Capítulo 22.

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Kim.

- Bien, ya estamos aquí - Steve para el auto y salimos al mismo tiempo - ¿Qué querías ver?
     Observo el lugar. Aún no estoy segura del todo, tengo que adentrarme  más entre los árboles,  siguiendo una de las vertientes del río.
   - Voy a caminar un poco. Si quieres puedes esperarme aquí.
   - No te tardes, dentro de una hora comienza a anochecer - asiento con la cabeza.
     Cuanto más avanzaba, más recuerdos venían a mi mente. "Sí, es aquí". La casa aún se conservaba. No es muy grande pues mis abuelos la compraron con el salario ahorrado de veinte años de trabajo duro. Un poco antes de su muerte, mi madre se casó con mi padre y se mudaron a esta casa. Nací yo y pasó todo lo que pasó. Mi familia nunca fue adinerada, así que hay grandes posibilidades de que ellos siguieran viviendo aquí hasta hoy.
     Me acerco a la puerta y giro el pomo. Está abierta. Entro y veo que todo está destrozado: floreros en el suelo rotos, sillas caídas en el comedor...
     Decido pasar a mi antiguo cuarto. Me sorprende encontrar sangre, tomo una pequeña muestra con un pañuelo que de casualidad llevaba y la introduzco en un sobre. Por lo demás, todo está tal y como lo dejé. Estar aquí me mueve muchas emociones por dentro, pero no me permito echarme a llorar; después de tantos años no pienso derramar una sola lágrima más en este lugar.
     Salgo de allí rápido. Ni siquiera quiero entrar al cuarto matrimonial, si lo hago soy capaz de prenderle fuego a la casa. Regreso al auto y cuando llego, veo a Steve apoyado en él.
   - Por hoy terminamos, pero primero llevémosle esta muestra de sangre a Elizabeth. Quiero saber a quién pertenece - Steve asiente, entra al auto, enciende el motor y comienza a conducir.
   - ¿De dónde lo sacaste? ¿A dónde  fuiste? - me pregunta.
   - ¿Es necesario que te lo diga?
   - Sabes que tarde o temprano lo vas a tener que soltar - ¿Por qué a todos les causa tanta curiosidad mi persona?
   - Está bien. Fui a la residencia de la víctima. Estaba en mi antigua habitación - le digo rodando los ojos.
     Elizabeth se pone feliz cuando le entregamos la nueva prueba y dice que mañana mismo tendrá los resultados. Le encanta su trabajo.
     Wood recoge unos papeles de su oficina antes de ofrecerse a llevarme a casa. Al salir, su secretaria lo intercede. Karla es la gordita más simpática que había conocido y lo que más me gustaba de ella era que no tenía pelos en la lengua. Decía todo o casi todo lo que pensaba. Por eso estaba siempre atenta a cada una de sus conversaciones, o se podría decir escenas, con Steve:
   - Agente Wood, que bien lo veo hoy - le dice mirándolo de arriba a abajo sin ningún disimulo y sonriéndole.
   - Si... ehhh... Me encuentro en perfecto estado - y él le contesta con amabilidad a pesar de sentirse incómodo.
   - Verá, es que usted es una persona muy robusta - dice articulando notablemente la última palabra - y pues yo quería hacerle una pregunta.
   - ¿Cuál?
   - Quiero saber a que gimnasio va, es que necesito bajar de peso. ¿No lo cree? - pregunta deslizando sus manos desde sus pechos hasta sus caderas.
   - Voy al que está a una cuadra de mi casa. El entrenador está... - se aclara la garganta y prosigue - muy capacitado. Mañana te doy la dirección. Kimberly, te espero en el auto - se apresura en salir de  la estación.
   - Así que bajar de peso, ¿eh? - le digo a Karla.
   - Mi amor, quiero ver a ese bombón ejercitando los músculos. ¡Uy!. Ya me estoy calentando - dice simulando un abanico con su mano - No puedo creer que en tres años no te hayas aprovechado. Estoy segura de que ya has bajado ese pantalón, ¿verdad?
   - No es mi tipo. Karla, respeta - digo riéndome de su comentario - Adiós - le doy un beso en la mejilla  y me voy al auto.
     Al llegar a casa veo que Yoongi está empacando sus cosas.
   - ¡Hey!, ¿qué haces?. ¿Te mudas? - pregunto sorprendida.
   - Sí. Oye, llegó una notificación. Tenemos un mes para desalojar este lugar.
   - ¡Mierda!, ¿y ahora qué hago?
   - No me lo preguntes a mí,  ya tengo casa. Solo espero que no te quedes en la calle.
   - No-no te preocupes. Encontraré  una solución - le digo y me acerco a él - ¿Y tú qué?. ¿Me vas a extrañar?
   - ¿Extrañarte yo a ti? No lo creo, pero como consuelo te doy un abrazo - Yoongi me toma en sus brazos (creo que es la primera vez que estoy tan cerca de él) - Cuídate - me susurra al oído y se aparta. Camina hacia la puerta, la abre y me mira sonriéndome - ¡Adiós!
 

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