Kim.
Un mes después.
En el restaurant hay mucho movimiento lo cual es muy habitual desde que llegué a aquí a trabajar como camarera. Hoy recibo mi primer pago y tengo pensado guardar una parte y la otra dedicarla a comprar algo de ropa, no tengo mucha ya que en la academia solo daban dos mudas al año y era todo en blanco o negro.
- Kimberly, el jefe te llama - me susurra Anna al oído.
- Voy ahora. ¿Te dijo qué era?
- No, pero no puede ser nada malo - si ella lo dice, tenía que ser verdad. Anna conocía a Jin desde hace cinco años y siempre se han llevado bien. Él es un buen jefe, es amable y se ha mostrado como un gran amigo desde la primera vez que hablamos cuando, indirectamente, me ofreció trabajo. Jin tiene mucho dinero pues controla una cadena de lujosos restaurantes por varios países; sin embargo, es humilde.
Me dirijo a su pequeña oficina, en la cual pasa mucho tiempo pues está todo el día de aquí para allá y de allá para acá por "emergencias de trabajo",según él.
- ¿Señor Kim? - pregunto antes de entrar.
- Pasa Kimberly - entro y me indica que me siente al frente de su escritorio - ¿Qué es eso de señor? Solo dime Jin - me dice riéndose.
- Lo intentaré.
- Kimberly, te he llamado porque necesito que me hagas un favor - saca de abajo de la mesa una caja mediana - Si pudieras llevar esto a una dirección sería de una gran ayuda. No te lo pido como tú jefe, sino como tu amigo.
- Claro, cuenta conmigo - digo sin pensarlo dos veces, le debo una grande a Jin y sé que esta bobería no se lo compensaría, pero por lo menos para empezar.
- ¿Sabes por qué no la mando por correo? - niego con la cabeza - Porque es importante lo que hay dentro. Confío en ti, sé que no vas a andar de entrometida, abriéndola a escondidas. - me entrega un papel con la dirección apuntada - ¡Ah! Y tómate la tarde libre.
La casa que Jin quería que buscase se encontraba un poco fuera de la ciudad. Es inmensamente grande, sin incluir el gigante jardín que hay a su alrededor. Está rodeada de un muro de uno o dos metros más alto que yo y la puerta de entrada está vigilada por dos guardias con traje negro que dan miedo. Al acercarme a ellos me detienen.
- Vengo a entregar un paquete de parte del señor Kim Seok Jin.
- Su nombre, por favor.
- Kimberly Stand.
- El señor Kim dijo que vendría. Le avisaremos al segundo jefe. Puede pasar - la puerta se abre dando paso al hermoso jardín con gran variedad de flores, arbustos y al costado, hay un gigantesco laberinto, parecía de película. La puerta para entrar a la casa estaba abierta y adentro me esperaba un señor, con más de cincuenta años vestido de mayordomo que me guió hasta la sala principal y me dijo que enseguida vendría "el jefe joven". La decoración era sencilla, pero lujosa. Abundaban los colores claros dando una sensación de naturalidad, la cual combinaba con el exterior.
Unos pasos se oían detrás de mí. Al girar la cabeza veo a un chico bajando las escaleras. Cuando llega a mí, me ofrece la mano y simplemente la tomo.
- ¡Hola! - me dice entusiasmado reflejando una adorable sonrisa en su cara de ratón - Me llamo Jeon Jung Kook, mi primo me dijo que me traerías un paquete.
- Sí, aquí lo tengo - le entrego la caja y cuando la toma en sus manos, la empieza a abrir desesperado por ver su contenido. Cuando logra abrirlo, saca unos dispositivos electrónicos pequeños y otro un poco más grande - ¡Wow! Son los últimos que salieron. ¡Son geniales! - dice examinándolos - ¡Oh! Perdón. Me había olvidado de ti. ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Kimberly, trabajo de camarera en uno de los restaurantes de Jin.
- Yo soy su primo. Vivo con él desde hace unos diez años - ¡Claro! Esta casa no puede ser de este chico que aparenta tener unos dieciséis años. Tenía que ser de Jin, por supuesto.
Nos quedamos hablando un buen rato. Me contó que sus padres murieron en un accidente de avión y que desde ese momento vivía con su único primo pues no tenía más familia. Sus tíos se la pasaban viajando por el mundo, de negocio en negocio y todos los días ellos le transferían dinero al banco. A Jung Kook le gustaba todo lo relacionado con la informática, computadoras y nuevas tecnologías de todo tipo. Le conté como fue que Jin me ofreció trabajo, aquel día frente al restaurant.
Mi tarde libre la dediqué a pasar por la estación de policía más cercana al apartamento donde estoy viviendo. Un nuevo caso de robo me esperaba para resolver como la asistente del agente Steve Wood, quien tenía cerca de veintiséis años y lograba llamar la atención de todas las chicas que lo veían diariamente en su oficina enfrascado en su trabajo y se pasaban el día hablando de él sin ningún tipo de decoro. Trataba a todas las mujeres por igual, con una amabilidad y caballerosidad un poco exagerada, incluyéndome. Sin embargo, no sentía ni la más mínima atracción por él. La verdad, me aburría a veces.
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Fiksi PenggemarKim es una chica que vive desde los siete años en una Academia Militar Femenina, adonde sus padres la enviaron, deshaciéndose de ella, por su gran violencia provocada por los abusos que sufría en su antigua escuela. La estricta protección sobre...