Capítulo 19 La casa de los Mehflua

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Cerca de las diez de la mañana Harry y Ron llegaron para asistir al casamiento de Sirius y Francine, el colegio los recibió con alaridos de júbilo y algunas bombas de pólvora húmeda que les costó varios puntos a las casas, cortesía del profesor Snape.
Todo el día estuvieron Harry y Ron respondiendo las preguntas de los chicos y chicas del colegio sobre los pormenores del gran campeonato internacional de colegios, a Ron le sentaba muy bien esta nueva popularidad y disfrutaba mucho relatar una y otra vez las extrañas y heroicas formas en que había salvado su portería de una quaffle contraria. 
Al atardecer Sirius, Francine y la guardiana desaparecieron para cambiarse y prepararse para el importante evento a suceder, por la entrada principal desfilaron todos los amigos de la pareja que inmediatamente subieron por unas escaleras ubicadas detrás de una puerta de bisagras oxidadas debido al tiempo que no se usaba. A las nueve en punto, la medialuna de sillas de alto respaldo sostenían a todos los invitados a la ceremonia. Frente a los cuadros, la mesa de elegante mantel tenía como únicas cosas un grueso pergamino escrito con letras doradas de sobrecargada caligrafía y una copa colmada de un brebaje luminoso color ámbar que guardaba en su vientre dos anillos grabados. Allí se ubicó Lupin, junto a él Dumbledore que dirigiría el oficio de enlace. 
Diez minutos después ingresaron desde la puerta al fondo, primero la guardiana que se sentó en un asiento del frente, luego Sirius y Francine. Ambos se veían increíblemente elegantes, Sirius había reemplazado su únicas ropas y la túnica del colegio por un pantalón de terciopelo negro que destacaban sus poderosas piernas, arriba una camisa blanca con alforzas, un chaleco negro como el pantalón , además un saco negro con líneas finísimas color plomo, esto se terminaba en una capa color gris plomo como las líneas del saco. Todo ese atuendo contrastaba con su piel oscura y los dientes blanquísimos expuestos en una gran sonrisa. Los caracolillos y cerámicas de colores que siempre colgaban de sus trenzas eran ahora trozos de piedras hematite pulidas.
Por su parte Francine con su vestido rosa pálido adornado con perlitas que le delineaban delicadamente sus formas, le acentuaban el oro de su cabello ahora peinado y adornado también con perlas. Sus pies se veían delicados como los de una gueisha en el cristal labrado de los zapatos, tanto que parecía casi imposible que esos delicados capullos fueran capaces de romper mandíbulas y quebrar costillas con la facilidad con que se unta mantequilla.
Cuando ellos entraron todos los presentes se pusieron de pie para no perder detalle de su aspecto y su andar, pero Snape no pudo tolerar demasiado tiempo estar de pie, sus piernas comenzaron a temblarle y el corazón pugnaba por escapar de su celda ósea, finalmente se sentó con torpeza y la respiración agitada. Cuando Sirius y Francine se acercaron a la mesa, Dumbledore comenzó la ceremonia recordando que la última que él había oficiado había sido la del matrimonio Malfoy, luego comentó que esto lo llenaba de una gran esperanza de tener un futuro próspero al celebrar nuevamente una unión. El oficio de enlace, comenzó verdaderamente cuando Dumbledore mencionó toda la línea ascendente de la familia Black, tal como lo establecían las normas, y luego la línea ascendente de Francine que era casi el doble de larga que la de los Black por la línea materna. Luego Dumbledore comenzó a dar una explicación sobre las uniones en el mundo mágico y lo que significaba firmar el “Pergamino dorado” como le decían al acto de unión matrimonial. En ese momento Snape, acosado por los recuerdos de aquella noche en que tuvo a Francine en sus brazos con su sensual vestido celeste, se levantó y salió de la sala tambaleándose. 
Cuando la ceremonia se dio por terminada Dumbledore levantó su varita trocando las sillas altas y la mesa, por una mesa larga repleta de los platillos que los elfos domésticos del castillo prepararon afanosamente desde la madrugada. La celebración duró hasta la madrugada siguiente acompañada de risas y buenas bebidas para brindar a la salud de los recién casados.
***
Pocos días después de la ceremonia de casamiento (que para el resto de los habitantes fue entre Mbawe y Prellés) , Harry sumó otro triunfo para el colegio campeón de Gran Bretaña esta vez frente a Alemania. Casi al mismo tiempo que las noticias de esta victoria llegó un mensaje de la guardiana avisando que estaba instalada en Francia, muy cerca del estadio, para estar cerca de Harry y protegerlo. Nuevamente había cambiado la identidad y su fisonomía para perder las pistas que pudieran haber hallado los seguidores de Voldemort, también se llevó una buena parte de la poción de Francine por si requería un cambio más drástico, como el de Sirius.
Por su parte los miembros de la orden comenzaron a preparar el plan de Francine tal como lo acordaron en la última reunión. La vieja casa de la familia de la guardiana serviría de base de operaciones para no exponer el sitio de reuniones, además era muy lógico para los mortífagos que allí podrían encontrar algo, lo que significaba parte del cebo de la trampa.
Luego que Francine y Sirius regresaron de su breve receso por la boda, se abocaron también a preparar la casa para recibir a los mortífagos. Las ideas un poco locas pero muy acertadas de Francine, divertían mucho al costado aventurero de Sirius, que conocía tantos trucos como para llevarlas a cabo e incluso agregarle detalles un tanto salvajes. Lo más difícil era llevar a cabo los conjuros antiquísimos explicados por la guardiana, así que Dumbledore en persona se ocupó de llevarlos a cabo con mucha maestría.
Día a día la casa estaba quedando lista para recibir a los importantes y oscuros invitados, ahora tenían que preparar las invitaciones lo suficientemente tentadoras como para atraer a los “agasajados”. 
Al mismo tiempo que el torneo intercolegial internacional de quidditch estaba por terminar los miembros de la orden junto a la guardiana, comenzaron a “filtrar” información sobre una antigua copa cuya compleja aleación le permitía a su dueño curarse de todos sus males y eventualmente no morir, además estaba escondida en la casa de la familia de la guardiana, también filtraron el dato de que esta copa era de la que habían dado a beber a Harry cuando era bebé y por eso se salvó del terrible ataque de Voldemort. Ahora sólo restaba que la historia navegara por las vías usuales hasta llegar a los oídos correctos.
- Creo que mejor será que el pantano instantáneo lo ubiquemos debajo de esta ventana y hasta esa puerta.- Opinó Sirius parado delante del umbral de una casa enorme de paredes de piedra y pisos con gruesos tablones de madera muy pulida.
- Es buena idea, en el sótano de “Sortilegios...” dio muy buen resultado, me ocuparé de hechizar las tablas del piso de todo este tramo.- Replicó Sirius.
En ese momento un golpe rítmico en el piso atrajo como atado a él la presencia de Moody.
- Ya he terminado con los espejos, jejeje me encantará ver cómo funcionan.- Festejó. 
- Si todo sale como lo pensamos verás funcionar todos o casi todos los conjuros que hicimos, incluso los de Albus.- Gritó Kingsley desde la otra habitación.
- ¿Ya ha terminado con todos?- Preguntó Lupin asombrado.- ¡No son conjuros sencillos, la guardiana los explicó con detalles, pero ninguno de nosotros pudimos lograr un trabajo aceptable!
- Sí, los ha hecho a todos , incluso las gárgolas del frente y los lados de la casa.
- ¡Increíble! – Silbó Lupin.
- A propósito de terminar la tarea ¿Dónde está Francine?- Preguntó Sirius.
- ¿Ya perdiste a tu esposa? ¡Sólo van tres semanas de matrimonio!- Bromeó Kingsley.
- ¡Si no te cuidas, el murciélago Snuffly se volará con ella!- Agregó Lupin riendo.
- ¡Muy gracioso Remus!- Ladró Sirius.
- Creo que está un poco distraída hoy, encontró unos diarios, pinturas y fotos antiguas en el ático y desde entonces está allí.- Explicó Ojoloco.
- ¿Por qué no me dijeron antes? Eso debe pertenecer a su familia, ¡Cómo no va a estar distraída! Ella solamente conoce a su padre.- Dijo Sirius y desapareció por las escaleras con la velocidad de un galgo.
En el oscuro y mugriento ático cuya luz era velada por kilómetros de telarañas empolvadas, encontró a Francine sentada observando un grueso libro forrado con cuero y letras doradas muy gastadas, además tomaba pinturas y fotos donde sus personajes apenas de veían. Francine levantó la vista para <c observar quién se acercaba, su rostro tenía hilos negros que bajaban hasta la comisura de su boca.
- ¿Estás bien?
Francine asintió.- ¿Sabes que esto es un dibujo de mi esfera hecho por la mano de Merlín? y esta es mi tátara, tátara abuela Birog su mejor alumna.- Francine levantó un papel y un libro con dibujos hechos a pluma.- Este hombre es mi bisabuelo, desciende directamente del último druida, a su vez es nieto de un guerrero celta. ¡Ahora entiendo mi impulso guerrero!- Francine le mostró ahora una pintura de un extraño monje de larga barba y con larguísimos bigotes trenzados, luego un hombre rubio, de gran porte parado como si se tratara del mismísimo dios Thor luciendo una larga espada apoyada contra el césped y un casco con cornamenta en la cabeza.- No todos mis antepasados han sido magos, pero de un modo u otro han sido guerreros luchando con espadas, báculos o varitas como mi madre. Creo que yo estoy con las espadas...- Francine sonrió torciendo las líneas de lágrimas y tierra que le unían los ojos y la boca.
- ¿Qué estás buscando? – Dijo Sirius.
- No lo sé, quizás la razón de ser quién soy.
- Eso ya lo sabes, y si no lo sabes, no lo encontrarás en unas fotos viejas.- Aseguró Sirius.- Tú siempre has dicho que tu pasado es quién te ha forjado, la fuerza de tu alma viene en esas miradas fuertes que todos tienen, pero lo que te hacen ser quién eres son tus decisiones.
- Es verdad.- Reconoció Francine, se secó las lágrimas dejando su cara pintada de negro como un indio antes de la batalla.- Pero ha sido bueno conocer el linaje de mis antepasados, me pone en una línea, con antepasados a los que puedo invocar cuando las cosas se ponen pesadas.

Una muggle en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora