Capítulo 23 La oscuridad

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          Era una mañana terrible, la tormenta azotaba los árboles casi como si quisera arrancarlos de cuajo, rasgaba las ventanas como un monstruo con miles de garras y hacía temblar las tejas del edificio como si quisiera llevárselas lejos. En este momento, el enemigo más amenazante y sádico no era Voldemort, ni los dementores, ni los perversos mortífagos, sino la propia naturaleza que les recordaba a todos que ella era la reina de las fuerzas de destrucción y de creación.

     Francine abrió sus ojos y observó a su alrededor todavía sintiendo en la realidad lo que había vivido en el mundo onírico, se mezclaron entonces escenas del sueño y sonidos del viento. Fue una extrema combinación de sentimientos: vida y destrucción, amor y muerte, dulzura y terror.

––He tenido un sueño increíble ­­––comentó Francine caminando rumbo a la mesa donde comían mientras disponía unas unas galletas y un vaso de té con leche sobre un mantel.

Sirius, aún ojeroso y despeinado calentaba mágicamente un café oscuro y de olor fuerte, estaba distraído mirando la tormenta por las ventanas, sus ojos expertos parecían medir la fuerza del viento y calcular si los postigos aguantarían.

––¡¿y pudiste soñar con esta tormenta?! ¡Increíble! ­–opinó George divertido.

––Vamos cuéntanos insistió Fred sentándose bruscamente junto a la muchacha.

––¡Oh! Soñé que estaba casada con Sirius y conocía a algunos de mis antepasados que estaban en unas pinturas de  una casa que pertenecía a los Mehflua, y usábamos esa casa para tenderles una emboscada a los mortífagos y al mismísimo Voldemort. ¡Ah! Y participaban alumnos míos que se habían unido a la orden.

––¡Uau! Podrías escribir un libro con lo que has  soñado…––opinó Fred.

––No olvidemos lo más importante –interrumpió  George alzando un dedo––¿estabas casada con Sirius? –Mientras se sentaba junto a Sirius, le dio un codazo ––¿No crees que es una indirecta para ti, Sirius? Creo que ha llegado el momento de que abandones tu soltería…––comentó riendo.

––¿Meh? Soltería…¿de quién? –preguntó Sirius ajeno a la escena.

––¡Oh vamos! ¡No te hagas el tonto! –se burló George.

––¿Acaso esperas que Snape se te adelante y se lo pida primero?

––¡Hey no hablen frente a mí como si yo no estuviera! –se quejó Francine un poco en broma, un poco en serio.

––¡De veras no sé de qué hablan! –aseguró Sirius ––. Estaba atento a la tormenta, luego de haber dormido dos semanas…

––¡Tu novia acaba de soñar que estaba casada contigo! ¿no crees que es hora de pedirle la mano? ––afirmó George en tono irónico.

Sirius se ruborizó y observó nerviosamente a Francine –Bueno yo…

Fred comenzó a reir a carcajadas ante la perplejidad de Sirius, Francine perdió la paciencia y frunció el seño, George también comenzó a reírse.

––¡Oh basta! No se entrometan –explotó Francine.

Los dos gemelos se rieron a carcajadas sin piedad y sin ningún temor ante el mal genio de la joven, mientras, afuera, los árboles se sacudían de un lado al otro como animadoras de fútbol.

––Jajaja, tienes razón Francine ¡Vamos George! Dejémoslos “solos” …

Ambos muchachos desaparecieron en el interior del salón de Sortilegios Wesley’s  pronunciando “Voldemort es un sangre sucia” entre carcajadas.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora