Capítulo 28.

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Taehyung.

Kimberly sube a mi espalda. Es bastante liviana. Corro como un loco hacia el edificio.
- ¡Agente Stand!, ¿a qué velocidad se acerca el enemigo? - pregunto fingiendo una voz algo extraña.
- ¡Comandante Taehyung, son más rápido de lo que pensaba! ¡Hay que llegar rápido a la base!
- ¡Eso intento, ya casi! - grito - ¡Sí! ¡Sanos y salvos! - Kimberly baja de mi espalda.
- ¡Buen trabajo, Comandante! - exclama sonriendo y haciendo un torpe saludo militar.
- ¡Excelente trabajo, Agente! - la imito. Sam nos observa con cara de aburrido. Me juego que dabe estar pensando algo como: "Confirmado, tiene algún problema mental".
- Piso 5 - le digo a Kim.
- Ascensor 1 - contesta sabiendo lo que estoy pensando.
- Ok, ascensor 2 - le sonrío - Uno... dos y... ¡tres! - corremos hacia los diferentes ascensores que elegimos y presiono el botón 5.
Al llegar a arriba celebro mi victoria y le saco la lengua a Kimberly.
- ¡No es justo! ¡No hay mamada para ti, Tae! - me grita riéndose al entrar en el apartamento.
- ¡Encontré algo de vodka! - le digo sacudiendo la botella cerca de su rostro.
Pasamos al cuarto después de bebernos todo. Kimberly se deshace de sus tennis y se tira a la cama.
- ¿Ya te cansaste? - le pregunto.
- No - dice halándome del brazo para acostarme junto a ella - Me toca.
Kimberly se arrodilla con mi cuerpo entre sus piernas. Comienza a besarme, primero en mis labios, después baja por la mandíbula hasta mi clavícula donde se detiene y me quita la chaqueta y la camisa. Muerde suavemente una de mis tetillas y la hala a la vez. Su mano comienza a bajar hacia mi cinturón, demora un segundo en desbrocharlo.
- Vamos a ver que tienes ahí - me susurra al oído. Muerde mi labio inferior y dirige su cabeza hacia la parte baja de mi abdomen, dejándome con las ganas. Al deslizar el pantalón, el roce de sus dedos por mi vientre termina por aumentar el bulto que se estaba formando dentro de mi boxer. Kim me mira sonriendo mientras se muerde su labio inferior - Me encanta - dice y me quita el boxer. Al salir mi miembro completamente erecto, lo toma en su mano - Tae, ¿cuánto mide esto?
- No- no sé - jadeo.
- ¿Tiene nombre? - pregunta.
- Puedes llamarlo Taeconda - le digo. Ella comienza a lamerlo con sus manos aguantando mis testículos.
- Vamos a ver si me cabe - Kimberly lo rodea con su boca y lentamente se lo introduce. Sus ojos brillaban cuando se encontraron con los míos mientras movía su cabeza de abajo hacia arriba con una velocidad regular. A medida que mi excitación aumentaba, quería que se moviera más rápido. Enredo mis dedos entre sus cabellos y guío sus movimientos.

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2:00 am.

- ¡Piedra, papel o tijeras! - cantamos juntos.
Kimberly elige piedra y yo, sin pensar, papel. Había perdido ya cuatro veces y se obligaba a sí misma a quitarse sus tres anillos y el reloj. Yo solo había perdido los zapatos. Me hace una mueca y se quita la enguatada.
- Te ves mejor así - le digo y me tira una almohada.
Después de perder dos veces me quedé sin la chaqueta y la camisa. Un rato después Kimberly se quita sus jeans y ambos ya estamos en ropa interior.
- ¡Solo te queda una pieza! - dice señalando el boxer y riendo.
- ¡De nuevo! ¡Piedra, papel o tijeras! - exclamo - ¡Buuu! ¡Sujetador fuera!
La forma de sus pequeños y redondos senos me distrajo de la competencia y pierdo. Comienza a saltar de alegría en la cama y ese movimiento me distrae más que antes. No solo era ella la que iba de abajo hacia arriba, sino que aquellas dos cositas que no sabía porqué me llamaban tanto la atención se movían tanto como Kimberly.
- Tres partidas más - le digo - ¡A ganar!
- ¿Para qué? Ya perdiste.
- El que pierde hace lo que el otro quiera por lo que queda de noche.
- Ok.
La dejo desnuda en la primera partida y gano también la segunda.
- ¿Qué quieres que haga? - pregunta después de quejarse.
Me acerco a ella y la empujo con mi cuerpo hasta la cama.
- Quiero el postre.
- Pervertido - me dice riendo y asiento con la cabeza.
Comienzo besando sus labios salvajemente, me mordía y me chupaba, reteniéndome unos segundos más en su boca. Deslizo mis manos por su abdomen hacia su seno derecho para masajearlo suavemente, al rato las sustituyo por mi boca. Muerdo su pezón y lo suelto cuando jadea al curvar su espalda hacia mí. Kimberly agarra mi polla y empieza a frotarla de abajo hacia arriba. Mis dedos se abren paso entre sus labios mayores hasta su clítoris para acariciarlo y después introducirse en su vagina. Incluso sin ver parecían conocer el camino a seguir. Nuestras respiraciones se aceleraban y jadeábamos uno contra el otro. Kimberly tenía los ojos cerrados, los apretaba cada vez que entraba y salía de ella mientras se mordía su labio inferior.
- ¡Ayyy!... - jadea - Tae, métemela ya.
Alejo mi mano de su genital y busco un condón que estaba en la pequeña cómoda al lado de la cama. Mi torpe movimiento provoca que el balde con hielo que acompañaba a la champaña callera al suelo y algunos de los cubos encima del cuerpo de Kim que respiraba entrecortadamente. De inmediato me coloco el condón y la penetro. Comienzo a moverme de adentro hacia fuera. Sus manos se posaron en mi espalda, presionado sus dedos sobre mi piel. Mi boca se distrae en su cuello, al tormar con los dientes un trozo de hielo ya medio derretido unido a el sudor. Lo coloco entre nuestras bocas. La lengua de Kimberly se asoma entre sus labios y se lo lleva adentro, conmigo detrás. A medida que el agua helada llenaba nuestras bocas, aumentaba poco a poco el ritmo. El inmenso placer que comenzaba a sentir hizo que la dejara de besar y estirara mi cuerpo hacia la cabecera para agarrala y apretarla fuertemente con mis manos. Esto provocó que Kimberly se aferrara a mis caderas y aumentara la velocidad.
- Dale más fuerte Tae... -dice entre gemidos.
Esta vez entre con mucha fuerza, así que solté un gemido más alto. Kim casi grita de placer. Este ritmo me encanta; le gusta follar duro y solo de saberlo me excita. Bajo las manos y coloco encima de las de ella, que se habían movido a los lados de su cabeza, entrelazando los dedos. Nuestras miradas se encuentran; noto que sus ojos verdes perdieron la inocencia,y me obsevaban sin pestañear, hipnotizandome. A los pocos segundos llegamos al orgasmo. Me quito de encima de ella para tumbarme a su lado totalmente agotado. Comienza a reirse a carcajadas mientras se acorruca en mi pecho y acaricio su cabello.
- Esto es sexo - dice.
- Me gustas - digo sin pensar. Ella rió de nuevo, más fuerte.
- Estas borracho ¿Recuerdas? - hace una pausa - pero si te sirve de consuelo tú también me gustas - dice y los dos caemos en cuenta de la estupidez que hemos dicho, entonces nos carcajeamos sin parar.

Perdón x demorarme tanto en publicar, es q estoy en otro proyecto ahora. Pero les prometo q no dejaré la historia a medias. 😋
Gracias x leerme y por favor dejen sus comentarios para saber q les parece. Acepto todo tipo d opiniones.
Besotesss😘

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