Capítulo 3

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— Siendo apenas un novato, los sobornos aceptados por oficiales de la policía y oficiales públicos por parte de pandilleros, fueron descubiertos por Kim Taehyung. Él expuso a varios de ellos sin tentarse el corazón o temer a las represalias.

Park Jimin podía ver en la mirada de su superior el orgullo que sentía al hablar de su antiguo compañero de escuela. Notaba también la tristeza en su mirada y su extraño semblante. Suspiró y asintió, mirando disimuladamente a Taehyung sentado en aquella mesa sirviéndose más bebida.

— Él ya no es un chico en su pubertad y sabe perfectamente como manejar sus asuntos. Solo dale algo de tiempo y verás que no le tomará mucho resolver este caso. — Enfatizó el general antes de retirarse y dejar al oficial al cuidado de Taehyung.

El rubio permaneció n aquel establecimiento hasta que la noche llegó. Jimin lo siguió sin decirle nada, viendo como casi daba tumbos al caminar producto del gran consumo de alcohol. Las luces de la ciudad brillaban, el sonido de los motores y las personas caminando hacían que todo pareciera moverse en cámara lenta para Jimin y Taehyung.

Caminaba tras él, cuidando de que no fuera a caerse, con una sonrisa ladeada viendo como aparentemente no había cambiado mucho. Recordando la vez que llegó a la escuela oliendo alcohol y fue suspendido por toda una semana. Mirándolo intrigado porque algo en él a pesar de todas las semejanzas con su yo adolescente, se veía cambiado y no solo físicamente, tampoco era cuestión de simple madurez.

En la mente de Tae se repetían claramente las palabras del general. "Si puedes resolver este caso, te ayudaré a sacar toda la ira y rabia de tu corazón. Yo lo haré." Tener la ayuda directa del general le facilitaba muchas cosas, podía actuar bajo sus directrices sin tener que rendirle cuenta a sus agencias o necesitar de su apoyo.

El grito de una joven lo hicieron girarse, siguiéndolo. Vio como la chica estaba siendo golpeado por un hijo de perra como si éste la hubiera parido. La imagen de su hermana siendo abusada por su padre, la imagen de ella tendida en aquel suelo, todos esos recuerdos vinieron a su mente frente aquel acto de cobardía. La chica cayó en el pavimento y las personas, aunque miraban no se atrevían a decir o hacer nada, otras huían despavoridas o simplemente lo ignoraban. ¡Qué mundo tan podrido!

El hombre la agarró por el pelo y la pateó, la fémina casi no tenía fuerzas siquiera para gritar y nadie movía un dedo. Entonces, aquella frase que gravó en su mente y corazón desde su adolescencia volvió hacer eco. "Si golpeas a una persona buena, es violencia. Pero si golpeas a un hijo de perra, es justicia". Sí, estaba entrenado para no sentir emociones o dejarlas de lado pero, esa emoción frente a las injusticias era su ancla a la humanidad de su alma.

Agachó su cabeza para después agitarla, echó su cabello hacia atrás y dio media vuelta. Jimin lo observó dirigirse hacia un contenedor de basura y coger de allí un gran palo, más grande y ancho que un bate de madera. Viendo como con una mano en el bolsillo arrastraba aquello por toda la calle, soltando aquel molesto chirrido.

Caminó hasta el sujeto y sin meditarlo, quebró la madera en su lomo logrando que este lanzara un grito, había sido tomado desprevenido. Volvió a golpearlo y segundos después varios hombres que parecían ser de su pandilla se le fueron acercando. Uno a uno los fue derrumbándolos con golpes fuertes y preciso.

— ¡Maldito desgraciado, infeliz! — Gritó el último de los hombres.

Taehyung pateó su pecho haciéndolo trastabillar hasta uno de los vehículos aparcado en aquella calle, como garras de oso tiró a su cuello, presionando la yugular con extrema fuerza mientras el individuo intentaba liberarse de él. Sus ojos estaban cegados en ese momento, no se veían bajo su cabellera rubia, presionándolo y viendo como se quedaba lentamente sin aire.

LiquidatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora