Capítulo 10 Tras las huellas de los muertos.

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Pocos días después de que Francine despertara, Rupert permitió que se retirara a su casa. El día de salida se presentaron en el hospital Snape, Tonks y Ojoloco, como cuidador había estado Sirius con su disfraz de Lupin. 

Francine se hallaba sentada en la cama y si bien sus colores eran ahora mucho más saludables, sus movimientos eran lentos, torpes y temblorosos. Sus puños no tenían fuerza para sostener ni siquiera una cuchara así que Sirius/Lupin había tenido que vestirla, abrocharle todos los botones y seguramente debería ayudarla a caminar.

Una hora después que Francine se alistara para salir, llegó Rupert con tres frascos grandes de varios colores, de consistencia bastante desagradable.

- No creo necesitar darte la receta de estas pociones, las saqué del libro de pociones de ustedes así que sabrás que son las tres pociones fortalecedoras que deberás ir intercalando a lo largo del día, hasta que tus manos recuperen su fuerza normal. Entonces las dejarás, el primer día ésta, al día siguiente esta otra y el tercero ésta.- Dijo Rupert señalándolas. Las depositó en la mesita junto a la cama, luego hizo un gesto disimulado para que Sirius lo siguiera, él asintió al igual que Snape y Tonks. De esta forma Tonks se sentó junto a Francine y le buscó conversación, Sirius salió con un gesto de desagrado seguido de cerca por Snape.

Ya en el pasillo Rupert les indicó que lo siguieran a una pequeña oficina que se hallaba cerca de las habitaciones casi al fondo.

- Quería conversar con alguno de ustedes para darles unas indicaciones sobre el tratamiento de la muchacha, no me refiero a las pociones, sé que usted es una persona que no requiere de mis indicaciones - dijo refiriéndose a Snape- sino a su evolución posterior. Nunca hemos tenido un caso como ella, es decir que soporte tanto tiempo la maldición cruciatus sin que le produzca la muerte o la locura, así que no puedo asegurarles cuánto tiempo le durará la debilidad, pero lo que sí sé es que no se la debe presionar ni dejar que ella lo haga.

- ¿Por qué?- Preguntó desconcertado Snape.

- Por que ella está funcionando por las pociones.....pero su cuerpo está aún muy desgastado.- Respondió Rupert.

- ¿Qué quiere decir?- Preguntó preocupado Sirius.

- Que si se exige demasiado quizás...su cuerpo no lo soporte y finalmente...sufra un colapso o algo peor.

Los rostros de Sirius y Snape se pusieron serios.

- Pensé que ya estaba bien.- Dijo Sirius.

- Lo está para lo que hace: leer, andar un poco...pero sin esfuerzos. Sé que será difícil para ella, pero no puede estar más que una hora concentrada en algo.

- ¡No pensé que aún pudiera correr algún peligro más que el de ser atrapada de nuevo!- Se asombró Sirius.

- Pues eso resultaría fatal en mi opinión, deben cuidarla mucho, pero sobre todo de ella misma y de ese temperamento que tiene, parece querer estar siempre al mando, pero ahora no puede...- Aclaró Rupert.

- Bien tendremos esos cuidados.- Aseguró Snape.

- Lo sé, ahora me iré a atender a un nuevo enfermo.- Rupert salió del cuarto. 

Pasó un momento en el que los dos hombres se quedaron sin mirarse parados en el interior del cuarto que estaba bastante oscuro.

- La llevaré a Hogwarts.- Anunció Snape con firmeza.

- Si primero me matas.- Replicó Sirius.

- Con todo placer.- Dijo Snape con una sonrisa socarrona.

- ¡Te crees mucho!- Replicó Sirius.- No olvides que en el castillo están los hijos de tus amiguitos mortífagos.

- No son mis amiguitos.- Aclaró Snape en un tono peligroso.- Además allí están otros miembros de la orden que pueden protegerla.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora