Capítulo 14 Inicio de clases y pociones magistrales

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Luego del incidente con el mortífago y la esfera de los destinos, una calma acompañó la vida de los habitantes de “Sortilegios Weasley’s” los días siguientes. Francine se dedicó a sus eternos proyectos, mientras tanto Lupin retomó contacto con el resto de los miembros de la Orden del Fénix y así se puso al tanto de que Bellatrix estaba dirigiendo la reorganización de los Mortífagos, pues al parecer Voldemort estaba haciendo un viaje buscando un nuevo poder para reinstalar el reinado del terror como lo había hecho hacía más de diecisiete años, hasta que un pequeño bebé lo quebrara.
Sólo quedaban dos semanas más de vacaciones para los chicos, así que Francine y Lupin enviaron una lechuza a Harry ofreciéndose para comprar lo que hiciera falta para el inicio del sexto curso, le recordaron además que Francine pasaría por él el día del viaje en el tren a Hogwarts. Días después, le enviaron el saludo para su cumpleaños y unos pequeños presentes, entre los que se encontraban algunos caramelos longuilinguo, hinchaojos y tirarrabos, además de unos nuevos inventos como los chocolates de orejas de murciélago, o el talco peludo por supuesto enviados estos últimos de parte de los gemelos Weasley’s con una nota que decía “Para que tu primo pueda alegrar tu cumpleaños. F. y G. W”.
Ya, a una semana del inicio de clases, Francine trajo un humeante líquido rosado en el que flotaban pequeños trozos de algún vegetal desconocido de color rojo intenso, que seguramente sería el que teñía el brebaje.
- ¿Qué es eso?- Dijo Sirius torciendo su nariz en señal de desagrado.
- ¡No pongas esa cara! Este brebaje es agradable.- Regañó Francine.
- Bien, bien, dime qué inventaste ahora.- Preguntó Sirius con curiosidad.
- “Voldemort es un sangre sucia”- Pronunció Lupin que bajaba del salón del negocio en ese momento.- ¿Qué hacen? ¿Qué es eso?- Dijo señalando el líquido rosado.
- Eso intento saber.- Afirmó Sirius.
- En síntesis es la esencia de tu libertad.- Dijo Francine oscuramente refiriéndose a Sirius, ambos hombres se quedaron callados mirándola sin entender.- ¡Oh bien, les explicaré más! Es la nueva poción multijugos, que hace tiempo estoy preparando, con la sugerencia que me había hecho Severus logré definitivamente el efecto que quería.- Explicó Francine alegremente.
- Ah, eso.- Comentó Sirius, aún sin entender demasiado.- Pretendes que me pase la vida bebiendo eso.- Agregó en un tono desesperanzado.
- Nada de eso, esto te lo tomas y te transformas hasta que bebes el antídoto.- Aclaró la mujer.
- Si, bueno, pero no puedo pasarme la vida siendo un doble de Remus. – Dijo Sirius aún sin entusiasmo. 
- No serás un doble de Remus ni de nadie más, te lo bebes y te transformas en alguien que no existe, esa es la gracia de este brebaje.- Afirmó.
- ¡¿De verdad?! ¡Cuéntame!- Dijo Sirius ya más entusiasmado.
- ¡Eso quiero verlo!- Afirmó Lupin.
- Pues si él acepta beberlo lo verás, luego deberíamos hablar con los demás miembros de la Orden para darle un nuevo nombre e identidad. ¡Así podrá salir de aquí por fin!- Aseguró Francine.
- ¡No me lo puedo creer!- Dijo Sirius casi llorando de felicidad.- Dime cómo funciona.
- Bien, lo bebes y te concentras en una imagen, en lo posible bien diferente a tí, pero debes concentrarte de manera de tener esa imagen muy clara.- Explicó Francine.- Luego la poción comienza a hacer efecto hasta que te transformas en esa imagen que pensaste. Eso sólo vuelve atrás si tomas la misma poción y recuerdas tu imagen anterior, eso vendría a ser el antídoto.- Luego Francine se detuvo unos segundos a meditar y agregó: - Lo que no sé es que efecto tiene esto en tu versión perro, ¡no tengo muchos animagos para probarla!
- ¡Quiero hacerlo!- Afirmó Sirius.
- Bien, pero sería importante avisarle a los chicos, o esperar que cierren para almorzar, pues es una poción un poco ruidosa.- Aclaró Francine.
- ¿Ruidosa?- Preguntaron a un tiempo Sirius y Lupin.
- Ya verás. Te traje unas revistas muggles para que veas estas imágenes y te concentres en una. ¡No queremos que imagines alguien que ya existe.- Dijo Francine estirándole unas revistas.
- ¡Estas fotos están quietas! ¿Cómo sabré como se ven de atrás?- Preguntó quejoso Sirius.
- Deberás usar tu imaginación. Te aconsejaría que trabajes en una imagen en las horas que quedan hasta el mediodía y cuando estés listo, lo hagamos.- Dijo Francine.
- Bien, eso haré.
Las tres horas que siguieron, Sirius estuvo estudiando las fotos hasta que se detuvo en una y la miró en detalle, pero no permitió a ninguno que espiara en qué estaba trabajando, así que no les quedaría otro remedio que observar los resultados. Cuando la hora llegó, Lupin fue por los gemelos.
- Ahora verán algo realmente diferente.- Les aseguró Lupin a los gemelos.
- ¡Excelente!- Dijeron ambos frotándose las manos.
- Les aconsejo que dejen espacio.- Recomendó Francine.
- ¿Explotará?- Preguntó George esperanzado.
- ¡Espero que no! Pero él necesita espacio.- Francine le alcanzó el líquido rosa a Sirius y se lo tendió.- ¿Estás listo?- Preguntó.
- Lo estoy.- Dijo y se bebió la poción.- Deséenme suerte.
Francine se hizo para atrás y colocó los brazos por delante del vientre de los gemelos para que se alejaran otro poco del espectáculo. Por varios segundos pareció que nada pasaría, los gemelos estaban decepcionándose cuando Sirius puso una expresión ausente, luego pareció a punto de vomitar hasta que cayó en el piso y allí se revolcó como un perro con millones de agresivas pulgas.
- Esto se está poniendo bueno.- Comentó Fred fregándose las manos.
- ¡Mira eso!- Dijo George.
El cabello de Sirius siempre desaliñado se levantó como si un extraño magnetismo lo atrajera hacia el techo. Los mechones comenzaron a juntarse ordenadamente pero cambiaban de textura haciéndose muy crespos y más oscuros, luego se trenzaron ordenadamente formando miles de trencillas terminadas en una bolita de cerámica. Al mismo tiempo, la piel de Sirius se tornaba oscura y la carne de su delgado cuerpo latía como si estuviera por estallar. Poco a poco sus brazos, manos y cabeza se hicieron más robustos, esto parecía causarle gran dolor, pues gritaba como alguien al que están torturando.
- ¡Chispas encantadas! Tenías razón, Francine.- Comentó Lupin.
- Esto ha superado todas mis expectativas.- Agregó Fred.
Diez minutos después de cambios y gritos emergió de entre las ropas hechas harapos por revolcarse en el piso y por tirar de ellas por el dolor de la transformación, un hombre de raza negra, un tanto más alto que el Sirius anterior y bastante más robusto, con el cabello trenzado al modo africano.
- ¡Buen cambio!- Opinó Lupin.
- ¡Ya lo creo!- Comentó Francine observándole la entrepierna al nuevo Sirius.- Sólo espero que el cambio sea solo exterior.
- Lo es.- Afirmó Sirius con una voz mucho más grave y profunda. Al percibir su casi desnudez se cubrió sus partes con un par de enomres manos musculosas con grandes dedo.
- Ahora debemos pensar en un nombre para cuando salgas, algo para tu nueva identidad.- Dijo Francine muy contenta con los resultados.
- Si, pero antes quisiera vestirme.- Pidió Sirius con los trozos de ropa colgándole de la cintura y el pecho.
- No sé si te podré prestar ropa para este nuevo cuerpo, tu ropa es para un hombre más delgado... te quedará ajustada y no podrás moverte con soltura.- Comentó Lupin.
- No te preocupes Remus, iremos a comprar algo adecuado para él, quizás convenga algo acorde para su nueva imagen.- Insistió Francine.
- Bien, pero al menos podrían darme una camisa y una túnica, la noche está fresca y se me están enfriando las....- Comenzó a decir Sirius.
- Entiendo, entiendo.- Aseguró Lupin y salió a buscar una camisa de las más grandes, también le alcanzó un pantalón pijama que era bastante grande. Se lo tendió a Sirius y se los puso. Los brazos le sobraban en las mangas y también en las piernas del pijama, la túnica disimulaba un poco la situación.
- Bien, ahora está mejor.- Dijo Sirius más tranquilo.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora