Capítulo 18.

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        Kim.

     Decidí ir a una de esas fiestas que hacen los viernes en la Universidad. Las pocas veces que fui en el pasado solo hubo música a tope y borrachos por doquier. Está será igual, no sé ni por qué vengo.
     Llevo una ropa sencilla: jeans apretados y por la cintura, una blusa metida por debajo del fajín del pantalón y unos tennis que me compré no hace mucho.
     Choco con un borracho a la entrada y me tira la botella de cerveza, pero logro esquivarla aunque le da a otro borracho. Me alejo de ellos y comienzan a pelearse. Entro y empujo a unas cuantas personas para llegar a una caja con algunas botellas de cerveza, decidida a tomarme una por primera vez para ver como se siente.
 
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     Posiblemente ya estoy terminando mi cuarta botella, pero no me siento muy ebria. Sin embargo, estoy aburrida de ver lo mismo. Salgo a la parte trasera y me adentro en un campo de fútbol vacío. Me siento en el césped a mirar las estrellas, aburrida empiezo a contarlas. Al rato, se oye detrás de mí a un chico hablando por el móvil.
   - Pero yo te quiero a ti. ¿Por qué no lo puedes entender? - hace una pausa escuchando a la otra persona - Te prometo que no tocaré a otra que no seas tú. Dame una oportunidad - el chico tira el teléfono al suelo - ¡¡¡Mierda!!! - toma un gran trago de una botella de alcohol que tenía en la mano. Vuelve a tomar el móvil y se lo coloca junto al oído, después de toquetear un poco en él - Milena, por favor. No me hagas esto... ¡Milena! ¡ Milena, no cuelgues! ¡ No! ¡ No, no lo hagas! - tira el teléfono al suelo nuevamente y lo pisotea.
     Se toma lo que quedaba de su botella de una sola vez. Luego de estar gritando como un loco el nombre de esa chica por todo el terreno, se planta frente a mí a hablar estupideces.
   - ¿ Por qué todas las mujeres son tan masoquistas? Se van con el que no las quiere y el que se rinde a sus pies, lo mandan a la mierda - entra al edificio y se vuelve a parar al frente de mí tomándose una de las tres botellas de alcohol que había ido a buscar - Yo soy Park Jimin, heredero de una fortuna enorme, guapo de pies a cabeza, he follado a la mayoría de las chicas de esta universidad y tengo a la otra minoría detrás de mí. Entonces, ¿por qué la única chica a la que quiero de verdad no me acepta?¿Sabes qué?¡Soy un imbécil!
   - Tal vez ese sea el problema - susurro por lo bajo, analizando.
   - ¿Qué?, ¿dijiste algo? - niego con la cabeza - ¿ Qué se supone que haga? Tú eres mujer,  dime algo.
   - ¿Estás seguro de que la harás feliz? - asiente con la cabeza - Entonces demuéstrale eso.
   - ¿Haciendo qué? - me pregunta desesperado.
   - Cásate con ella; si no quiere, oblígala.
    - ¡Claro! ¿Cómo no lo pensé? Te juro por Dios que vas a ser la madrina de mi boda con ella - camina desequilibrado hacia mí y me abraza. Siento un poco el olor a alcohol y lo aparto un poco.
   - Te lo advierto, ya me estoy empezando a sentir mal. Estoy bien ebria, no me hagas caso.
     Jimin se aleja de mí y vomita en el césped.
   - ¡Uy! Mejor me voy de aquí - le digo dirigiéndome al edificio.
   - ¡Gracias! - oigo que me grita. Estoy segura de que cuando su cabeza esté en su lugar,  no obligará a una chica a casarse con él.

                    .......................

     Entro a mi casa más borracha de lo que salí de la Universidad, pero solo a mí se me ocurre tomarme dos botellas más de cerveza cuando ya sabía que estaba bien ebria. Estoy mareada y desequilibrada cuando me siento en uno de los muebles.
   - ¡Yoongi! - empiezo a gritar su nombre. Al rato de que no me contesta, me doy cuenta de que no está en casa. No me preocupa en lo absoluto, esto es parte  de su vida. No sabes cuando se puede perder y no regresar. Muchas veces no vuelve en tres días como mínimo y durante ese tiempo no da ninguna noticia.
     Siento un asco subiendo por mi garganta y corro hacia el baño. Vomito en el inodoro y cuando me alejo de este, me caigo dentro de la bañera. Me doy cuenta de que mi torpeza habitual se está mezclando con la típica de una borracha y hacen una muy peligrosa combinación, así que el lugar más seguro para mí en este momento es la cama.
     Amanezco con un dolor de cabeza horrible que me quita hasta las ganas de comer, por lo tanto me paso el día sin nada en el estómago. Asisto a la Universidad y al salir de clase encuentro al chico de anoche con alguno de sus amigos a su alrededor. No recuerdo su nombre, creo que es Park... algo. Cuando paso por su lado, nuestras miradas se coinciden pero enseguida la aparta, se sonroja y me ignora.

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