Capítulo 27: Búsqueda implacable

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El amanecer del día siguiente fue con las ráfagas intentando meterse por entre los postigos cerrados y reforzados y tratando de tumbar los árboles añejos, las molduras o a las gárgolas aflojadas por los años de abandono.

          Francine se despertó temprano, dejó a su esposo durmiendo apaciblemente con su cabello, ahora claro, en el rostro como sucedía desde que lo conocía. Era raro ver ese cuerpo blanco, musculoso y de vellos dorados adoptar las poses que antes adoptaban el flaco y castigado cuerpo de Sirius. También era raro ver que el cabello revuelto le caía sobre los ojos, describiendo dibujos con sus mechones como antes lo hacía el cabello renegrido. Dejó de pensar en eso ya que le daba cierta nostalgia, sentimiento fuertemente avivado por la muerte de Dumbledore y por la reaparición de su madre. Su mundo estaba de cabeza, el mundo estaba de cabeza y la tormenta…la tormenta parecía querer dejar los paisajes también de cabeza.

Bajó la amplia escalera, algunos escalones rechinaron quejándose de que los molestaran tan temprano. Los cuadros de sus antiguos parientes Mehflua miraron severos unos, con sabiduría otros, desafianes algunos. “Mañana te hablaré de algunos de nuestros parientes que están en esos cuadros” ¿qué habría atrás de esas miradas? ¿Magos expertos? ¿Guerreros implacables? ¿Eximios preparadores de pociones? ¿Druidas que se codeaban con Merlín? Francine se detenía en cada rostro tratando de adivinar…sentía conexión con algunos de ellos y por un lado, ansiaba saber de ellos pero por el otro temía que esa frágil conexión que había construido se evaporara al saber la historia real. Deseaba ser parte, sabía que era parte, pero deseaba encontrar un hilo conductor ya que la magia se había arrinconado en su cuerpo emergiendo con timidez en algunas habilidades extrañas que tenía. Era como una niña hija de muggles que descubría su poder, con la diferencia que ella ya tenía casi treinta años.

           Intentó prepararse un café pero le quedó un poco aguado, igual se lo tomó, tenía frío y no tenía otra cosa que hacer. Deambuló por la casa, todo era tan extraño, impredecible y ajeno, que obligaba a vivir minuto a minuto.

 ––¿Problemas para dormir?  ––dijo una voz aún tomada por el sueño.

 ––No, se me terminó la necesidad de descanso. Me urge comenzar a hacer algo.

 ––Te entiendo, pero es que recién enterramos a…y… ––intentó explicar Aleksei.

 ––Ellos no están esperando… ellos YA se están moviendo, aprovechando que esto nos tiene con la guardia baja. Voldemort debe creer, y con razón, que hemos perdido nuestro líder intelectual como decimos…dicen los muggles.

 ––Suenas como Snuffly ––se burló Aleksei, más para no reconocer que tenía razón que por humillarla.

 ––¡NO ME COMPARES CON SEVERUS!  ––las venas de los brazos se le hincharon  ––. Pero no creas que no estaría en lo cierto…, no es un tipo estúpido y ahora lo tenemos como enemigo.

          Aleksei se dejó caer en la silla.

 ––Debemos, en primer lugar proteger a tu sobrino y en segundo lugar o simultáneamente rearmarnos, La Orden está en coma  ––.Aleksei pareció no entender  ––. Desmayada, debilitada.

         Francine miraba intensamente a su esposo y esperaba su reacción, pero él estaba procesando los hechos que se habían precipitado.

 ––Hemos perdido miembros y la casa de Grimmauld Place…

 ––Lo sé, puede acceder Severus…ojoloco puede ocuparse de eso… ––tentó Francine  ––Mi madre también puede ayudar.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora