Kyle estaba sentado en un tronco cortado, esperando el regreso de Stan y Sparky, tarareó la canción favorita de Marsh observando a su alrededor.
Finalmente después de un rato, Stan y su perro regresaron.
—Lo siento, Sparky se quedó oliendo de más.
Kyle solamente le sonrió y Stan no pudo evitar imitarle.
—Bien, ¿Y ahora por dónde?
Kyle se levantó del tronco, acercándose a la orilla del acantilado mostrándole al pelinegro el camino siguiente.
—No nos vamos a lanzar, ¿Verdad?
—No. Aunque si quieres, hazlo. Si tú saltas, yo salto.
—Muy gracioso. En serio, ¿Por dónde?
—Por aquí. Stan, no vamos a saltar, estamos en la frontera con Forlán...
El rostro de Stan cambió en emoción luego de oír a Kyle hablar diciendo que finalmente llegaron a lo que los dividía del mundo real a la fantasía.
—Hay una espesa niebla que cubre el puente — Explicó Kyle —Evita que lleguen extraños. Para ellos, en un acantilado, quién visite Forlán por segunda vez, la niebla no existirá.
—¿Magia?
—Sí, magia.
Era la primera vez que Stan presenciaba eso de la magia, pero él esperaba que fuera como esas películas de magos, con chispas y cosas por el estilo.
Aunque no veía a Kyle hacerlo todavía al igual que ellos, esperaba hacerlo algún día.
—Ven, — Kyle le estiró la mano —¿O le tienes miedo a las alturas?
—Por supuesto. ¿Quién no?
—Yo no.
—Presumido.
“Al principio, Sparky y yo nos rehusamos a cruzar por el puente por temor a que éste fuera a romperse.
Una vez que toqué la cuerda del puente colgante, nunca la solté y Kyle fue quien llevaba a Sparky de la correa.
Un paso lograba mover todo el camino, y creo que fue a la mitad, que dejé de moverme porque el pánico de la caída era superior a mis ganas de cruzar.”
—Vamos, Stan...
—No, no, no, no. Olvídalo.
—Sparky nos espera
—No, es imposible.
Kyle se mordió el pulgar pensando en alguna manera de hacer a Stan cruzar el puente. No podía usar el mismo hechizo que Sparky, no era efectivo en humanos y lo dormiría por días, pero no sabía otra cosa.
Encontró mejor idea.
Stan abrió un ojo sintiendo una de las manos de Kyle sobre una de la suyas que apretaba con fuerza la cuerda.
—Sólo mírame, ¿Bien?
Las esmeraldas de Kyle eran hipnóticas, perdieron a Stan en ellas una vez que lo miró.
No le perdió la vista de ellos, sintiendo su mano soltar la cuerda y tomar rápidamente la de Kyle.
Sus pies dieron algunos pasos adelante, y ante la flaquez, miró hacia abajo. Entró en pánico, jalándose a la orilla para tomar la cuerda, pero Kyle se lo negó.
Volvió a mirarlo, directamente a sus orbes esmeraldas, perdiéndose una vez más en ellos.
Ya no se enteró de nada más, mirando a Kyle al rostro, escuchando las palabras que Broflovski le decía.
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El príncipe perdido [Style]
De TodoEn algún momento de la historia, un mundo conoció a otro y, maravillados por su cultura, la hicieron su hogar.