Capítulo 27.

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          Kim.

     Al otro de la barra se encontraba mi nuevo jefe Kim Taehyung sentado mirándome. Termino lo que tenía el vaso, tomo el llamado (muy ingeniosamente) "Orgasmo  con grito" y me siento a su lado.
   - ¿Bebiendo antes de tu primer día, Kimberly? - me pregunta irónicamente acercándose más a mí. Está en mi mismo estado.
   - Te acuerdas de mi nombre. Tal vez no fui tan insignificante - le digo tomando un sorbo.
   - No me gustó que me desafiaras, ¿sabes? Eso fue lo significativo y bueno... también tus piernas - me dice lamiéndose los labios, gesto que me hace apretar un poco mis muslos.
   - Lógico, también me gustan - le digo y aprovecho la cercanía  para detallar su cuerpo. Taehyung llecaba una camisa negra con carteles rojos  y blancos, una chaqueta del mismo color y unos jeans negros. Su ropa le hacía ver más cuerpo del que tenía pues su complexión era menuda como la mía. Llevaba el mismo estilo de pelo que hasta hace unas horas: de color morado grisáceo y muy desordenado.
   - ¿Te gustó? - me pregunta después de empinarme al vaso  (pero no completamente).
   - Es fuerte, pero está bueno ¿Qué tomas tú?
   - ¿Este? - pregunta levantando su vaso y asiento - Se llama "Sex on the beach" ¿Quieres probarlo?
   - Mmm... Suena delicioso - se la quito de las manos y tomo un poco - Es dulce.
   - ¿Por qué estás aquí, Kimberly?
   - Porque tengo una historia que quiero olvidar, ¿y tú, Taehyung?
   - Porque quería emborracharme un rato. ¿Lo hacemos juntos? - me dice, se levanta y coloca su brazo apoyando el codo en la barra parándose frente a mí, de manera que al girarme hacia él, sus caderas se encuentran entre mis rodillas.
   - Hagámoslo - chocamos los vasos y bebemos un poco mientras nos reímos - La única vez que estuve ebria me caí en la bañadera.
   - Mi última vez casi meto en mi cama a un travesti. Si un empleado no me lo dice... no quiero saber que me hubiera pasado - me río a carcajadas de su horrible historia - Espera, ¿esta es la segunda vez que estás ebria?
   - Sí y tampoco sé nada de bebidas. Bebo cualquier cosa menos vino y tequila, me dan asco.
   - Pues hoy vas a probar de todo lo que yo me acuerde. Vas a beber como una verdadera alcohólica ¡Pelirrojo! - llama al barman, el cual acude inmediatamente - Traeme dos tragos de todo lo que tengas ahí. La cuenta es mía, ojitos verdes, no te preocupes.
     Media hora después de estar bebiendo hasta quemarme la garganta, terminamos hablando del feminismo.
   - Si las mujeres mandaran en el mundo, no podría cogerme a una todas las noches. No es justo - comenta.
   - No es mandar. Si hay machismo, hay feminismo y los dos deben estar equilibrados.
   - Cuéntame de algún "acto de expresión feminista" protagonizado por ti - dice haciendo comillas con sus dedos.
   - No sé si lo es, pero hasta hace dos horas estaba golpeando a mi padre por unas mierdas que me hizo en el pasado.
   - ¡Eso, Kimberly! Bien - trata de chocar los cinco conmigo pero ninguno logra coordinar sus manos, hasta que él sujeta la mía y la choca. Taehyung me hala para que me ponga de pie junto a él y casi me caigo.
   - ¡Vamos a bailar! - exclama.
   - Aquí no hay música.
   - Pero detrás del bar hay una fiesta tremenda ¡Vamos! - me arrastra hacia la parte trasera - ¡Oye, es Drake!
     Cinco canciones después de gritar, saltar y bailar mi cuerpo sigue lo suficientemente activo pues Taehyung compró más y más bebidas y no nos cansábamos con nada.
     Sigo restregando mi trasero contra el pantalón de mi jefe cuando él pasa de tener sus manos en mis caderas a subirlas hasta la faja del jean y entrar sus dedos pulgares más allá de mis bragas. Ese mínimo gesto me dio ganas de pegarme más y aunque lo hacía, no me conformaba. Necesitaba sentirlo, rozar piel con piel con Taehyung. No aguanté mucho, me giro para verlo a los ojos pero me sorprende pegando mis caderas a las suyas y su boca a la mía. Su lengua mostraba desespero al invadirme inmediatamente. La mía se le unió queriendo llegar más profundo. Sus labios carnosos me volvían loca desde hacía ya un tiempo, cada vez que se los lamía de manera tan sexy. Quería morderlos, arrancarle cada pedazo de ellos con mis dientes. Taehyung  comenzó a meter sus grandes manos dentro de mi enguatada hacia una de mis zonas más sensibles: la cintura. Largos dedos me acariciaban, hacían que mi cuerpo se erizara, me apretaban más y calentaban mis genitales rápidamente. Mientras salíamos de la multitud hacia una esquina apartada, no pude evitar pasar mis dedos dentro de su pantalón, halaba el elástico de su boxer indecisa en ir más allá o no. Al final casi la meto completa, pero él separó su boca rompiendo el beso.
   - ¡Ay! Para el auto antes de que me corra aquí mismo - jadea.
     Su cuerpo comienza a empujarme hacia afuera, donde nos metemos en un auto negro. Taehyung me sienta a horcajadas encima de él y cierra la puerta.
   - Sam, cierra las ventanillas y la parte de atrás como siempre. Pon la música que me gusta y concéntrate solo en conducir a mi apartamento - le dice al hombre que estaba al volante.
     Una ventanilla negra dividió la parte trasera del asiento del conductor y un segundo después la música comenzó a sonar.
   - Él no escuchará nada y si lo hace, es mudo - me dice sonriendo y vuelve a besarme.
     Taehyung toma de una pequeña botella metálica y me ofrece. Termino con lo que quedaba cuando me apoya completamente entre los dos asientos y se coloca encima de mí en cuatro.
   - ¿Cuándo me vas a enseñar tu técnica de sexo oral, Kimberly? - me pregunta.
   - Cuando tú me enseñes la tuya.
   - ¡Yeah! Ahora mismo, bebé.
     Taehyung desabrochó el botón y baja la cremallera de mis jeans. Comienza a deslizarlo por mis piernas hasta más abajo de las rodillas. Toma mis muslos y los abre. Me alegro de haberme depilado las piernas hoy. Sus labios reparten pequeños besos por mi piel mojándome con su lengua. El fuego se concentraba en la parte baja de mi vientre. Cuando me quita la bragas, mete su cabeza casi completamente en mi entrepierna.
   - ¡Ay, Tae! ¿De dónde saliste? - digo gimiendo cuando siento su lengua adentrándose en mi vagina. Cruzo mis piernas por detrás de su cabeza para acercarlo más a mí. Lame mi clítoris y acerca una de sus manos. Introduce dos  dedos directamente. Jadeo mientras los saca y los mete de nuevo, rozando el frío  metal de sus anillos con mis paredes que estaban sumamente calientes y muy sensibles.
   - Kimberly - me llama - Sabes bien - sonrío de manera tonta y meto su cara de nuevo en donde nunca debió salir. Combina sus dedos largos con su profesional lengua para llevarme pronto a mi límite cuando un golpe en la ventanilla negra interrumpe mi mejor momento ¡Voy a matar a Sam!
   - ¡Llegamos!

 

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