Capítulo 17 La guardiana

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Las dos semanas de licencia que se tomara Snape para realizar la misión, estaban por cumplirse, en ese tiempo ninguna noticia anticipó los resultados o dio indicios de la marcha de los sucesos. Snape no se había comunicado, Moody y Kingsley seguían reteniendo al mortífago, una tarea que les resultó bastante pesada pues tres veces se habían enfrentado a él cuando intentó escapar.
Entretanto, el equipo Griffindor de quidditch se preparaba para el viaje a Francia. Los acompañaría la profesora McGonagall y viajarían en un gran carruaje similar al del colegio de Beauxbatons, a excepción del escudo tallado en el frente y en las puertas. El día que Hagrid se acercó a felicitar a Harry y Ron por su triunfo, les confesó que estaba preparando una docena de thestrals para tirar del carruaje por tierra y por aire para llevarlos a Duclair, en Francia, al borde del Sena. En esa ciudad, los magos, estaban preparando un gran estadio con campos a su alrededor para albergar a cien equipos de quiddich de todo el mundo.
Las instrucciones que se les había dado a los muchachos, eran que prepararan ropa para unos diez días, los libros necesarios para terminar las tareas de esos días y enjaularan sus lechuzas pues allí no las tendrían disponibles. 
Antes de llegar a Francia, debían competir contra el equipo ganador del otro colegio de magos de Gran Bretaña al que deberían vencer, ese partido se jugaría cinco días antes del inicio de las Competencias intercolegiales internacionales.
Las cosas no podían marchar de mejor manera para Harry, la tercera semana de clase de pociones con Francine comenzarían en dos días y, aunque ella parecía preocupada, aún así las clases eran excelentes, entretenidas, interesantes y divertidas, o quizás así lo veía él al no tener que soportar la frialdad y las insinuaciones de Snape. Por otra parte, pronto saldrían a competir cerca de Escocia y luego, cuando triunfaran, irían a Francia. Aunque llevaba una buena pila de tareas para hacer durante el viaje, aún así estaba confiado de ganar y asegurarse visitar por primera vez el país de Francine. 
Tres días después, llegó a la torre de Gryffindor un gran cargamento proveniente del comercio de broma “sortilegios Weasley’s” repleto de snaks explosivos, caramelos de broma “de última generación” (cola de chancho, pústulas verdes y mocos azules), sombreros sin cabeza, unas novísimas “bolas pedorras” así como los consabidos caramelos longuilinguos. “Ningún campeón serio puede salir sin estos elementos básicos de festejo y diversión” “Recomendado por los magos expertos egresados de los más selectos colegios”. Aseguraban los gemelos. Harry y Ron hicieron desaparecer inmediatamente en sus baúles estos objetos antes que llamaran mucho más la atención.
A mediados de semana, la profesora McGonaggal citó al equipo completo así como a los suplentes a una reunión previa al viaje, así que luego de la clase de pociones de Harry y de historia de los vínculos muggle-magos de Ron, ambos se encontraron en las escaleras rumbo al salón de clases de transformaciones, donde la profesora los había citado.
- No te ves como siempre que sales de la clase de pociones.- Bromeó Ron.
- La felicidad está por acabar.- Se lamentó Harry.
- ¿Ya regresó Snape?
- No, pero se suponía que esta semana regresaría, así que lo hará de un momento a otro.
- ¿Crees que esté en una de sus “misiones”? – Preguntó Ron en voz baja.
- Sí, creo que sí, algo relacionado con la guardiana.- Harry miró sugestivamente a Ron.
Ingresaron al salón donde ya se encontraban Angelina Johnson, Ginny Weasley, Alicia Spinnet, los dos nuevos golpeadores y la profesora McGonaggal, que corregía trabajos muy concentrada alzándose los lentes cuadrados de tanto en tanto.
- ¿Ya están todos?- Preguntó la profesora McGonaggal observándolos por encima de sus lentes cuadrados.
- Si, estamos todos, los suplentes también.- Respondió Angelina.
- Bien, los he reunido para hacerles las últimas recomendaciones antes del viaje: saldremos el viernes en la noche, así practican sábado y domingo. El partido será el lunes por la tarde. Por supuesto, espero el mejor de los comportamientos durante la estadía, así como dedicación en el estudio. Llevarán sus varitas para practicar sus hechizos de tarea, podrán hacer hechizos dentro del colegio y en los alrededores del lugar en que acampemos, en la ciudad de Duclair. No podrán hacerlo en los pueblos muggles ni en la ciudad de magos, situada junto al terreno en que se ha levantado el gran estadio de quidditch. ¿Alguna pregunta?- La profesora McGonaggal barrió todos los rostros que negaron con un sacudimiento de cabeza.- Bien, una última cosa antes de dejarlos libres: ¡Ganen ese partido! ¡Hace diez años que no visito Duclair! Además sería agradable tener una copa más en mi despacho para acallar los comentarios del profesor Snape.
Un coro de risas cerró la charla, luego el equipo se dispersó rumbo a las ocupaciones que los aguardaban.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora