una pijamada con otros chicos, NamJoon le había obligado a caminar por un parque cercano en un leotardo dorado con alas de hada, y nadie lo había mirado. JiMin se había preocupado pero NamJoon siempre había sido así, amoroso y divertido de manera mordaz. No era el tipo de amigo que JiMin había visto en las películas, con quien podía hablar de sus secretos más profundos. NamJoon era el tipo de amigo que te hacía caminar por un parque en un leotardo amarillo y decir que estaba tratando de relajarte, y que a veces se ponía celoso cuando los chicos y chicas te ponían más atención que a él. De todos modos JiMin lo extrañaba muchísimo.

⌜𝑀𝐼𝑆𝑆𝐼𝑁𝐺 | 𝑉𝑀𝐼𝑁𝐾𝑂𝑂𝐾⌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora