Capitulo 5 Frente a los mortífagos

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Los días siguientes a la llegada a Grimmauld Place Francine los pasó rodeada de los miembros de la Orden del Fénix, de vez en cuando aparecía Dumbledore y se reunía con ellos para organizar los pasos a seguir. Snape se quedó casi una semana pero anunció que de ahora en adelante, ella trabajaría sola, pues él tenía otras cosas en que ocuparse, cada vez que viniera a dar los informes a la orden se verían para analizar los progresos que ella alcanzara. Francine sabía perfectamente que “esas cosas en que ocuparse” eran las reuniones con los mortífagos y hasta con el mismísimo Lord Voldemort de las que extraía información valiosa acerca de sus movimientos, aunque se arriesgaba a ser descubierto y asesinado cruelmente por ellos, Francine no podía dejar de pensar en eso y temer siempre que fuera la última despedida. Pero Snape no le daba lugar a expresar esos temores, la distancia helada que tenía con ella se lo impedía.
Sin embargo, la vida en esa casa vieja y estropeada, con el constante susurro de odio del elfo doméstico de Sirius, los temores por los amigos que salían en una misión, no empañaban las cenas alegres en la gran mesa con todos reunidos ,conversando, riendo y contando anécdotas. Lupin era particularmente gracioso, o al menos eso le parecía a ella que festejaba sus gracias con sonoras carcajadas. 
Unos días después llegó la familia Weasley con los cuatro hijos y Hermione, así que el clima familiar se acrecentó con el aire fuertemente maternal de la señora Weasley y la presencia de niños. Pero ahora debían cuidar el lenguaje y el tipo de bromas que hacían, no tanto por los chicos, sino más por la señora, que los regañaba duramente. Lo mismo ocurría con los planes de la Orden, ya no se podían discutir libremente con los niños allí.
Para este momento, la mitad de las vacaciones de verano ya habían pasado, el trabajo en los nuevos proyectos estaban empeñados en complicarse y no avanzar, así que el humor de Francine se hizo más enfurruñado y volátil, para colmo una terrible noticia llegó hasta ellos: Harry había practicado magia fuera del colegio, sería expulsado de la escuela y además le romperían su varita. Inmediatamente cada quien se puso a trabajar para sacar al muchacho del problema, Dumbledore y el señor Weasley fueron al Ministerio de magia para intentar defender la situación, luego le enviaron dos lechuzas. El resto de los miembros se mantuvo listo para cualquier movimiento que hiciera falta. Sirius más que nunca parecía un animal enjaulado caminando como un sonámbulo de un lado al otro. Repentinamente el alegre clima había cambiado por otro sombrío y tenso como lo hacen las tormentas tropicales.
Tres días después Lupin, Ojoloco, Kingsley Shacklebolt, Tonks , Dedalus Diggle, Elphias Doge, Emmeline Vance, Sturgis Podmore y Hestia Jones, algunos de los miembros de la orden que estaban presentes en ese momento, se encargaron de ir a buscar al Harry a la casa de sus tíos muggles. Cuando regresaron con el muchacho, Francine lo notó contento a pesar de la audiencia disciplinaria que debería enfrentar, pero eso era lógico, encontrarse con su padrino no era cualquier cosa para él, pues sin un padre, era lo más cercano que podía tener.
En los días siguientes el humor de Harry osciló desde el rencor hacia los que lo habían mantenido al margen de todos los temas de la Orden del Fénix, hacia otro de alegría al cenar todos juntos todas las noches. En esos momentos llegó Snape de uno de sus “viajes”, después de dar el informe a los miembros, buscó a Francine en su laboratorio pero no la encontró. Estaba en el comedor conversando amistosamente con Lupin, reía a carcajadas de las ocurrencias de éste y le rodeaba el antebrazo con el suyo de forma confianzuda. Él arrugó el ceño e ingresó con paso firme en dirección a ella, allí se quedó mirándola ceñudo un buen rato esperando que Lupin finalizara su relato, el que ella festejó nuevamente con una carga de carcajadas.
-Te estuve buscando -,dijo Snape de mal humor.
-¡Oh! tomé un pequeño descanso, tenía un humor terrible por que no doy con la hierba para mi mezcla nueva, desde que llegué aquí estoy con ella y no logro concluirla.
-Por lo que vi te estabas divirtiendo mucho -,replicó secamente. 
-¡Oh, es que él es muy divertido!-le respondió Francine -. Deberías alegrarte un poco, eso que contó fue muy divertido.
Snape no le respondió, se quedó parado allí con la mirada fija en el papel roto de la pared, manteniendo su actitud ceñuda y rígida. Los maxilares mostraban que sus músculos se hallaban apretando los dientes. 
-¡Oh, vaya! cualquiera diría que estás celoso -,dijo ella observándolo fijamente.
Snape le devolvió una mirada penetrante y severa, todos los músculos de su cara se tensaron, se acercó arrastrando malhumoradamente la silla a un costado. Fijó la mirada en su rostro y dijo -:Será-mejor-que-dejes-de-decir-estupideces y te concentres-en-trabajar-en-lo-importante...- Snape apretaba tan fuerte los dientes que apenas si se le entendían las palabras, luego agregó -:...pues cuando haya que luchar no importarán las buenas bromas sino las buenas pociones y los buenos hechizos.
-Es cierto lo que dices, pero este clima alegre me desembota el cerebro y ayuda a poder crear mejor, y de todas formas, una vez una broma me salvó la vida ¿sabes?
-No digas idioteces, a veces pareces una niña malcriada como los alumnos de la escuela -,respondió furioso Snape. Al fondo, Sirius reía con malicia.
Las miradas de los presentes estaban tensas y oscilaban de un rostro al otro como en un buen partido muggle de tenis.
-¿No me crees? Te contaré: cierta vez estaba frente a frente con un soldado que tenía intenciones de hacerme prisionera para intercambiarme por algo de mi grupo, me tenía atrapada, así que sólo atiné a decirle algo gracioso, el sólo rió un poco pero sus músculos se aflojaron lo suficiente durante un segundo, como para darme la ventaja así que lo golpeé en sus partes nobles y pude escapar.
-Como quieras, pero esta noche me voy y si pierdes el tiempo no podremos avanzar lo suficiente hasta que regrese -,agregó Snape a modo de ultimátum.
Francine pensó en que quizás no regresaría, así que se levantó para acompañarlo. Snape giró sobre sus talones y salió por la puerta rumbo al laboratorio,Francine, al pasar le susurró al oído a Lupin -:Sólo está celoso, siempre es avinagrado pero los celos lo ponen peor –y sonrió.
-¿Estarás bien? ¿No se desquitará contigo? -preguntó él con temor.
-Déjalo que lo intente...pero no lo hará, él sabe quién soy yo, no te preocupes Remus.

Días después Harry salió hacia su audiencia disciplinaria, en el número doce de Grimmauld Place todo era tenso y nervioso, Francine continuaba trabajando sola y algo logró mejorar en su nueva mezcla pero se hallaba trabada nuevamente en otro paso de ella. Horas más tarde Volvió Harry feliz con la noticia que lo habían absuelto con la ayuda de Dumbledore. El ambiente retornó a su espíritu alegre y feliz, los chicos no cesaban de gritar “se salvó, se salvó”, tomaron cerveza de mantequilla y bromearon hasta tarde. Pero una leve sombra oscureció los ojos de Sirius,otra vez se separaría de la única familia que tenía, y para empeorar las cosas, debía permanecer encerrado allí sin hacer nada. Francine podía entender su tristeza, ella se había despedido muchas veces de la única familia que tenía, y podía adivinar lo que significaba ese músculo tenso y la sonrisa falsa.
El día de abordar el tren hacia Hogsmeade llegó, el lugar era un hervidero de preparativos, la señora Weasley estaba nerviosa y daba indicaciones a todos como un director de orquesta. Cuando salieron, en la casa se hizo un silencio profundo, el cambio fue tan rotundo que daba un clima  tétrico y hasta de muerte con esas paredes sucias y raídas. Esa quietud sólo fue rota por el siniestro elfo doméstico Kreacher, lo cual no mejoraba las cosas. Susurros desagradables y ofensivos en contra del único habitante que se hallaba allí, era imposible no escucharlo en ese inmenso silencio.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora