Capítulo 21 La segunda guerra comienza

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Días después Francine, Sirius y Harry se encontraban en la cocina haciendo una larga sobremesa, los demás estaban por la casa haciendo encantamientos de última hora.
- ¿Cuándo vas a contarme ese secreto que tienes con Remus?- Lanzó Sirius con poco humor.
Francine y Harry se sobresaltaron.
- No hay nada que decir, Sirius. Además yo no suelo preguntarte lo que conversas con Remus cuando yo no estoy presente.- Replicó Francine con unos ojos que comenzaban a chispear de furia.- Es una cuestión de confianza que deberás aprender.
Sirius se puso muy serio, ese fue el momento que Harry consideró oportuno retirarse y subir las escaleras hacia su cuarto. Allí encontró a Neville conversando animadamente con Hermione.
- ¿Qué ocurre?- Preguntó Neville.
- Nuevamente una discusión entre Sirius y Francine acerca de no sé qué secreto que mantiene con Lupin, creí que lo mejor era salir de allí y dejarles espacio.
- Buena idea.- Aprobó Neville.
- Aún así creo que algo más sucede, pareces un fantasma, tus ojeras se están haciendo profundas.
- Serán los nervios por que tiene que enfrentar al que no debe nombrarse.- Hipotetizó Neville.
- Creo que hay algo más.- Insistió Hermione. 
Ahora ambos clavaron la miradas en Harry esperando que dijera algo.
- Solo son malos sueños.- Respondió él.
- ¿SUEÑOS?- Dijo Hermione alarmada.- Debes decirle a alguien.
- Sólo son sombras, nada claro. ¿Quieres que vaya a decirles que un montón de nubes negras me acosan de noche? No lo creo.
- Al menos advertirles.- Propuso Neville.
- En cuanto vea un rostro lo haré.- Prometió Harry.
Hermione no lucía convencida pero decidió dejarlo en paz.
Esa noche Harry se acostó como de costumbre, en su cama en el cuarto que compartía con Neville, él se durmió rápidamente, no así Harry. Unas horas después una figura con la forma de un mortífago con su capa con la gorra que le cubría las facciones, le hizo despertarse agitado. Esto fue seguido de un retorcimiento en su estómago. Trató de convencerse de que eran gases, recordó la frase de George: “suéltalos y ya” pero el retorcimiento regresó implacable.
Se levantó, se echó a su espalda, sobre el piyama, un saco de lana, bajó las escaleras y rumbeó hacia la cocina para tomar un vaso de agua o algo.
Abrió la puerta y entró. 
En la oscuridad de la madrugada Harry sólo pudo ver una parte de la mesa, para colmo sus tripas se retorcían nuevamente, tanto que le frenaron el paso y trastabilló.
- ¿Qué haces a estas horas aquí?- Dijo la oscuridad con voz de mujer.
El corazón de Harry dio un vuelco tan fuerte que casi se le sale por las orejas.
- ¿To..To...Tonks?
- No, Fra- Fra- Francine.- Bromeó ella.
Harry suspiró aliviado, no eran las sombras las que le hablaban.
- ¿Qué te ha levantado a estas horas de la noche?
- Un mal sueño.- Harry se sentó junto a Francine en la cabecera de la mesa, ella se incorporó para tomar un vaso de leche que había entibiado, le trajo otro a Harry y éste se preguntó cómo haría para tomarlo con sus tripas tronando tan fuerte.
- Quizás hayas visto malas sombras como yo.
- ¡Sí!
En ese momento la figura de las gárgolas de la entrada le asaltaron la mente a Francine, ella apoyó el vaso con fuerza sobre la mesa derramando parte del líquido blanco, sin darle tregua vio una varita tocando silenciosamente la pared del costado de la casa lo que le hizo un hueco. Francine cayó con los codos sobre la madera y le tomó el brazo a Harry para advertirle, pero él instantáneamente miró hacia atrás antes de comprender totalmente el mensaje de Francine.
- El comienzo de la segunda guerra.- Musitó Harry recordando la profecía de Firenze.
- Hay que avisar a los otros.- dijo Francine recuperándose. – Están llegando.
Salieron de la cocina hacia la escalera. El conjunto de imágenes que le llegó a Francine era tan caótico y numeroso que tropezó en varios escalones mientras subía.
- ¿Los estás viendo no es cierto?- Preguntó Harry.- Siento tu mente hirviendo y muchos pensamientos sádicos girando sin parar.
- Sí, los veo.- Francine se frenó al llegar al piso superior.- Debes mantener la mente fría, y la sangre caliente para reaccionar.- Le sugirió, luego lo abrazó con cariño antes de soltarlo y dar la señal de alerta.
Harry entró en su habitación, sacudió los pies de Neville y tomó su varita.
- Están llegando los mortífagos.
- ¿Ya..ya.. yya llegaron?
- Si, hay que prepararse, recuerda lo que nos han dicho Sirius y Moody.- Respondió Harry mientras se cambiaba sus pantalones piyama por otros y se colocaba unos tenis para mayor comodidad.
- Estoy listo.- Anunció Neville inspirando aire e inflando su pecho.
- Y yo.- Confirmó Harry.
Salieron ambos muchachos al pasillo, al tiempo que lo hacían Tonks y Hermione, allí observaron el gran cambio que la casa estaba sufriendo, todos los miembros de la Orden deambulaban presurosos y con paso leve, unos desaparecían hacia un lado de la casa, otros se metían en una habitación, Moody bajó con su pata silenciada por algún desconocido encantamiento, Francine se deslizó ágilmente por la baranda hacia abajo mientras Sirius, con ojos de sueño, pero los músculos tensos para disparar cualquier movimiento que sus instintos de can le indicaran, bajó casi sin pisar los escalones y desapareció hacia el lado contrario al que lo había hecho su mujer. Kingsley se desapareció justo al final del pasillo. Una ráfaga de cabello blanco pasó por el final de la escalera casi tan veloz como un relámpago. 
Realmente la casa parecía un hormiguero al que acaban de patear y este movimiento febril contrastaba con el silencio de muerte que reinaba.
- Chicos, ya saben qué hacer. Ahora bajemos.- Dijo Tonks.
Los tres bajaron las escaleras, Harry se escondió junto a un busto horrendo colocado en medio de un larguísimo pasillo que se perdía en un gran manojo de habitaciones. Allí se puso de pie y observó a Tonks.
- Recuerda: debes esperar el momento justo, ni antes ni después. ¿Recuerdas el modo de salirte?
- Si, ¡hazlo ya!- Insistió Harry.
- Bien.- Tonks se alistó para hacer un encantamiento.- ¡Petrus! 
Todo el cuerpo de Harry se volvió como la roca de la pared de manera que si se quedaba quieto parecía una simple mancha de humedad en ella. Allí se quedó mientras Tonks partió con Hermione y Neville que ya blandían sus varitas. Torcieron a la izquierda y se metieron en una habitación, allí Harry-piedra observó unas luces azules, rojas y blancas de diferente intensidad. Estaban luchando.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora