Capítulo 9.

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             Kim.

     Logro entrar cruzando la cerca. La academia de los chicos tiene la misma estructura que la mía y por lo tanto, no será difícil colarme en el edificio. Observo la organización de los guardias: dos en la entrada principal y en cada lateral y uno por cada puerta con el objetivo de no dejar entrar ni salir a nadie. Estoy un poco nerviosa porque me encuentro en territorio casi desconocido. Camino pegada a una pared hasta que choco con una tubería por la cual subo. Llego a una ventana abierta y entro. Recorro uno de los pasillos principales y noto que las habitaciones están ubicadas veinte en cada piso. Si estoy en el segundo, entonces la de Hoseok está en el tercero.
     La puerta está entreabierta y se oyen unos ronquidos, deben estar profundamente dormidos. No quisiera despertarlo, pero me urge hablar con él, necesito saber qué le pasa. Una de las camas está ocupada por un chico, del cual provienen los ronquidos; la otra está  destendida pero no hay nadie. ¿Y ahora qué?  No me puedo  dedicar a buscarlo por toda la academia. En algún momento me descubrirían. Salgo de la habitación y me detengo a pensar un segundo. En el cuarto del frente encienden la luz que alumbra mis pies por debajo de la puerta. Rápidamente me dirijo al final del pasillo, pero oigo unos pasos por la escalera, así que me escondo en lo que parece ser un diminuto closet de limpieza. A esta hora no hay tanto movimiento en mi academia.
   - ¡Mierda! - escucho un grito silencioso después de un pequeño golpe. Lo raro es que conozco esa voz.
     Entreabro un poco la puerta y veo a Hoseok tirado en el suelo con solo... ehhh... ¿el boxer?. Me descubro observando detalladamente su cuerpo y creo que me estoy poniendo un poquito "calurosa", por decirlo de alguna manera.
  - "Kim, tú  solo viniste a hablar con él, que no se te vaya la cabeza" - me digo a mí misma.
     Salgo de mi escondite. Él todavía está en el suelo y antes de que pudiera  decir algo, me siento a horcajadas encima de él y coloco una de mis manos en su boca. Lo miro a los ojos y cuando me reconoce,  abre los ojos  como platos a la vez que levanta sus cejas.
   - Shhh... - le destapo la boca y me pongo de pie. Hoseok hace lo mismo y me empuja hacia el closet de limpieza. En este pequeño cuartito solo cabe una persona, por lo que estamos bastante apretujados cuando Hoseok entra, cierra la puerta y me sonríe.
   - ¿Qué haces aquí?
   - Vine a verte. Namjoon dijo que te pasaste el día en la cama o en el baño. Estoy preocupada. ¿ Estás enfermo o algo? - me toma por la cintura y me pega más a su cuerpo, si es que es posible eso. ¿ Es idea mía o está empezando a subir la temperatura aquí?.
   - No seas ingenua - me dice presionando sus labios en los míos - ¿Quieres saber qué era lo que hacía? - asiento con la cabeza, pero de repente me doy cuenta de que quería decir con lo de "ingenua".
   - ¿Te estabas... ehh... mmm... - no me salían las palabras - con eso? - dije señalando hacia la parte baja de su cuerpo, entre sus muslos.
   - Pues sí, no he dejado de pensar en ti desde... - no lo dejo terminar y le digo nerviosa.
   - Creo que... será mejor que vayamos al bosque. Namjoon y Rita nos esperan. Solo... ehhh... vístete - se ríe de mi comentario y sale. Tomo un minuto para calmarme, no sé  por qué me he puesto tan nerviosa. ¿Será porque solo llevaba el boxer o por lo que me dijo? Hoseok regresa rápido y después de cerrar la puerta, enciende una luz que apenas me alumbra los pies.
   - ¿Por qué... - me interrumpe dándome un beso, de esos donde su lengua invade mi boca. Me quedé  paralizada medio segundo, pero me repuse y mordisqueé un poco sus labios. De repente Hoseok separa nuestras bocas y pregunta.
   - Quiero follarte, ¿puedo? - ¡Por Dios! ¡ Qué petición!. Mi mano derecha se dirige directamente adentro de su boxer y saca su polla bien dura y completamente erecta. Se me ha ido la olla, normalmente me sé controlar, aunque hasta hace poco no había probado mi resistencia.
   - Si te refieres a meterme esto, estoy de acuerdo.
     Hoseok extiende su mano izquierda que tenía escondida detrás de su espalda y me enseña un condón. Así que eso fue lo que buscó en su habitación. Abre el paquete.
   - Oye, pero solo un ratito, ¿eh? - le anuncio que a pesar de que lo deseo tanto como él a mí. Debemos apresurarnos, esto incluye bastante ruido.
   - Entonces hay que aprovechar el tiempo - dice y deja el sobre medio abierto en un estante a nuestro lado. Rápidamente pega sus labios a lo míos. Mientras besa con fuerza y descontroladamente,  me lavanta la blusa y le acaricio el torso. Me encanta toquetear su cuerpo. Pongo las manos en el botón de mis jeans, pero enseguida son sustituidas por él.
   - De lo demás me encargo yo - me desabrocha el botón y baja la cremallera. Luego desliza el pantalón por mis piernas. Nuestros amiguitos de allá abajo no dejaban de rozarse ni un segundo durante todo nuestro besuqueo. Loca porque entre en mí, me bajo las bragas mientras él me quita el sujetador. Luego se pone el condón y cuando termina, sus manos comienzan a bajar hacia mis muslos, por mi trasero y cuando llega a donde quería, me levanta y me baja lentamente obligándome a envolver su cintura con las piernas. Me penetra hasta el fondo; tuve que morderme la lengua para no gritar. Dolía, dolía mucho y sí, era incómodo, pero valía la pena: yo quería más. Arriba y abajo. Hoseok sí que iba rápido y bien duro. Yo solo disfrutaba de cada movimiento posando mi boca en su cuello para no jadear o gritar de placer. Él respiraba profundamente y a veces, se mordía el labio inferior o cerraba los ojos con fuerza. Nos corrimos al mismo tiempo.
     Hoseok me baja de su cintura y me ayuda a abocharme el sujetador por detrás, nunca lo he logrado hacer bien. Me dispuse a vestirme, mientras él salía a ponerse algo si no quería que nos pasaramos la noche allí adentro. Al poco rato regresa con una expresión extraña en el rostro, pero decido no hacerle caso.
   - Vamos.
   - Espera un momento - dice de repente y me enseña el condón usado lleno de sangre, mi sangre - ¿Eras virgen?
   - Sí - digo un poco confundida. No sé  cuál es el problema.
   - ¿Me lo ocultaste todo este tiempo? ¿Por qué? - me dice claramente enojado.
   - ¿Y eso qué? - ahora soy yo la que está enojada - Deberías estar feliz de que hayas sido tú y no otro.
   - Tú... no lo entiendes - me toma del brazo y me hala fuera de cuartito. Me sujeta con fuerza y bajamos las escaleras hasta el primer piso. Atravesamos una ventana que llevaba  a uno de los laterales del edificio,  donde por suerte no habían guardias. Mientras me arrastra bruscamente me dice que les diga a Rita y a Namjoon que lo había encontrado dormido y no quise despertarlo. Llegamos a la cerca que rodea a la academia.
   - Sal por ahí - señala un pequeño agujero que se encontraba en la parte inferior de la cerca.
   - No - le contesto con autisuficiencia - Primero me vas a decir: ¿Cuál es el problema con que me hayas quitado la virginidad?
   - ¿ Por qué  no me lo dijiste antes?
   - Porque no me importaba y a ti tampoco debería importarte.
   - Pues sí que me importaba y mucho - me dice casi alzando la voz.
   - De verdad que no te entiendo.
   - Kim, por favor... solo, vete - me dice prácticamente susurrando y empieza a caminar hacia el edificio.
     Me quedo unos segundos sin moverme y cuando estoy segura de que no volverá, también me marcho; quizás para siempre.

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