Capítulo Dos: Una madrugada fuera de casa.

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Camino con Jordan fuera del cementerio, relatándole todo lo que he vivido camino a este silencioso lugar. Ella escucha con atención y en silencio.

—¿Estaré loca? —indago con temor.

—No, como te he dicho en las otras ocasiones. Esto debe de estar sucediendo en tu vida por una importante razón, tan sólo... debes de aceptar y seguir para descubrir su origen. —responde con total seguridad.

—Gracias por estar a mi lado. —la miro de reojo con una pequeña sonrisa en mis labios.

—Y para siempre mi hermana de otra madre.

Caminamos con el cielo cambiando a distintos tonos previo a caer la oscuridad en un pequeño pueblo ubicado en Canadá. Saco de mi mochila un abrigo debido al frío viento que se cola por las calles, Jordan me acompaña hasta un viejo establecimiento con un letrero de se vende en la puerta.

Levanto el brazo lista para tocar la puerta, pero Jordan detiene mi mano.

—No creo prudente visitar a esta loca. —manifiesta mi mejor amiga, mostrando su evidente desagrado hacia esta mujer.

—Es mi única esperanza. —digo tratando de convencerla.

—Estoy segura de que es una bruja de china. —elevo el ceño confusa y ella resopla—. Revisa su cuello, total tiene su marca de hecho en China.

—Vamos Jordan, unas cuantas preguntas y nos vamos.

—Ella no sabe lo que hace. —musita entre dientes y golpea la puerta por sí sola.

La puerta se abre sola y al fondo, en medio de la sala de estar, una escasa luz y la anciana, bruja del pueblo y loca nos invita a pasar con un movimiento de manos. Ingreso antes que mi mejor amiga.

—¿Qué te trae por acá Saven? —pregunta con sus ojos cerrados, piernas cruzadas y un fuerte olor a incienso en el lugar.

—Deje el drama señora. —se queja Jordan y enciende la luz de golpe.

La mujer se queja con molestia y frotando sus ojos. Le lanza una mirada asesina a mi mejor amiga antes de mirarme directamente con sus claros ojos.

—¿A qué se debe tu visita? —vuelve a preguntar.

—¡Deberías de saberlo! —grita con desespero Jordan—. Se dice que saben la razón de quiénes las visitan con tan solo cruzar su puerta. —expone, caminando y mirando su entorno—. ¡Lo sabía! Mira, aquí está su truco para poder abrir la puerta con tanto drama.

Observo el lugar que señala Jordan y tiene la razón. Una cuerda se extiende desde su posición en el suelo, pasando por el techo hasta sujetar la puerta. Si mi mejor amiga no señala ese punto, nunca me hubiese enterado de que existía esa cuerda en su casa. Miro a la anciana con diversión y su rostro con arrugas deformarse al ser sido descubierto por su mayor rival, Jordan.

—¡Muchacha insolente! —la reprende escandalizada.

—Nos vamos de aquí Saven, está mujer es una mentirosa. —argumenta Jordan tomando mi brazo y jalándome rumbo a la puerta.

—Supe de su incidente en el cementerio. —comenta cuando estamos a punto de salir.

—Le escuchamos. —resopla Jordan al toparse con mi mirada suplicante.

Esa loca mujer es mi única esperanza.

—¿Qué sucedió? —indaga levantándose y comenzando a caminar en nuestra dirección.

—Alto ahí loca, mantenga una distancia de cinco pasos lejos de mi mejor amiga. —la detiene Jordan.

La anciana mujer la mira con desprecio, pero decide ignorarla y proceder a hablar:

—La vi caminar rumbo al cementerio y hablando en el proceso. ¿Qué sucedía? ¿Qué era eso que la mantuvo tan lejos de su alrededor?

—Me encontraba en un pasillo, escuchaba a una mujer rogar por qué la salvarán, no pude evitarlo y comencé a correr de pasillo en pasillo, buscándola, en algún momento choqué con ella y...

—Bueno, creo que es suficiente. —interviene de pronto Jordan, me jala sacándome de la casa—. Que no se vea como algo personal, pero esto no está al alcance de sus manos y en serio, espero que se venda su casa para que desaparezca de este lindo pueblo. Buen viaje y hasta nunca. —se despide Jordan y la puerta se cierra frente al rostro de la mujer.

—¿Qué te pasa Jordan? —le cuestiono molesta.

Ella se dedica a caminar hacia al frente, sin responder a mi pregunta.

—¡Oye! No me ignores. —le grito.

Silencio y aumenta su caminar. Gira en una esquina del lugar y desaparece de mi vista. Resoplo molesta por su irritante actitud y giro rumbo a mi hogar bajo el oscuro cielo.

—¡Querida! Qué bueno que te encontré, ¿vamos a hacer unas compras? —cuestiona David dentro de su camioneta de color rojo.

—Qué suerte encontrarme contigo David. —digo con felicidad y sin pensarlo demasiado me subo a la camioneta.

(...)

Abro el chat de Jordan y le envio un mensaje:

¿Dónde te metiste? ¡Espero estés bien y no te pase nada!
Nos vemos mañana :)

19:30 p.m.

No te preocupes. Ya estoy en casa sana y salva.

19:31 p.m.

Bloqueo el teléfono, me tumbo sobre la cama y una extraña ola de sueño comienza a abarcar mi cuerpo. Me acomodo por instinto en una relajante posición sobre la cama, miro la ventana iluminada por la luz de la luna y de a poco se vuelven pesados.

《—Vamos, ayúdame.

Debes de entregarla a los viajeros, ¿de acuerdo?

No lo olvides, dile que es por el bienestar del pueblo.

Siento un aire frío calar hasta mis huesos, mi cuerpo tiembla y busco con mis manos la frazada para cubrirme, pero no la encuentro.

¡No nos olvides!

Recuerda: luz, fuego y tiempo.

¡Luz, fuego y tiempo!

Estiro mi mano de nuevo en busca de la frazada, pero colisiona contra una fría piedra. Abro los ojos y grito con fuerza al no saber dónde me encuentro.

Observo la estructura que mi mano acaricia y leo el nombre de la lápida:

Violetta Parker.

¿Quién era ella?

Aparto con miedo mi mano y me levanto ubicándome de nuevo en el cementerio de Farren. Sacudo mi corto pijama y blusa de tirantes delgados, antes de avanzar hacia la salida. Camino mirando con nerviosismo mis costados, las medias ensuciándose por el sucio camino de tierra, hojas y ramas.

Dos veces en un mismo día. Vaya récord. Ni en mis momentos más vulnerables de niña visite el cementerio dos veces el día. Rara vez dos veces a la semana, siempre fue una vez.

Corro al visualizar el portón negro, trato de abrirlo, pero una enorme cadena con un candado me impiden hacerlo. ¿Y ahora qué? ¿Dormir en el cementerio? Tampoco puedo buscar la forma en la que he entrado porque no lo recuerdo y ni se como he llegado en primer lugar. Resoplo con cansancio y me siento con la espalda contra el portón. Debo de esperar.

Recojo mis piernas y recargo mi frente sobre ellas. ¿Cuánto debo de esperar? Resoplo fastidiada.

Un chirrido me obliga a levantar la cabeza y observar como aquel portón aparentemente cerrado, se desliza hacia afuera con ayuda de una fría ventisca. Me levanto de un salto y no dudo en verificar el estado del candado.

Abierto. Tal vez mire mal.

Salgo, cierro el candado y comienzo a andar al centro del pueblo.

Mis ojos vieron ese candado cerrado, entonces... ¿cómo se abrió? Tal vez la falta de dormir provocó que mi mente jugará en contra.

Susurros de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora