Capitulo 22

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Entramos a la habitación de el hospital, felicia le sonrío a margo con mucha felicidad y le extendío los brazos para abrazarla, y margo, aun dudosa la abrazó. Todos sabiamos que la felicia de ahora no era mala pero tambien conocíamos lo que podia llegar a ser, por eso todos estabamos asustados, se sentía como estar en la cuerda floja.

- ¿Como te encuentras?.- preguntó la rubia.

- Mucho mejor, aunque no paran de darme pastillas e inyectarme cosas en el suero.

Ese sujeto, el que parece ser su guardaespladas estaba parado en una esquina de la habitación, escuchando cada una de nuestras palabras y mirandonos como si quisiera asesinarnos a todos.

- ¿cuando te iras a casa?.- pregunté

- Aun no lo sé, hubo un incendio en mi edificio y parece ser que tendre que mudarme, la gente de papá dice que viviré con elle, es una gran chica, he estado conociendola estos días y es asombrosa.

- suficiente por hoy.- el hombre de traje se acerco a nosotros.- muchas preguntas en tan pocos minutos.

- No tenemos aqui ni 5 minutos.- replicó margo

- Oye, jeff. Dejalos en paz.- dijo felicia algo molesta.

- Recuerda que no puedes recibir información de golpe, es por tu salud, son ordenes de tu padre.- insistio mientras nos empujaba fuera de la habitación, él tambien salio y la cerro bajo llave.

- No quieras pasarte de listo.- me dijo por ultimo y se fue por uno de los pasillos.

- ¿Qué fue eso?.- preguntó margo

- Las estupidas ordenes de su padre... de todas las veces que he estado aqui, jamas puedo estar con ella más de 10 minutos, es muy estresante.

Comenzamos a caminar fuera del hospital.

- ¿Problemas para el joven araña?- dijo sonriendo

- Aqui no soy el hombre araña, aqui soy solo... solo peter parker...

Entramos al elevador que rapidamente nos dejo en el primer piso.

- oye, si lo que quieres es más tiempo con ella, robatela.

- ¿robarmela?- pregunté confundido

- Si, tiene que haber una hora en la que este sola y no le esten prestando tanta antención. Sacala del hospital, llevatela lejos y regresala antes de que puedan notralo.

Y una idea aparecio en mi mente, tenía razón, tendría que robarmela.

-Oye, ahora que me alejaste de el sitio a el que iba, dame dinero para el taxi...- reclamo la rubia.

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