Capítulo 44

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De sus recuerdos olvidados, el primero que vino a su mente fue el suelo encharcado en sangre, su mano con una enorme piedra, dos cuerpos yaciendo frente a él y los rostros sin vida de sus padres. Ese era el peor recuerdo que lo cazaba cada noche, haciéndolo perder casi el juicio por momentos, enloqueciéndolo.

Por la muerte de sus padres él se vio obligado a huir, huyó por días hasta que se topó con Min Yoongi y desde entonces, su vida continuó cambiando sin que se diera cuenta, en contra de su voluntad.

Comenzó un escape de sus emociones que duró hasta el día en que un molesto agente sembró la semilla de la curiosidad, molestia y deseo en él, obligándolo a entrar en contacto son sus primeras emociones en años.

Estuvo solo, los lloró, anheló y necesitó, vacío sin que nada le hiciera sentido, muerto en vida por años... Todo se le repitió como un bucle eterno a causa de su pérdida y la culpa. El día, la noche, el verano e invierno fueron cosas que no pudo distinguir del todo. Era ateo y aún así a veces se encontraba rezando a lo inexistente por sus progenitores.

¿Cómo podía permitirse tener emociones cuando había sido un monstruo que asesinó a sus propios padres?

Por años vivió reprochándose, martirizándose, creyendo fervientemente que su mano era la que le había quitado la vida a sus padres. Hubo un momento en el que comenzó a creer que todo podía ser una mala jugada de su cerebro poco eficiente. Decían que tenía un coeficiente intelectual de algo más que un genio pero ni siquiera podía estar seguro de sus memorias, cerebro y los laberintos en que este lo metía.

Su instinto le decía que era imposible que él mismo matara a sus padres pero no tenía ninguna prueba que respaldara ese pensamiento cuando su propia memoria lo mostraba a él como el perpetrador de aquel acto infame y desgarrador.

Los había matado o al menos alguien más lo había hecho pero, en cualquiera de las dos situaciones, el resultado era el mismo. Sus padres habían muerto y por eso gobiernos enteros fueron tras él.

Tenía montada una lucha sin cuartel buscando respuestas, tratando de hacerle justicia a sus padres, vengar sus muertes pero luego de todo lo que había estado haciendo, entraba por sus propios pies a ese lugar, justamente el hombre que hacía muerto, su progenitor, el ser que desde hacía más de una década dio por muerto.

La mente humana tiene un primitivo mecanismo de defensa que niega cualquier realidad que provoque conmoción o estrés excesivo al cerebro y este se había activado en Jungkook desde el momento en que su pareja le quitó la máscara a ese sujeto. Como una anestesia a todos sus sentidos y reflejos que quedaron suspendidos en el aire, su negación mezclada con incertidumbre recorría su cuerpo a gran velocidad.

— Jungkook... — Musitó el hombre dando un paso adelante haciendo que su hijo retrocediera por inercia.

Taehyung sabía perfectamente quién era ese hombre también y si él estaba completamente confundido y desencajado no podía siquiera imaginarse cómo se encontraba su convicto. Por esto, como un acto de reflejo se interpuso entre el mayor y el pelinegro apuntándole sin temblor en su pulso a la frente.

— No dé un paso más. Sin importarme quién sea jalaré el gatillo si lo lastima emocional o físicamente, así que le sugiero que se mantenga en su sitio. — Ladeó su cabeza y con la misma le indicó que retrocediera. — ¡Atrás! — Ordenó y obedientemente el hombre retrocedió. — Convicto, ¿estás bien? ¿Puedes con esto o quieres que yo me encargue?

— Él puede con esto y mucho más. — Habló el hombre serio con cierto destello de orgullo que al castaño le pareció repulsivo. Dio una mala mirada que el resucitado ignoró mientras los observaba. — No tenemos tiempo que perder.

LiquidatorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora