Capítulo 23.

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               Kim

      Hoy mi día comienza distinto ya que Jin me lo dio libre y tenía que compartirlo entre las investigaciones del caso y la difícil elección de mi ropa para mañana.
     Elizabeth confirmó mi sospecha sobre la sangre que encontré: era de la víctima; lo que nos lleva a que mi antigua habitación fue la escena del crimen. Volví a allí, aunque no quería. Steve me convenció de que me acompañaría para encontrar el arma homicida, la cual resultó ser como nos dijo Elizabeth: un cable coaxial con conductor flexible. Las huellas encontradas en él pertenecen a tres personas: Kristie Stand (la víctima), Robert Stand (el esposo) y William Stand (hermano de Robert, es decir, mi tío).
     A las tres de la tarde, mi situación cambiaba de mal a peor. Ya no era solo mi madre muerta, también tenía que tomar el testimonio de quien se decía mi padre, después de encontrarlo  (tarea de la que se encargaría Steve). Luego de terminar mis investigaciones del día, Elizabeth se compromete a ayudarme con las compras ya que tenía varias ideas y no quería dejarlas pasar.
     El centro comercial está lleno. Nos hacemos paso hacia una tienda de ropa. Elizabeth escoge algunos conjuntos que no eran mi estilo.
   - Oye, ¿y este? - me pregunta con una percha en la mano en la que se encontraba un blusa blanca que debía quedar holgada al cuerpo - Es seria y bastante discreta.
   - Me gusta, me lo probaré con este y... mmm... esto - le digo enseñándole una falda negra y unos zapatos de secretaria del mismo color con unos diez centímetros de alto.
     Me meto en el vestidor y me pruebo el conjunto completo. Va muy bien con mis lentes, los cuales uso permanentemente desde hace cuatro años cuando me diagnosticaron miopía progresiva. Me entretengo un rato mirándome al espejo que hay detrás de mí. Al salir Elizabeth está al otro lado de la tienda con una sonrisa tonta en la cara.
   - ¿Qué pasa?, ¿por qué sonríes de esa forma? - le pregunto ya sabiendo lo que significa esa cara embobada.
   - Kimberly, si te lo digo no me lo vas a creer.
   - ¡Habla! - le digo ansiosa.
   - Me he encontrado al chico más guapo, caliente y... ¡Oh, por Dios!. ¡Qué sonrisa¡, ¡qué mirada! - me dice en voz baja, aguantando las ganas de gritar.
   - Ok, pero te has alborotado de una manera...
   - Es que... él me miraba, yo lo miraba, él sonreía, yo sonreía. Escena de película, Kim, ¡de película!

               .........................

     Mi día comienza horrible, el nervio me tiene tropezando más de lo normal. En el baño, ya desnuda, me doy cuenta de que no había llevado la toalla, así que, tuve que salir a buscarla. Desayuno un sándwich y me lavo los dientes.  Comienzo a vestirme, pero dejo los zapatos para antes de salir a la calle, si no es posible que los rompa. El maquillaje lo tengo que hacer por segunda vez, aunque ahora solo hago lo poco que sé: labial, delineador de ojos, algo de base para mis ojeras y el rímel. La parte más difícil ya pasó pues no  tengo que controlar mis salvajes rizos hoy porque ayer me lacié el cabello y ahora ni siquiera  se me enreda. Tomo todos mis papeles para la entrevista y salgo a buscar un taxi. Al entrar al auto me llegan dos mensajes de texto, uno es de Jin:
      "Suerte con la entrevista. Consejo: ve con confianza y segura, no muestres debilidad".
     El otro es de Elizabeth.
      " ¡Que te vaya bien, Kim! Por cierto, pasa hoy por la policía para hablar del caso. Adiós".
     Es bueno tener personas apoyándome de vez en cuando.
     La empresa del amigo de Jin es inmensa. Entro a uno de los ascensores con dos chicos y una mujer. Esta última me llama la atención por su ropa. Está vestida con un jean negro, una blusa de tela transparente color salmón y unas plataformas negras de tacón ancho. Su pelo semirrecogido es de un castaño muy oscuro y lacio, con algunas  capas que adornaban su rostro alargado. Parecía muy joven, quizás uno o dos años mayor que yo. Sus ojos eran un poco rasgados y pequeños, nariz en forma de L y labios finos. Se veía elegante y se notaba que era de carácter muy fuerte. La chica me dio algo de esperanza de ser contratada ya que debemos tener casi la misma edad.
     Me bajo del elevador y camino hasta el escritorio de la secretaria.
   - Vengo a ver al señor Kim Taehyung.
   - ¿Tiene cita? - me pregunta con indiferencia.
   - Sí.
   - Él no la puede atender ahora. Está reunido, espere - me contesta.
     En seguida que crucé una palabra con esa chica no la soporté. Me da la impresión de que se cree mejor que yo o cualquier otra, hasta su aspecto era de ese tipo de persona. Era rubia, muy pálida y demasiado maquillada. Llevaba un escote excesivamente atrevido para ir a trabajar y hacia muecas cuando hablaba conmigo.
     Un rato después de estar allí sentada aparece la chica del ascensor. Se dirige a la secretaria y le regala una hipócrita y nada disimulada sonrisa, dice algo y se sienta a mi lado.
   - ¿Llevas mucho rato esperando? - me pregunta de repente.
   - Un poco - contesto con timidez - Dice que está reunido - hago un gesto despectivo inconscientemente al señalar con la barbilla a la secretaria.
   - El señor Kim siempre está muy ocupado y más ahora que la empresa está así.
   - Sí,  me hablaron de la situación económica y de lo frecuente que desemplea a los trabajadores.
   - Es muy exigente - afirma - ¿ Por qué estás aquí? No te había visto antes.
   - Me gradué de diseño hace poco, el señor Kim Seok Jin me recomendó - respondo a su pregunta con más confianza.
   - ¡Oh, una entrevista! Si Jin te recomendó debes de ser buena.
   - ¿Lo conoces?
   - Ayuda a todo el que puede, es demasiado bueno.
     La puerta de la oficina se abre y salen tres hombres mayores y detrás un joven alto, muy - ultra - súper - a - trac - ti - vo. El chico no usaba saco ni corbata, solo una camisa de lino y un pantalón negro a la cadera junto los zapatos. Le da la mano a los tres hombres y se dirige a la secretaria.
   - Seño Kim, Milena lo espera desde hace un rato.
   - No Katy, ella va primero.

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