Marcha negada

784 68 107
                                    

Fue un poco incómodo caminar por los pasillos a la mañana siguiente, ser objeto de las miradas del servicio eran demasiado notorias.

Afortunadamente, su hermana había decidido vivir en la ciudadela, que no fue capaz de escucharlo en su noche activa, o de lo contrario, también tendría su mirada de molestia.

Fue al comedor para el desayuno tan común y cotidiano, nuevamente recibiendo esas miradas. Excepto la de Kenny, él le levantó el pulgar con victoria.

Seguía sin entender, y quizá nunca lo haría, el por qué Kyle quiso que todos los escucharan. Tal vez no todos los escucharon, pero conque uno sí y lo esparciera, era más que suficiente.

—Buenos días, majestad — Saludó el más joven del consejo —¿Durmió bien?

—Ehm...sí, de maravilla.

—¿El joven Kyle desayunará con nosotros?

No supo qué responder, cuando él salió de la cama, Kyle seguía profundamente dormido.

—¿Es molestia para usted si hablamos aquí de la situación de hace unos días?

Lo que menos quería, era arruinar su desayuno.

—Entiendo que para usted, sea difícil.

—Lo es. Quiero desayunar en paz.

—Este tema también es importante

—No estoy diciendo lo contrario. Solamente quiero comer tranquilo.

—Majestad...

El ambiente tenso se vio interrumpido por las puertas que se abrían en par. Los comensales no supieron qué decir a la figura de Kyle entrando con gran normalidad.

El pelirrojo saludó a Bebe, Clyde, Kenny y Craig con una sonrisa y simpleza, pero en cuanto se acercó a su lugar a lado de Stan, actuó.

—Buenos días, majestad.

—Buenos días, Ky.

Le sonrió y se inclinó suavemente para besarlo, algo que Stan no dudó en aprovechar con todo el gusto. Había pasado tanto desde que actuaron como adolescentes enamorados.

—Te amo — Le susurró para luego tomar asiento.

—También yo

Bárbara suspiró enternecida porque Clyde rara vez actuaba así con ella, los demás lo pasaron por alto, Kenny sólo regresó a comer.

—¿Entonces, majestad?

—Por favor, no pido más que un desayuno en paz — Se apretó el puente de la nariz.

—¿De qué hablan? — Preguntó Kyle

—El consejo no deja de joder a Stan con lo de la seguridad en la capital — Kenny le explicó

Kyle rodó los ojos.

—Esto es importante, y el joven Kyle respalda nuestra idea.

—Lo hacía — Corrigió —Y tengo bastantes motivos para contradecir su ley. Pero, no es momento para eso.

Por encima de la mesa, tomó una de las manos de Stan, la apretó suavemente y le sonrió.

—Estamos desayunando y no queremos discutir.

Stan se sorprendió de que Kyle finalmente le apoyase luego de meses llenos de discusión, gritos y miradas de desaprobación.

Además de eso, volvía a ser el chico cursi que le sonreía, le hacía comentarios dulces y acciones románticas en cualquier momento del día.

El príncipe perdido [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora