Capítulo 6- La nueva Poción

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Caminaron el resto de la distancia hasta la calle Grimmauld Place, primero observando a su alrededor nerviosamente por si aparecía algún otro mortífago, pero luego confiaron en que todos habían regresado de donde vinieran así que el último kilómetro avanzaron tranquilamente y conversando como si se tratara de un paseo. 

Sin embargo, algo había cambiado entre ellos, una intensa mirada descargaba Sirius sobre la muchacha, parecía atravesarla con ella, y Francine no podía evitar estremecerse. 

Ya frente a la puerta, Sirius la abrió, ambos ingresaron y quedaron bajo cierta penumbra cuando, esta se cerró.

-Ya estamos adentro ¿Podrías darme el antídoto? Quiero recuperar mi cuerpo.

-Por supuesto, toma -.Ella le tendió una botellita azul que sacó de la pequeña mochila. No entendía muy bien la urgencia de Sirius por tomársela pero su mirada sobre ella no la dejaba pensar claramente, así que no preguntó.

Tres segundos después el hombre recuperó toda su altura, su largo cabello negro, los ojos un tanto hundidos, así como la mirada despierta y vivaz de siempre.

-Es que me sentía incómodo usando el cuerpo de mi amigo Lupin, además veía que te sentías extraña al verme en él -,explicó.

-No era por que usaras su cuerpo, sino por que tu mirada cambió de repente, me ponías nerviosa.

-¡Ah, eso! -increíblemente, Sirius se ruborizó -es que de pronto he descubierto que no sólo me gusta tu estilo...tú me gustas, es más, creo que me estoy enamorando de ti... a menos que eso que me diste sea una poción de amor y éstos sean sus efectos... -sonrió con esa sonrisa seductora que usaba para conquistar las chicas del colegio.

-No era una poción de amor -, balbuceó. De pronto su mente estaba torpe, ella que era rápida para sorprender, estaba aturdida. Parada allí en la entrada junto a la pared, no le salió nada inteligente de su boca.

-Entonces el sentimiento es cierto, y recién ahora me doy cuenta -,Sirius se acercó lentamente, le acarició suavemente el cabello que llevaba siempre revuelto y hoy lucía unas hojas secas recolectadas en la lucha con los mortífagos,que él fue quitando con esa caricia. Luego apoyó una mano en la pared junto a la oreja de Francine, con la otra le rodeó la cintura. La besó largamente.

Francine sintió que se disolvía en ese cuerpo huesudo y caliente, como si se hubiera vuelto de arcilla y él pudiera modelarla a su antojo. Se arqueó conforme ese brazo amoroso la estrechaba, casi tomando su forma.

-¡Oh, Sirius!-Suspiró ella profundamente -.¡Cómo han cambiado las cosas de un minuto a otro!

-Es cierto, tanto tiempo aquí juntos y recién ahora nos descubrimos...bueno, creo que estuvimos conociéndonos, aunque siento que sé quién eres desde que Remus te atacó siendo lobo hace casi dos años. No dejé fácilmente la imagen de esa mujer que prefería ser mordida, antes que herir a un buen hombre, como tampoco dejé atras tu sabor y tu olor cuando te curé las heridas de la cabeza-. Mientras hablaba Sirius aflojó un poco su brazo soltándole la cintura a Francine.

-¡No me sueltes! -rogó -.Si lo haces creo que me desplomaré, nunca, desde los trece años, un hombre me ha conmovido tanto, y no soy una mujer de pocas pasiones.

-Lo sé, es lo que me atrae de ti. Y ahora parece que ha llegado nuestro momento -.Él volvió a besarla estrechándola junto a sí. Francine le rodeó el cuello con un brazo flojo y tembloroso -.Estás temblando -,dijo él.

-Estoy... asustada -,respondió ella cuando sus rostros se despegaron.

-¿Por qué? No pienso dañarte, muy por el contrario.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora