*6 meses después*
Stan conocía a experiencia propia lo que era la desesperación, el insomnio, la angustia y el cansancio de la vida misma.
Vivió 25 años dentro de ella y creía que nada podía superar el cómo se sintió viviendo en Denver en medio la de decepción tras la decepción, con pensamientos menos que amigables... Hasta que llegó a Zaron.
Para aliviar la pesadez de la vida, podía llegar a su apartamento y encerrarse hasta el día siguiente para calmar su mente y corazón, pero está vez, no tenía privacidad ni en su propia habitación.
Él prometió servir a Zaron, y eso estaba haciendo, no podía faltar a su palabra, pero había momentos en los que deseaba mandar a todos a la mierda y dormir un día entero.
Aguantó todos los días llenos de quejas, recomendaciones que no pidió, regaños que no mereció y mil y un miradas de desaprobación y decepción. Aguantó todo porque a sus amigos les gustaba verlo tomar el liderazgo que debía, pero sobre todo, porque Kyle estaba ahí, con él, consolando sus dudas y arrepentimientos... Los primeros dos meses.
Luego de los 2 últimos que completaban medio año de pertenecer a Zaron, sus discusiones con él eran casi diarias. Sus ideales no concordaban y... Sentían su relación cada vez más débil.
Finalmente, Stan explotó.
En cuanto el consejo le dictó que estaba haciendo las cosas mal, anteponiendo los pueblos pobres de las fronteras sobre la seguridad de la capital, gritó. Los mandó a la mierda, mientras salía de la habitación quitándose su pesada corona, yendo directamente a sus aposentos privados.
Azotó la puerta, saliendo al balcón para respirar y calmar su furia.
La vista abarcaba la ciudad, la tranquila y pacífica ciudad. Extrañaba los autos que iban de un lado a otro sonando sus claxon con ritmo, la gente que caminaba lenta o veloz, charlando entre ellos y metidos en sus asuntos... Extrañaba Denver.
Aceptó el cargo de Zaron por Kyle... Porque amaba a Kyle, porque su felicidad era él, ¿Pero acaso cometió algún error? Su cursi relación había desaparecido en cuestión de meses.
La puerta se abrió repentinamente.
—¡¿Qué carajo fue eso?!
Y hablando del rey de Roma...
—¡¿Qué escena fue esa?! — Llegó reclamando —¡¿Sabes la estúpida excusa que tuve que dar?!
—No me interesa — Respondió secamente —Sólo déjame solo.
—¡Vas a volver ahí y te vas a disculpar!
—¡¿Y si no quiero?! — Se giró levantándole la voz —¿Qué vas a hacer? ¿Llevarme como un niño pequeño?
—No seas ridículo. ¡Es el consejo! ¡Ellos no han permitido que Zaron se derrumbe! ¡Les debes respeto!
—Y yo soy el rey! — Le gritó —¡Mi palabra es ley!
—¡Pero no puedes ordenar cosas de la nada!
—¡¿No puedo?! ¡Eric lo hizo! Y de no poder, ¡¿Para qué carajo me quieren?!
—¡Eres el legítimo rey!
—¡Soy su maldito vínculo para que hagan lo que quieran!
—¡No hables estupideces!
Sin quererlo, de verdad que no lo quería, comenzaron a discutir como siempre, teniendo el tema de Zaron como principal motivo.
Se gritaron tanto, que podían presumir, los escucharon en todo el castillo. Se dijeron cosas que nunca pensaron decirle al amor de su vida, entre arrepentimientos y dudas.
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El príncipe perdido [Style]
RandomEn algún momento de la historia, un mundo conoció a otro y, maravillados por su cultura, la hicieron su hogar.